lunes, 4 de febrero de 2013

Espionaje alemán en La Habana

Espionaje Alemán en La Habana: un pasaporte hondureño de por medio.

Dominicales  2 septiembre, 2012 - 12:58 AM



Por: Rolando Zelaya y Ferrera

La pérdida de más de 500 buques aliados en la jurisdicción marítima de Cuba hacía sospechar que los submarinos enemigos recibían información de agentes de Eje en tierra acerca de las salidas y rumbo de los buques aliados. Se estableció una cooperación entre las autoridades cubanas y los servicios de inteligencia americanos (FBI) y británicos (MI6). Agentes del FBI y del Servicio de Inteligencia Militar y Naval de los USA fueron a Cuba a realizar sus propias pesquisas y a instruir a los miembros de los cuerpos de investigación cubanos. De estos muchos fueron enviados a los USA a recibir cursillos sobre métodos modernos de contraespionaje.

Los servicios de contrainteligencia británicos habían establecido en las Bahamas una oficina que revisaba la correspondencia que salía desde Latino América. Una carta remitida desde La Habana y dirigida España llamó la atención de los censores. Abrieron el sobre y el análisis del papel reveló un mensaje en clave escrito con tinta invisible. Oficiales norteamericanos y británicos llegaron a La Habana para junto a la contrainteligencia cubana tratar de dar con el agente enemigo. Un avión equipado para detectar ondas radiales comenzó a sobrevolar La Habana y encontró una señal emitida desde la zona cercana a los muelles.
Otra de las pistas que se seguía era rastrear los envíos de dinero desde España, Portugal o Sudamérica (posibles pagos por la información). Así fue como encontraron en el banco de una localidad cercana a la capital una tarjeta firmada de un cobro de un giro de dinero sospechoso. En el Correo Central de La Habana se interrogó a los carteros y José Francisco Rojo (a quien tuve el gusto de tratar en mi niñez, ya que era vecino de mi bloque de pisos en la calle Consulado, encima del Teatro Musical de La Habana) recordó que aquella firma correspondía a uno de los inquilinos de una casa de huéspedes de la calle Teniente Rey, Nº 336, quien recibía dinero de manera habitual. Así fue detenido Heinz August Kunning o Enrique Augusto Lunin.

Era natural de Bremen y tenía 31 años. Había llegado a la capital a bordo del barco Villa de Madrid, el miércoles 29 de septiembre de 1941, bajo el camuflaje de un pasaporte hondureño que lo acreditaba como ciudadano de este país y que había sido adquirido en Hamburgo, mediante el pago de 5 mil marcos, de manos del cónsul de Honduras en esa ciudad, nombrado Magín Herrera.
Lunin aprendió el espionaje en Berlín, especialmente técnicas para operar aparatos trasmisores y receptores de radio, así como escritura invisible. Cuando se estableció en Cuba como un comerciante hondureño buscó socios del país y abrió una casa de modas en la calle Industria.
Cuando los miembros de la Policía cubana lo arrestaron, se sorprendieron de la cantidad de canarios en jaulas que encontraron en el piso de 2 habitaciones. Pronto circulo la versión de que el motivo de este amor por la canaricultura era debido a que el trinar de los pájaros ahogaba o confundía el sonido de un aparato transmisor-receptor clandestino.La información sobre movimientos de buques mercantes y de guerra los recogía durante sus paseos por la bahía, y en los bares del puerto donde pagaba tragos a marineros.
 
El 19 de Septiembre de 1942, el Tribunal de Urgencias de La Habana sentenció a muerte al espía confeso. Declaraba el tribunal en su sentencia que habíase probado que Luning enviaba informes al gobierno alemán sobre el movimiento marítimo en puertos cubanos además de suministrar datos de importancia acerca de la ubicación y construcción de las bases aéreas.

La pena de muerte fue confirmada el 30 de Octubre. La última esperanza del reo era que el Presidente Batista conmutara la pena, pero esta fue refrendada por el Jefe del Estado el día 8 de Noviembre, y finalmente ejecutada en la mañana del 10 de noviembre de 1942, en los fosos del castillo colonial del Príncipe, en la capital cubana. Según testigos presenciales Luning se comportó con valor y entereza.
Batista posteriormente declararía ante los que opinaban que la sanción había sido muy dura que era necesario sentar precedente de severidad como advertencia. Las pérdidas de barcos y vidas habían sido notables y buena parte de esos desastres se atribuyó a informes de espías que operaban en la isla. Luning fue el único espía alemán juzgado y ejecutado en América Latina durante toda la WWII. Contribuyó a reafirmar su responsabilidad el hecho de que después de su ejecución los hundimientos y estragos causados por los submarinos nazis en el área decayeron enseguida.

Fuentes:
1.    http://www.historiadehonduras.hn/
2.    Un espía alemán en La Habana. Por Leonel Antonio de la Cuesta
Hitler´s Man in Havana. Heinz Luning and Nazi Espionage en Latin America, publicado por la editorial The University of Kentucky Press, 2008. Autor Schoonover
3.    Chester, Edmund A.: Un sargento llamado Batista, Editora Arocha, La Habana
La Muerte viaja con pasaporte nazi. De Chongo Leyva.
4.    Revista Bohemia no. 26, del 29 de junio de 1947, pp. 28-30,39, 66, 78.