Espionaje Alemán en La Habana: un pasaporte hondureño de por medio.
Dominicales 2 septiembre, 2012 - 12:58 AM
Por: Rolando Zelaya y Ferrera
La pérdida de más de 500 buques aliados en la jurisdicción marítima
de Cuba hacía sospechar que los submarinos enemigos recibían información
de agentes de Eje en tierra acerca de las salidas y rumbo de los buques
aliados. Se estableció una cooperación entre las autoridades cubanas y
los servicios de inteligencia americanos (FBI) y británicos (MI6).
Agentes del FBI y del Servicio de Inteligencia Militar y Naval de los
USA fueron a Cuba a realizar sus propias pesquisas y a instruir a los
miembros de los cuerpos de investigación cubanos. De estos muchos fueron
enviados a los USA a recibir cursillos sobre métodos modernos de
contraespionaje.
Los
servicios de contrainteligencia británicos habían establecido en las
Bahamas una oficina que revisaba la correspondencia que salía desde
Latino América. Una carta remitida desde La Habana y dirigida España
llamó la atención de los censores. Abrieron el sobre y el análisis del
papel reveló un mensaje en clave escrito con tinta invisible. Oficiales
norteamericanos y británicos llegaron a La Habana para junto a la
contrainteligencia cubana tratar de dar con el agente enemigo. Un avión
equipado para detectar ondas radiales comenzó a sobrevolar La Habana y
encontró una señal emitida desde la zona cercana a los muelles.
Otra de las pistas que se seguía era rastrear los envíos de dinero
desde España, Portugal o Sudamérica (posibles pagos por la información).
Así fue como encontraron en el banco de una localidad cercana a la
capital una tarjeta firmada de un cobro de un giro de dinero sospechoso.
En el Correo Central de La Habana se interrogó a los carteros y José
Francisco Rojo (a quien tuve el gusto de tratar en mi niñez, ya que era
vecino de mi bloque de pisos en la calle Consulado, encima del Teatro
Musical de La Habana) recordó que aquella firma correspondía a uno de
los inquilinos de una casa de huéspedes de la calle Teniente Rey, Nº
336, quien recibía dinero de manera habitual. Así fue detenido Heinz
August Kunning o Enrique Augusto Lunin.
Era
natural de Bremen y tenía 31 años. Había llegado a la capital a bordo
del barco Villa de Madrid, el miércoles 29 de septiembre de 1941, bajo
el camuflaje de un pasaporte hondureño que lo acreditaba como ciudadano
de este país y que había sido adquirido en Hamburgo, mediante el pago de
5 mil marcos, de manos del cónsul de Honduras en esa ciudad, nombrado
Magín Herrera.
Lunin aprendió el espionaje en Berlín, especialmente técnicas para
operar aparatos trasmisores y receptores de radio, así como escritura
invisible. Cuando se estableció en Cuba como un comerciante hondureño
buscó socios del país y abrió una casa de modas en la calle Industria.
Cuando los miembros de la Policía cubana lo arrestaron, se
sorprendieron de la cantidad de canarios en jaulas que encontraron en el
piso de 2 habitaciones. Pronto circulo la versión de que el motivo de
este amor por la canaricultura era debido a que el trinar de los pájaros
ahogaba o confundía el sonido de un aparato transmisor-receptor
clandestino.La información sobre movimientos de buques mercantes y de
guerra los recogía durante sus paseos por la bahía, y en los bares del
puerto donde pagaba tragos a marineros.
El
19 de Septiembre de 1942, el Tribunal de Urgencias de La Habana
sentenció a muerte al espía confeso. Declaraba el tribunal en su
sentencia que habíase probado que Luning enviaba informes al gobierno
alemán sobre el movimiento marítimo en puertos cubanos además de
suministrar datos de importancia acerca de la ubicación y construcción
de las bases aéreas.
La pena de muerte fue confirmada el 30 de Octubre. La última
esperanza del reo era que el Presidente Batista conmutara la pena, pero
esta fue refrendada por el Jefe del Estado el día 8 de Noviembre, y
finalmente ejecutada en la mañana del 10 de noviembre de 1942, en los
fosos del castillo colonial del Príncipe, en la capital cubana. Según
testigos presenciales Luning se comportó con valor y entereza.
Batista posteriormente declararía ante los que opinaban que la
sanción había sido muy dura que era necesario sentar precedente de
severidad como advertencia. Las pérdidas de barcos y vidas habían sido
notables y buena parte de esos desastres se atribuyó a informes de
espías que operaban en la isla. Luning fue el único espía alemán juzgado
y ejecutado en América Latina durante toda la WWII. Contribuyó a
reafirmar su responsabilidad el hecho de que después de su ejecución los
hundimientos y estragos causados por los submarinos nazis en el área
decayeron enseguida.
Fuentes:
1. http://www.historiadehonduras.hn/
2. Un espía alemán en La Habana. Por Leonel Antonio de la Cuesta
Hitler´s Man in Havana. Heinz Luning and Nazi Espionage en Latin America, publicado por la editorial The University of Kentucky Press, 2008. Autor Schoonover
3. Chester, Edmund A.: Un sargento llamado Batista, Editora Arocha, La Habana
La Muerte viaja con pasaporte nazi. De Chongo Leyva.
4. Revista Bohemia no. 26, del 29 de junio de 1947, pp. 28-30,39, 66, 78.