sábado, 6 de julio de 2013

LA ESTATUA DE MORAZÁN



LA ESTATUA DE MORAZÁN

 Quienes transitan por la plaza Central y se detienen a observar la estatua ecuestre del prócer unionista Francisco Morazán, no se imaginan la disputa que encierra en cuanto a su veracidad.

Un 27 de agosto de 1882, el gobierno que presidía Marco Aurelio Soto determinó dejar un legado de obras escultóricas en la ciudad que, aparte de embellecerla, se convirtieran en el tributo que la patria le hiciera a sus ilustres hombres. A parte de la estatua en bronce del paladín destacaba la de José Cecilio del Valle, los bustos de José Trinidad Cabañas y José Trinidad Reyes y el grupo de las Cuatro Estaciones. En sí el monumento de Francisco Morazán fue erigido en 1883, pero fue gracias a que el 27 de agosto de 1882 se realizó la contrata firmada por Ramón Rosa para estas obras, en las que se invirtieron 32 mil pesos centroamericanos”, manifestó Carlos Turcios, director del Museo Casa de Morazán. La fecha es un motivo de celebración y este recinto para festejar este acontecimiento ofrecerá una conferencia sobre el tema. Se informó que la exposición se hará este próximo miércoles y estará a cargo del historiador Rafael Leiva Vivas, quien se ha encargado de desvirtuar en base a hechos las dudas de que la estatua que luce en la plaza central pertenece al prócer.

LEYENDA NEGRA: Convertida en especie de leyenda negra, Gabriel García Márquez repitió el falso argumento de los enemigos de Morazán. Con su delirio de la palabra mágica y resaltando los misterios de la imaginación relató que “el monumento al general Francisco Morazán, erigido en la plaza mayor de Tegucigalpa, es en realidad una estatua del mariscal Ney, comprada en París en un depósito de esculturas usadas”. William Krehm, hablando de las desdichas de Honduras, retorció los hechos para situar el origen de la estatua entre la tragedia y la comicidad. Aseguró que “la estatua de Morazán, en la plaza de Tegucigalpa, donde la banda toca los domingos por la noche, no es realmente Morazán, como la inscripción lo indica, sino -cosa extraña- el mariscal Ney. La comisión enviada a Europa en el siglo XIX  para encargar una estatua de Morazán fue consumiendo sus fondos, y se vio reducida a comprar, a bajo precio, una figura ecuestre del mariscal, fundida para una ciudad francesa que luego no quiso aceptarla”. 

Con los años esta fantasía fue tomando la forma de una verdad hipotética y se ha venido repitiendo con desaprensión y colmo del ridículo, sólo comparable a la falsa identidad que se atribuye a los pueblos centroamericanos y el deseo exhibicionista de comparar la realidad con la caricatura. Rafael Leiva Vivas, autor del libro “La Estatua de Morazán”, del cual han sido sustraídos los datos que transcribimos, verificó la autenticidad de la estatua, y explicó a LA TRIBUNA que encontrar la información le llevó cerca de dos años, en los archivos diplomáticos de Paris. “No hay duda”, aseguró. Visitó la Asociación de Escultores, en las afueras de Francia. para consultarles si era posible que un escudo pudiera ser borrado o retirado y sustituirlo por otro, refiriendose al Escudo de Armas de la República que aparece en uno de los costados de la éscultura. “Ellos me dijeron que técnicamente era imposible”, afirmó Leiva Vivas, apuntando que existe otro detalle importante que asegura su autenticidad. “Al pie de la estatua está esculpido un cactus y esta planta no existe en Europa”, apuntó el investigador que tuvo en sus manos el libro donde se registra la orden que el escultor dio al fundador de la monumental obra.



Artículo 130 de la contrata de Durini: “Como adorno de la plaza y para dar mayor realce al monumento, Durini colocará cuatro estatuas de mármol en los ángulos de la indicada plaza. Las estatuas representarán, alegóricamente, los elementos o las estaciones del año”.



Historia de la Contrata
El pueblo salvadoreño fue el primero que tributó homenaje al prócer centroamericano. De ahí que la contrata la firmó el gobierno de El Salvador y con el ingeniero norteamericano Francisco A. Durini, el 4 de octubre de 1880, para hacer construir en Génova dos monumentos de mármol del benemérito general Francisco Morazán. La principal para ser colocada en el centro del parque mandado a construir con el nombre del héroe y el segundo en el centro del panteón general. La estatua monumental del general Morazán, había sido concebida por el presidente hondureño Marco Aurelio Soto, según decreto del 27 de agosto de 1882. Para su cumplimiento se suscribió una contrata el 29 de julio del mismo año entre Ramón Rosa, en representación del gobierno de Honduras y Durini. Por esta contrata Durini se comprometió a hacer construir en Italia, y colocar en el centro de la plaza principal de Tegucigalpa, un monumento dedicado por el gobierno de Honduras a la memoria del general Morazán.  

El monumento tendría nueve varas de altura, distribuidas así: una gradería de cuatro escalones y de 34 pulgadas: un zócalo o basamento del pedestal, de una vara y 33 pulgadas; una base del fuste de 12 pulgadas; un fuste de una vara y 17 pulgadas; un capitel de 28 pulgadas, y sobre el pedestal, formado por los cuerpos expresados, la estatua ecuestre del general Morazán, de tres varas y 17 pulgadas. La gradería y el fuste, y el zócalo, al interior, serían construidos de cal y canto; la gradería y el zócalo, en su parte exterior, serian de piedra natural del país, picada en forma de granito; la fachada del zócalo llevaría una lápida de mármol de Carrara, con esta inscripción, en letra de relieve, doradas: “a Francisco Morazán: la patria”. 

En la parte posterior del zócalo habría otra lápida del mismo mármol, de iguales dimensiones, que llevaría grabadas y doradas estas inscripciones: “al repúblico inmortalizado por la más grande de las ideas: la Unión Nacional de Centro América”. “Al héroe de la Trinidad, de Gualcho, de las Charcas, del Espíritu Santo y de San Pedro Perulapán, que despreció la dictadura para fundar el gobierno de la democracia”. También se especificó en la contrata que se colocaría en mármol de Carrara y de relieve, el Escudo de Armas de la República, y bajo éste se grabaría, en mármol, el Decreto del Gobierno que prevenía la construcción del monumento. En la otra parte lateral del zócalo se grabaría en mármol de Carrara, la inscripción: “Francisco Morazán. Nació en Tegucigalpa, el 3 de octubre de 1792. Murió en San José de Costa Rica, el 15 de septiembre de 1842’.

Se establecía también que la fachada del fuste llevaría, en bajo relieve de bronce, el escudo de la Republica Federal de Centroamérica y que la parte posterior del mismo un simulacro de la “Batalla de la Trinidad”. Noviembre II de 1927”. Las dos partes laterales del fuste llevaría dos festones de laurel en bronce. El articulo 8 de la contrata determinó que la estatua ecuestre de Morazán sería de bronce y la imagen del héroe llevaría un completo informe de General de División, en campaña. También se determinó por el artículo 13, la confección de cuatro estatuas de mármol, representativas o alegóricas a las estaciones del año, y que Durini habría de colocar como adorno en la plaza principal, para dar mayor realce al monumento. Durini se comprometió a colocar el monumento a más tardar el 31 de marzo de 1883, pero transcurrieron dieciseis meses a la fecha de inauguración, tiempo increíblemente corto, tomando la distancia de Europa y Honduras y el medio utilizado de embarque. 




Portada del libro “Ediciones de Obras de Principales Artistas”, de la Casa Thiebaut Hermanos, donde aparece registrada la estatua de Morazán, encomendada a fundir por el escultor Morice.


LA FANTASÍA DE NEY: La semejanza entre Morazán y el Mariscal Ney proviene porque ambos sustentaron posiciones políticas divergentes, siendo el uniforme militar la única referencia de cierta analogía. Este es el solo argumento presentado por los creadores de la leyenda, asegurando que el rostro de Morazán no corresponde a los retratos de su época y que el escultor falseó con su atuendo militar.El historiador hondureño Victor Cáceres Lara respondió a estos infundios fantásticos confirmando el parecido físico existente entre la cara de la estatua de Morice y el retrato más conocido de Morazán, lo cual es indicativo de que el artista lo tuvo a la vista para realizar su obra, inobjetada por los hondureños en 1883, entre quienes habían elementos que habían conocido de vista al propio Morazán. El único parecido representativo entre ambas estatuas radica en el bicornio que también adorna la de Ney, localizada en París, en Jardines de Luxemburgo. Los pintores y escultores son libres para crear y pueden realizar las interpretaciones artísticas tomando como límite la belleza, y en la de Morazán plasmaron también sus grandes valores subjetivos. (Tomado del libro “La Estatua de Morazán” de Rafael Leiva Vivas) (NS.).


Firma del escultor Leopold Morice, visible al pie de la estatua de Morazán.
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Fuentes:
1. http://www.elheraldo.hn/Secciones-Principales/Metro/Los-130-anos-de-la-estatua-de-Francisco-Morazan
2. http://nacerenhonduras.com/2009/05/una-farsa-que-estatua-no-sea-de-morazan.html Tomado de La Tribuna del 3 de octubre de 1992.
4. Fotografía inicial cortesía del artista de la fotografía Fuad Azzad Ham quién cedió derechos a Proyecto Website para utilizarla.
5. Nota del reproductor de estas fuentes: Hace pocos años, cuando se realizaban los trabajos de mejora en el parque, la estatua estuvo en depósito en la Alcaldía y se aprovechó para constatar detalles de su autenticidad como los sellos federales existentes en los botones de la chaqueta y otros puntos descritos en el contrato. La estatua es de Morazán.

LA MASACRE DE LOS HORCONES


El movimiento campesino conmemoró el 25 de junio 38 años de la masacre de Los Horcones, una de las matanzas más crueles que registra la historia del agro hondureño ocurrida un 25 de junio de 1975. Eran las grandes luchas por la reivindicación social, por conseguir tierras para suplir una de las necesidades básicas del campesinado hondureño: la subsistencia. En plena época de siembra, los terratenientes trataban de impedir la invasión de sus tierras, mientras los campesinos se movilizaban colectivamente para recuperarla, para lo cual contaban con líderes que luchaban estoicamente y con algunos sacerdotes identificados con estas luchas. La matanza tuvo como principales protagonistas a las Fuerzas Armadas, al mismo gobierno de Juan Alberto Melgar Castro y terratenientes de la zona, entre ellos Manuel Zelaya Ordóñez en cuya hacienda, Los Horcones, aparecieron enterrados los 14 cadáveres.
Previo a la captura de los campesinos tuvieron lugar grandes movilizaciones, se tomaron los juzgados de varias ciudades, se realizaron concentraciones masivas, interrupción del tráfico en las carreteras y se anunció una marcha nacional para el 25 de junio de 1975; Ese día catorce personas se dirigían a Tegucigalpa, como muchos otros miles, para participar en la Marcha contra el Hambre, que diversas organizaciones campesinas habían convocado para exigir de la dictadura militar hondureña el reparto de tierras improductivas entre los jornaleros. Pero, a diferencia de los otros manifestantes, esas catorce personas jamás llegarían a su destino. Los campesinos de todo el país se concentrarían en Tegucigalpa pero el gobierno de Melgar Castro ordenó detenerlos. El 24 de junio, los campesinos de Olancho pernoctaron en Juticalpa y pasaron la noche en el Centro de Capacitación Santa Clara, el siguiente día, a las 10:00 de la mañana, un grupo de escolares, dirigido por el profesor Guillermo Ayes Mejía, llegó a exigir la desocupación del edificio. La acción del maestro era acompañada por agentes del Departamento de Investigación Nacional (DIN), que vestidos de civil entraron al edificio, sacaron violentamente a los que se encontraban adentro y los llevaron a la hacienda Los Horcones donde los torturaron y mataron. Allí, después de torturarlos, los catorce fueron asesinados y sus cadáveres arrojados a un pozo de 40 metros, que después se cegó con la explosión de dos cargas de dinamita, en un intento de eliminar las pruebas. Los primeros siete cuerpos tardarían varias semanas en ser rescatados. Según el informe del gobierno al llegar a Los Horcones el Mayor Chinchilla ordenó a tres elementos del DIN que interrogaran a los detenidos llevados de Juticalpa, luego fueron asesinados. Interrogar para el DIN significaba aplicar todo tipo de torturas que iba desde golpes, patadas, toques eléctricos, la capucha, arrancar uñas y otras crueles prácticas. Mientras tanto, el padre Iván Betancourt era también sometido a interrogatorio, en el cual rindió declaraciones sobre actividades subversivas realizadas en compañía de otros religiosos. Después del interrogatorio, Betancourt también fue asesinado. Para evitar que quedaran testigos, asesinaron a las señoritas Ruth García Mallorquín y María Elena Bolívar
Por órdenes del teniente Benjamín Plata, quien dirigía el operativo, también asesinaron a los testigos que habían observado el hecho, según la comisión que investigó el caso. Los cuerpos de las víctimas fueron lanzados a un pozo malacate, que fue dinamitado con el fin de que no quedara rastro de la acción militar. Del crimen, los tribunales de justicia encontraron culpables al mayor José Enrique Chinchilla, subteniente Benjamín Plata y a los terratenientes Manuel Zelaya Ordóñez y Carlos Bahr, quienes fueron remitidos a la Penitenciaría Central. Sin embargo, salieron libres en 1980 favorecidos por un indulto otorgado por el gobierno. José Manuel Zelaya padre fue condenado en 1979 a 20 años de cárcel, junto con otros tres partícipes en la masacre, aunque todos ellos salieron a la calle después de cumplir sólo un año de condena, gracias a una amnistía general decretada en 1980.
Los muertos fueron identificados como padre Casimiro Cypher, padre Iván Betancourt, Máximo Aguilera (padre del dirigente de la Democracia Cristiana, Lucas Aguilera), Lincoln Coleman, Bernardo Rivera, Francisco Colindres, Fausto Cruz, Roque Ramón Andrade, Arnulfo Gómez, Ruth A. Mayorquín, María Elena Bolívar, Alejandro Figueroa, Juan Benito Montoya y Óscar Ovidio Ortiz. El 25 de junio el Padre Iván Betancourt y Ruth García salieron de Tegucigalpa hacia Catacamas. Habían ido a encontrar a la mamá del sacerdote Doña Felisa Betancourt que venía a visitarle de Colombia.
Mel Zelaya Ordoñez, Carlos Barh, Chinchilla y Plata fueron señalados por la comisión investigadora de las Fuerzas Armadas como los responsables de todo. Fueron recluidos en la Penitenciaría Central hasta el 16 de junio de 1979, después de haber sido condenados a 20 años de cárcel por homicidio consumado y no por asesinato como debió ser, lo cual deja en evidencia la superficialidad de los tribunales para de justicia, ello sin contar con el hecho de que no quedó clara la actuación de las partes en un juicio plagado de lagunas; los condenados estuvieron en prisión poco más de un año porque el 3 de septiembre de 1980 fueron favorecidos por el decreto de amnistía de la Asamblea Nacional Constituyente y salieron libres el 11 de septiembre. Después de ello, el liberal Roberto Suazo Córdova, primer presidente civil después de los 19 años de gobiernos militares, nombró agregado militar de Honduras ante la República de Panamá al mayor José Enrique Chinchilla. Tampoco se actuó contra los miembros de la Federación Nacional de Agricultores y Ganaderos de Honduras (FENAGH) y miembros de la empresa privada señalados por las Fuerzas Armadas como responsables de crear el clima de enfrentamiento nacional. Señalaron directamente al presidente de la FENAGH Fernando Lardizábal (quién fue pre candidato a la presidencia de la república por el Partido Nacional en una oportunidad) y a Bernardo Casanova, dueño de varios aserraderos diseminados en el Departamento de Olancho. El 25 de junio se registra de acuerdo al Decreto Legislativo 47 – 2004 como el “Día de los Héroes por la Justicia Social en Honduras”.


Fuente:
  1. http://www.proceso.hn/2010/06/24/Reportajes/La.masacre.de/24899.html
  2. Diario El Heraldo: 27.06.10 
3. http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/la-masacre-de-los-horcones-5084/
  1. http://soypitiyanqui.com/2009/07/01/la-masacre-de-los-horcones-en-honduras.aspx
5. https://www.historiadehonduras.hn

ISLAS SANTANILLA (O DE “EL CISNE”)



                              

                                                                                                Por Cnel ®    J.C. ROSA H.

A raíz de las gestiones de nuestro Gobierno tendentes a la recuperación de las ISLAS SANTANILLA O DE “EL CISNE”, por muchos años bajo el protectorado de los ESTADOS UNIDOS DE AMERICA, a finales del año de 1971, se realizó un viaje de reconocimiento al mencionado territorio insular nuestro, por parte de altos funcionarios hondureños y miembros de la Misión Diplomática estadounidense, acreditada en nuestro país.

El viaje fue auspiciado por el entonces Embajador de ESTADOS UNIDOS, Dr. RYAN, en un Avión C-47 de la Fuerza Aérea Norteamericana, participando el selecto grupo de personas que a continuación detallo:

Dr.                  HEWSON A. RYAN, Embajador de los EE.UU.
Dr.                  EDWARD MARASCIULO, Director de la AID.
Sr.                   ROBERTO SHAW, Embajada EE.UU.
Sr.                   ALEG ALEXANDER, Embajada EE.UU.
T/Cnel             SMITH, Pilot USAF.
Mayor                         THOMAS A. JOHNSON, Piloto USAF.    
Sargentos        BLAIS y  FOWLER, USAF.

Dr.                  CARLOS A. FERRO, Embajador de ARGENTINA.

Abogado RICARDO ZÚÑIGA AGUSTINUS, Secretario de Gobernación y Justicia.
Ingeniero ROBERTO E. CANTERO R. Secretario de Comunicaciones y Transporte.
Licenciado GUILLERMO LOPEZ RODEZNO. Secretario del Despacho Presidencial.
Licenciado RICARDO ARTURO PINEDA MILLA, Subsecretario de RR. EE. Y otros
Selectos invitados que se escaparon de mis apuntes sobre la marcha. Conste.

Cnel DEM  JOSE DE LA CRUZ HERNÁNDEZ R. Jefe del Estado Mayor de las FF.AA.

El Avión C-47 de la USAF, con Registro N 0-49280 despegó muy temprano de TONCONTIN el día viernes 3 de diciembre de 1971 y, en una  altura de crucero, enfiló hacia el Nord-Este en busca de las islas “Faro del Caribe”. En el trayecto hacia las mismas me dediqué a   entablar una grata conversación con los demás pasajeros y con los respetuosos Pilotos que salían de la cabina  para informarnos del curso del vuelo y  para atendernos, también aproveché el tiempo para  tomarles algunas fotografías a los compañeros de viaje.

Pasada más de una hora y media se nos anuncia estar llegando a las famosas islas. Voy, invitado gentilmente, a la cabina de mando de la nave y desde allí veo aparecer las ISLAS SANTANILLA o de EL CISNE y, mi primera impresión –siempre imperecedera-, es que las mismas parecen un gran porta-aviones pero pequeñas como territorio insular. Desde mi punto de observación, junto a los Pilotos, me dedico a tomarles fotos hasta casi el momento de aterrizar. Realmente me siento impresionado porque este pequeño grupo insular configura el todo de la Patria. Ese todo que pronto se va a incorporar al suelo de la nación, porque las negociaciones para su completa recuperación van muy adelantadas y este primer viaje tiene ese objetivo: Conocerlas por parte de funcionarios hondureños y norteamericanos antes de su traspaso final.

Aterrizamos sin novedad. Se acercan al avión pobladores de la Isla. Unas 35 personas entre técnicos de aeronáutica estadounidenses y hondureños, así como  otros elementos considerados como “isleños”. Ellos se muestran contentos con la visita nuestra y de inmediato nos ilustran acerca del lugar y sobre la gran importancia de la Estación Metereológica que allí funciona, porque sirve de faro a aeronaves o de superficie. O sea que es un elemental punto de referencia para orientar el tráfico naval y aéreo en una zona vital en el Mar Caribe.

Se visitan las instalaciones y los técnicos hacen demostraciones de su trabajo. Para el caso, se lanza al espacio una “sonda”, un globo con un instrumento electrónico que registra la humedad, la dirección del viento, su velocidad y otros factores que van siendo señalados por un receptor en tierra y consignados en papel especial.

La acción demostrativa cuesta como $ 75.00 (L. 150.00), que es importe del instrumento en sí, no es recuperable y se utilizan dos diariamente, uno por la mañana y otro por la tarde... (Insinué atarles un hilo fuerte para traerlas de regreso pero técnicamente no es aceptable dicha propuesta). La Estación meteorológica  forma parte de una red para control de Huracanes        y cada tres horas envía datos del sistema a la central de MIAMI, EE.UU. La opera un Técnico norteamericano, cuatro observadores metereológicos y seis elementos hondureños para su mantenimiento.

Uno de los técnicos que nos ilustra, dice venir de otra base similar pero en GROENLANDIA, allá seis meses en el frío glacial y aquí otros seis meses en el calor tropical. Una vida de aventura o de mucha responsabilidad profesional, que hacen al hombre desplazarse de uno a otro confín disímil pero con el propósito de servir a la humanidad.

El agua potable es obtenida de la lluvia y almacenada en cisternas especiales. Como en la zona llueve constantemente, el precioso líquido no falta, pero se tiene mucho cuidado en su uso.

Algunas de las instalaciones son de “emergencia” que resultan ser refugios cavados en el duro suelo (coralino) y tienen todo lo necesario para poder subsistir en ellas por varios días, como cuando se desatan huracanes, para el caso.

Recorrimos parte de la Isla Grande y en sus playas logramos encontrar algunos especimenes de iguanas (garrobos hermosos), que parecen son oriundos del lugar (¿?); como los pobladores de las islas no los molestan, ellos se desplazan tranquilamente, no le temen al hombre y aún cuando uno se les acerca, no huyen, lo miran a uno y dejan que uno se acerque de a “jeme” tal como lo pudimos comprobar.

Y a propósito de la fauna insular, notamos unos cuantos ejemplares de bovinos, bien cuidados y con una gran cualidad: No tener adheridas garrapatas u otro ácaro como los que son peculiares en el “interior del país”; o sea que en este pequeño paraíso no han llegado todavía algunas pestes que tanto daño hacen al hombre o a los mismos irracionales.

Algo digno de revivir es el pasaje del que fue protagonista un miembro de la tripulación del C-47. Resulta que una vez que estamos en tierra firme, aparcado el avión y ya la delegación tomando contacto con los habitantes del lugar, el referido miembro de la USAF, ni corto ni perezoso, salió de la aeronave en traje de baño, con un “snorkel” y arpón de pescador. Iba a bucear en las transparentes aguas de las costas de la Isla. Su regreso fue más bien pronto que tardío y de emoción: ¡Traía un hermoso pez cazado a poca profundad! Hubo frases de encomio, de admiración y, al final, se le tiraron algunas planchas fotográficas para plasmar en el papel aquel agradable momento que, con razón, hacen las delicias de los pescadores. Lo anterior vino a ser una muestra palpable de las riquezas marinas del lugar.

Con el propósito de no perturbar las alacenas de los “santanillanos”, porque sabíamos que su logística era precaria, en el avión USAF se llevaba el “lunch” y alunas cervezas del “interior” de poca circulación en las Islas; se les brindaron éstas a algunos de los nativos y a los técnicos, lo cual contribuyo a hacer más ameno el incipiente nexo de amistad; ellos quisieron responder y nos ofrecieron “apple- pie”. Entre uno y otro halago se logró establecer la comprensión y la camaradería, tanto con nuestros compatriotas isleños así como con los técnicos extranjeros.

Para finalizar este histórico relato, un resumen de lo visto y vivido aquel inolvidable día:

El viaje vía aérea TEGUCIGALPA-ISLA GRANDE en avión tipo C-47 dura aproximadamente hora y media, dependiendo del estado del tiempo. La pista de aterrizaje tiene una extensión aproximada de 4.048’ y esta en buen estado. Existe en ella una estación de control de vuelos. Las instalaciones son en base de cemento, estructura de madera y lámina. Algunas están abandonadas. Existe un pequeño muelle para naves de superficie de cerca de cien  pies. La bahía es mediana. Cuentan con energía eléctrica (2 motores) y el agua potable se obtiene de la lluvia, almacenada en cisterna. Cuenta con una población  de cerca de 35 personas entre guanajeños, norteamericanos y oriundos de la isla DEL GRAN CAIMAN. La Estación forma parte de una red para control de Huracanes y cada tres horas envía datos metereológicos a la Central de MIAMI, EE.UU.  La operan un Técnico norteamericano, cuatro observadores metereológicos y seis hondureños. Las Islas son de configuración plana, con vegetación (baja) tropical y, entre ellas, tienen una separación como de unos cien metros. La fauna la componen bovinos, iguanas y gaviotas. No hay garrapatas. (Apuntes sobre la marcha).

Algo de suma importancia sobre este relato, es lo que escribió después el distinguido Embajador de la ARGENTINA, Dr. FERRO, que me permito transcribir:

“EL 22 DE NOVIEMBRE DE 1971, SE FIRMO EN SAN PEDRO SULA, EL TRATADO DE LAS ISLAS DEL CISNE O SANTANILLA ENTRE EL REPRESENTANTE ESPECIAL DEL PRESIDENTE RICHARD M. NIXON, CONSEJERO ROBERT H. FINCH, Y EL SEÑOR PRESIDENTE DE HONDURAS, DOCTOR RAMON E. CRUZ, PONIÉNDOSE  PUNTO FINAL A LA LARGA RECLAMACIÓN DIPLOMÁTICA HONDUREÑA. EN VIRTUD DE LO ESTABLECIDO EN EL ARTÍCULO PRIMERO DE ESE DOCUMENTO, EL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS RECONOCIÓ LA PLENA SOBERANÍA DE LA REPÚBLICA DE HONDURAS SOBRE LAS HASTA ENTONCES ISLAS IRREDENTAS. POCOS DÍAS MÁS TARDE EL EMBAJADOR RYAN INVITÓ A LOS SEÑORES MINISTROS DE GOBERNACIÓN, RELACIONES EXTERIORES, PRESIDENCIA, COMUNICACIONES, AL VICEPRESIDENTE DEL CONGRESO (sic) Y AL JEFE DE ESTADO MAYOR DE LAS FUERZAS ARMADAS, A FORMALIZAR UNA PRIMERA PRESENCIA OFICIAL HONDUREÑA EN LAS ISLAS, LA QUE SE EFECTUÓ CON TODA FELICIDAD.”

Para concluir el relato de esta histórica misión, diré que regresamos a TEGUCIGALPA el mismo día  viernes 3 de Diciembre de 1971, muy complacidos porque la misma fue sin contratiempo, de franca camaradería y de gran proyección nacional.

                        Tegucigalpa, D.C.  6 de febrero de 1981

ADDENDA:

El día viernes 1 de septiembre de 1972 se realizó en la Isla Grande de EL CISNE (son dos), un histórico acontecimiento al recibir oficialmente, el Gobierno de Honduras, la propiedad de las mismas, de parte del gobierno de los Estados Unidos de Norte América.

De la ceremonia resultante existen infinidad de documentos: Reportes oficiales, discursos,  crónicas, listas de los concurrentes y fotografías históricas. Yo logré rescatar algunos recortes de prensa y fotografías de la Embajada Americana, pero  no mi informe oficial ni mis propias fotografías. Debo hacer énfasis  que a mí persona se delegó como representante de las Fuerzas Armadas, y, en dichos actos,  estuve formando parte del grupo de honor al lado del Excmo. Presidente Dr. Ramón Ernesto Cruz, el Embajador Dr. Hewson A. Ryan y el Ministro de RR.EE. Dr. Andrés Alvarado Puerto. Ver fotos adjuntas.   

Ahora bien, el próximo día sábado 1 de Septiembre del año que corre (2012) se cumplirá el XXXX Aniversario de tan memorable suceso histórico nacional. Y creo que dicha  fecha (Si no lo está)  debería ser celebrada siempre,  apoteósicamente, e incluida en el calendario oficial, como un aporte a la Soberanía Nacional.

 En esta relación incluyo el artículo escrito por el Lic. Jorge Fidel Durón (QDDG),  titulado   “VUELVEN A NUESTRA SOBERANIA LAS ISLAS SANTANILLA”, aparecido en extinto Diario EL DIA, el 5 de septiembre de 1972. El Dr. Durón menciona a dos Vise Presidentes del C. N. y ellos eran el Prof. VICTOR CACERES LARA y el Lic. CARLOS ROBERTO REINA.      Los Embajadores que menciona eran: Costa Rica Dr. RAFAEL LOPEZ GARRIDO,  España Don ALBERTO PASCUAL VILLAR, de Guatemala el Coronel LUIS URRUTIA DE LEON y el de Nicaragua Don RICARDO GARCÍA LECLAIR. Hasta aquí mi investigación.    

Véanse tres fotografías del memorable evento.

No 1.- Dr.       Ramón E. Cruz, Presidente de Honduras.
            Dr.       Hewson A. Ryan, Embajador de los Estados Unidos.
            Cnel    José de la Cruz Hernández Rosa, Jefe del Estado Mayor.
            Lic.      Andrés Alvarado Puerto, Ministro de RR.EE.
            Cnel    Ernest A. Hinojosa jr. Comandante del Grupo Militar.
            Cmte   Richard L. Schreadley, Jefe del Destroyer BLAKELY, USA.
            Lic.      Jorge A. Coello. Jefe del Ceremonial Diplomático.
            Al saludar los Himnos de los Estado Unidos y el de Honduras.



No 2.-  Cmte              Richard L. Schreadley.
            Monseñor        Lorenzo Antonetti, Nuncio de Su Santidad.
            Cnel                J. de la C. Hernández R.
            Dr.                  Ramón Ernesto Cruz.
            Cnel                Francisco Alvarado Castañeda, Jefe Estado Mayor Presidencial.
            Lic.                 Jorge A Coello.
            Capitán           J. E. Chinchilla, Secretario del Estado Mayor FF.AA.
            Cadetes           Destroyer Blakely
            Al momento de iniciar su discurso el Embajador Dr. Ryan.



No 3.-  Dr.                  Ramón E. Cruz.
            Dr.                  H. A. Ryan.
            Cnel                            J.C.  Hernández R.
            Sr.                   Conductor ¿?   Recorriendo la Isla Grande.
                 


Para finalizar estos apuntes históricos me gustaría poder ayudar al ente encargado de la historia nacional para aportar otros datos acerca de tan apreciadas islas hondureñas. También excitar a ex funcionarios o sus allegados que tuvieron participación en tan memorable acontecimiento, para que me ayuden a recordar a los demás hondureños que estuvieron allá presentes.