domingo, 27 de enero de 2013

 ¡Feliz Día de la Mujer!

  La Tribuna 27 enero, 2013 - 11:40 AM


Por Rolando Zelaya y Ferrera
Durante el gobierno de Marco Aurelio Soto, se dio el sufragio universal masculino a aquellos que hubieran cursado la instrucción primaria, pero no a las mujeres. La lucha por el sufragio para la mujer y por sus derechos como ciudadano data de aquellas épocas. Rina Villar en su libro “Para la casa no para el mundo. Sufragismo y Feminismo en la historia de Honduras”, explica que el proceso para que se reconociera el derecho de la mujer al voto estuvo siempre marcado por la oposición. Por cierto, Villar reconoce en el título del libro a otra luchadora, la educadora María Guadalupe Reyes, quien al final del siglo XX abogó por que se permitiera que las mujeres recibieran enseñanza formal.Reyes comentó: “Quiero a la mujer más para su casa, que para el mundo”, para aclararles a los hombres de la época que con su reclamo no quería trastocar la función tradicional de madre y esposa.
Si no vamos a la historia la lucha comenzó en 1894, tuvo pequeños éxitos, con poco impacto, como la liberación de la mujer de la potestad marital, al establecerse el Código Civil en 1906.La propuesta en contra de la participación femenina se sustentó en que el ejercicio político estaba lleno de vicios que se oponían a “la integridad moral y espiritual y a la estabilidad del hogar” que poseía la mujer.Pese a esta mentalidad que primaba en la mayoría, un reducido grupo de diputados escuchó el reclamo de varias asociaciones de mujeres y se logró el establecimiento de este derecho.

Pero no podemos obviar que esta lucha histórica comenzó en la década de los años 20, cuando surgió la primera organización de mujeres conocida como “Sociedad Cultura Femenina“, dirigida por Graciela García y otras reconocidas líderes que lucharon tesoneramente por reivindicar a las mujeres hondureñas.Del debate de 1924, Villar recupera la respuesta sarcástica de un diputado de la Asamblea Nacional ante la propuesta de conceder el voto a la mujer: “El voto debe ser concedido a las mujeres solteras mayores de 30 años… por no confesar su edad, de todas maneras se abstendrán de votar”.  En Centroamérica, el primer país en conceder el sufragio a las mujeres fue El Salvador, en 1939, y era de carácter voluntario para quienes tenían por lo menos tres años de educación primaria.

Las demandas sufragistas fueron expresadas a través de las cuatro revistas femeninas que circulaban en Honduras en los años 40 durante el gobierno de Tiburcio Carías Andino, las revistas se llamaban La Voz de Atlántida, Atenea, Pan-América y Mujer Americana.En los años 50 se organiza la Federación de Asociaciones Femeninas de Honduras, inspirada en el movimiento sufragista internacional.

Mediante Decreto No. 60 del 8 de febrero de 1954 se declaró “Día de la Mujer” el 25 de enero de cada año, siendo F. Salomón Jiménez el presidente del Congreso Nacional. Ya en este punto, el gobierno Lozano Díaz y su congreso habían realizado los pasos necesarios para otorgarles el derecho al sufragio: el Día de la Mujer hondureña realmente conmemora el derecho político que se les otorgó hace 57 años a ejercer el mismo reconociéndoles de esa manera su posición como ciudadanos de Honduras con plenos derechos, deberes y facultades que otorga la ley;así el25 de enero de 1955, durante la administración del presidente Julio Lozano Díaz, se reconoció mediante decreto N° 29 el derecho político de las mujeres al voto. Este hecho en la vida política del país permitió a las mujeres pasar del campo doméstico al campo público y político, que poco a poco fue ampliando las posibilidades de estudio, trabajo y superación.

La primera vez que la mujer participó en elecciones nacionales fue para el período de 1957 a 1963, cuando resultó electo Ramón Villeda Morales. No obstante, con la limitante de que solo las mujeres que sabían leer podían votar, este beneficio sirvió a muy pocas porque la mayoría eran analfabetas.

A partir de ese momento, nuestro país se ha creado una serie de estructuras con el propósito principal de darle a la mujer protección y de hacer valer sus derechos.Entre las luchadoras se encuentran María Teresa del Cid, Carmelina de Moncada, Olimpia Varela y Varela, Elvira de Díaz Medina, Juanita de López Pineda, Estela de Pineda Ugarte, Visitación Padilla, Alma de Salgado, Alba Alonzo de Quezada, Corina Fálope, María Luisa Soto, Antonia Suazo, Victoria Buchard, Natalia Mazier y Graciela Bográn.

Pese a lo anterior, todavía en el siglo XXI continúan rezagadas no por gusto propio sino por el machismo que priva todavía en nuestra sociedad. En el gobierno del presidente Porfirio Lobo, solo el 17 por ciento de los 298 municipios están regidos por mujeres. Como regidoras fueron electas 448 mujeres, que equivale al 22.4 por ciento del total de regidurías. En el Congreso Nacional solamente el 19 por ciento de curules son ocupadas por mujeres, lo que significa 25 diputadas frente a 103 diputados.

Aunque el derecho al voto generó la reivindicación de la mujer dentro de la sociedad hondureña, la mujer no ha logrado el 50 por ciento de participación en el poder político.Aún falta camino por recorrer ya que en la práctica falta mucho para alcanzar los objetivos plasmados en la Ley de Igualdad de Oportunidades.Sin embargo, el 20 de abril del 2012 se aprobó la Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas, que establece que en las elecciones primarias y generales de 2013-2014 las mujeres tendrán el 40 por ciento de cuota de poder y el 50 por ciento en las elecciones 2016-2017.

Las mujeres siguen exigiendo respeto y oportunidades en Honduras.En el 2012, el principal reclamo fue detener la violencia continua contra las mujeres, que siguen siendo un grupo vulnerable en la sociedad.Hoy por hoy, la fortaleza y el empoderamiento en nuestra sociedad de la mujer hondureña continúa dándole distintos roles: es hija, madre, profesional, esposa, trabajadora, emprendedora, luchadora y ciudadano de Honduras.

¡Felicidades, mujeres hondureñas!

Fuentes: Diario El Heraldo, 25 de enero 2013 en su versión electrónica en http://www.elheraldo.hn/Secciones-Principales/Pais/Dia-de-la-Mujer-hondurena.
http://www.historiadehonduras.hn
Mejía, Francisco Arístides, Calendario Cívico de Honduras, Ediciones Culturales FAMA, pag. 3, 2006.
Zelaya y Ferrera, Rolando, Lecturas para Comprender la historia de Honduras, Pearson México, 2012

lunes, 14 de enero de 2013

Las Montoneras

Las montoneras

Las montoneras se usaron como vía para obtener el poder. En la foto campamento de las tropas de Vicente Tosta en El Berrinche, 1924.

Por Rolando Zelaya y Ferrera

Uno de los fenómenos políticos que más ha impactado a Honduras, con el consecuente daño a la economía y a la sociedad, son las montoneras, mas conocidas como guerras civiles. ¿A que se debió este fenómeno?

Es más que notorio el hecho de que 300 años de dominación española provocaron un falso sentido de libertad después de la independencia y de que desapareció el orden jurídico español en el que el funcionario no era más que una pieza aplicadora de la ley, pues nada se creó para sustituirlo. Falta entonces una instancia suprema, despersonalizada y respetada: una institución de derecho.

Los movimientos armados provocaron inestabilidad política e involucraron a diferentes estratos sociales. En la foto una niña de doce años en prácticas de tiro.

Prueba de lo anterior puede verse cuando, el 30 de junio de 1826, la Asamblea del Estado de Honduras se vio obligada a ordenar la ejecución de todas las leyes en vigor y aplicar a los contraventores las penas establecidas, pero era difícil para el ciudadano común saber qué hacer bajo la ley cuando se ignoraba hasta qué punto el viejo cuerpo legal español continuaba vigente, ya que se daban por abrogadas muchas de estas leyes y no se habían emitido nuevas disposiciones que las sustituyeran. Al no aplicarse las leyes surge una severa crisis de autoridad, lo único que queda son las personas, y Centroamérica se despeña en el principio del personalismo (1).
Quizás por esta razón es que los partidos políticos tardaran más de 60 años en aparecer en la vida pública de las naciones latinoamericanas, en especial en Honduras. El escritor Julio Icaza Tijerino ha estudiado el fenómeno de la mentalidad personalista y su incidencia negativa en la nacionalidad, y afirma que “este personalismo es esencial en los pueblos hispanoamericanos… No cabe para él, pues, la existencia de un partido o del Estado como una asociación de ciudadanos. El partido no es sino una asociación de amigos alrededor de uno de ellos o de determinados intereses y sigue siéndolo cuando se apodera del Estado y se convierte en gobierno.

Soldado armado con una ametralladora Thompson usada por los mafiosos de Chicago en la misma época. Las montoneras se pelearon con fondos provistos por las Compañías Bananeras, Samuel Zemurray declaró haber provisto de armas y dinero a Manuel Bonilla para su revolución.

El gobierno es así: el gobierno de los amigos para ayudar a los amigos. Por la misma razón, el partido contrario es la asociación de los enemigos y cuando está en el poder, es el gobierno enemigo. Así se explica el encono de las luchas políticas entre partidos, cuyas diferencias ideológicas son mínimas y, de hecho, inexistentes para la inmensa mayoría de partidarios, que nunca han leído la declaración de principios del partido”(2).
De aquí que los partidos políticos y las naciones iberoamericanas, y las centroamericanas en particular, se organicen en torno a figuras populares que inspiran la marcha del país y de una política. En este sentido, los partidos políticos dejan de ser instituciones que promueven a sus candidatos para ejecutar un plan de nación propuesto por el partido, sino al contrario, son organizaciones que pasan por varios dueños que, por lo general, son los mismos candidatos presidenciales utilizando la etiqueta del partido para lograr sus objetivos personales o de grupo; por ello, los candidatos se presentan como mesías escogidos que son los únicos con las habilidades y capacidades de sacar adelante un país. Hay que sumar a esto que, al ganar las elecciones, el personalismo se convierte en presidencialismo, el asumir que el Estado es la persona que ejerce la presidencia y por ende los que estén en contra de él, están en contra del Estado.
La otra instancia es el problema de la elasticidad moral, que podemos ver claramente manifestada en las relaciones sociales públicas entre los políticos. El prestigio de un político no es producto de hechos honrosos o los servicios prestados a la patria porque simplemente no existe la meritocracia. El prestigio más bien es producto de la capacidad de influenciar a las masas, de la fuerza de arrastre popular.

Restos humanos en Las Crucitas durante la montonera de 1924. De ellos, nadie recuerda sus nombres.

El político puede haber cometido muchos crímenes y muchos errores políticos, pero tiene prestigio si puede, en un momento dado, arrastrar a la elección o a la revolución a una masa más o menos grande de pueblo que le sigue incondicionalmente. La adhesión política de sus partidarios es totalmente personal y éste es el sentido de la incondicionalidad: cuando se asegura que alguien o él mismo se afirma como alguien incondicional, ya sea hacia el jefe o caudillo del partido, sin atención a ideologías o tendencias doctrinarias. Esto permite que el caudillo o dictador pueda cambiar de idea o de bandera política sin que esto sea razón para que sus partidarios lo abandonen (3). Todo lo anterior nos explica fácilmente la ausencia de partidos políticos como instituciones y la facilidad de caer en montoneras durante más de cien años en Honduras, así como el porqué a pesar de haber surgido a la mitad de esos cien años las instituciones políticas, continúan arrastrando durante su período de inmadurez, los mismos vicios del pasado casi 50 años más.
Los enfrentamientos armados para lograr el reconocimiento del poder político o imponer candidatos presidenciales o burlar la voluntad del pueblo han sido una verdadera tragedia para Honduras. No hay un estudio completo del impacto económico del costo social y económico de las montoneras en Honduras, aunque históricamente sí puede afirmarse que costó al país más de un siglo de retraso en su desarrollo económico y en su proyecto de construcción de nación.

Vicente Tosta manipulando una ametralladora Gartling, novedad bélica de la época

Hay quienes les llaman guerras civiles, pero una guerra civil tiene carácter nacional, sus objetivos persiguen como resultado el bienestar común y el desarrollo de la nación. En el caso de las montoneras, los líderes procuran ser presidentes por una ambición personal, usando un ejército personal compuesto, en la mayoría de los casos, por peones y gamonales de sus haciendas y las de sus amigos y partidarios o por desempleados de las ciudades que esperan mejorar su situación al ganar el líder la rebelión. Hubo quienes se vieron involucrados como soldados en las montoneras con la única esperanza de obtener una beca de estudio con el gobierno o, como afirma Gonzalo Luque, porque era el único trabajo disponible en la Honduras de aquellos días.
Es de lamentar que no recordamos los nombres de los muertos en estas estúpidas contiendas político-bélicas; el pueblo “sin historia” (como les llamaría el buen amigo Mario Argueta) nunca deja nombres de sus verdaderos mártires, todos mueren en el anonimato; sin embargo todos recordamos los nombres de Tiburcio Carías, Vicente Tosta, Manuel Bonilla, Policarpo Bonilla, Gregorio Ferrera, Rafael López Gutiérrez y otros tantos más líderes por cuyas “causas políticas” se levantaron banderas de lucha, aprovechándose de un pueblo sin oportunidades, sin educación y por ende sin madurez política.
Para brindar un panorama general, pero inconcluso, de los levantamientos armados durante 1827 hasta la agresión salvadoreña del 14 de julio de 1969, señalamos a continuación los más importantes(4).

Citas:
1 Mariñas otero, Luis. Honduras, (Col. Realidad Nacional), Núm. 6, Editorial Universitaria, 1987, p. 287.
2  Icaza Tijerino, Julio. Sociología de la política hispanoamericana, pp. 27-28, Madrid, 1950.
3  Icaza Tijerino, Op. Cit., pp. 180-181.
4  Recuento tomado de la Enciclopedia Multimedia Honduras Nuestro País, SIGA Computación, 2000 Derechos Reservados

viernes, 4 de enero de 2013

Las cabañuelas, conocimiento empírico del clima



Las cabañuelas, conocimiento empírico del clima

 Por Rolando Zelaya y Ferrera

Según algunos diccionarios, las cabañuelas son el cálculo que hace la gente de los pueblos, con base en las características climáticas que se presentan en ciertos días de determinados meses, según el país y sus costumbres, para pronosticar el clima del año en curso. Según parece, la palabra "cabañuelas" proviene de la festividad judaica de los Tabernáculos. En un documento de 1020 de Toledo se menciona que los judíos colgaban cien cabañuelas en su barrio en memoria de los años que pasó el pueblo judío vagando por el desierto del Sinaí. Como en esta festividad judía se realizan ritos referentes a la predicción meteorológica, el término de cabañuelas adoptó en castellano ese significado.

Es difícil establecer con exactitud los orígenes de esta tradición, pero se cree que surgió en el Zamuc, o “Fiesta de las Suertes”, del calendario babilónico, cuya versión hebrea sería la “Fiesta de los Tabernáculos”. En la India también tenían doce días en la mitad del invierno para vaticinar las condiciones climáticas próximas. Para el mundo prehispánico se cree que los aztecas adoptaron de los mayas este conocimiento (el cual se adaptó al calendario cristiano). Como en ambos casos sus calendarios constaban de 18 meses de veinte días cada uno –más cinco días adicionales que no entraban en los meses–, los primeros 18 días de enero servían para cada uno de los meses y los dos días restantes predecían otros fenómenos: el 19 para pronosticar el tiempo del solsticio de verano y el 20 para el solsticio de invierno. En cuanto a otros grupos de Mesoamérica y Aridoamérica, al parecer nada se ha escrito al respecto, aunque podría suponerse que también tuvieron un sistema similar.

Aparte de las diversas maneras de pronosticar las condiciones meteorológicas, como por ejemplo los remolinos de tierra, las “casas” en la Luna o en el Sol, las hormigas con alas, los eclipses, y otros fenómenos, en las pequeñas ciudades las cabañuelas son parte del conocimiento empírico del tiempo, para lo cual la gente se basa en todos los días del primer mes del año y con ello vaticinan las condiciones para los próximos 334 días; es una auténtica sabiduría oral. Por citar un ejemplo, tenemos que si el día 9 de enero es nublado, templado y lluvioso, entonces alguien dice: “Ah, es que estamos en la cabañuela de septiembre”. Luego, al día siguiente, las particularidades climatológicas pueden ser de cielo despejado, con viento y algo frío. “Bueno, explican, es que ahora estamos en la cabañuela de octubre”.

Como se mencionó, dicho conocimiento es básicamente oral –aparentemente no hay nada escrito al respecto para Mesoamérica, aunque sí hay varios sitios de Internet que hablan de ello sobre España y otros países–, sin embargo, es un sistema que parece ser bastante complejo, como explicamos a continuación:

Primero hay que llevar una bitácora detallada del comportamiento meteorológico de cada día de enero, donde se anoten los datos pertinentes. Utilicemos el día 6 como ejemplo, el cual corresponde al mes de junio. Así que desde temprano observamos el cielo, el viento y la temperatura. El resultado nos daría algo como lo siguiente: soleado, sin viento y caluroso. (Por supuesto que estos datos son relativos porque a lo largo del día puede haber variaciones relevantes como: primero fresco y luego caliente, así como primero nublado y después soleado. Por ello es mejor tomar una media, es decir, qué predominó más horas durante el día.)

Entonces, cada día tiene un mes que se le atribuye de manera sistemática (del 1 al 12 es ascendente y del 13 al 24 descendente).

Después tenemos que del día 25 al 30 se toman por medio día para cada mes; desde la madrugada hasta el mediodía, la tarde y noche.

Finalmente tenemos al día 31 con sus 24 horas. En este caso cada dos horas son asignadas a cada mes, a partir de la madrugada.

Y bien, ya tenemos todos los días y sus horas correspondientes a cada mes del año. Si volvemos a nuestro ejemplo original, que es el mes de junio, sabemos que sus días son el 6, el 19, la tarde y noche del 27, y las horas de las 12:00 a la 1:59 de la tarde del día 31.

El sistema parece complicado, pero la verdad es cuestión de ser pacientes y observar con detalle todos y cada uno de los días, realizar las anotaciones adecuadas, analizar y comparar todos los datos obtenidos para luego sacar las conclusiones de cómo será el clima en tal o cual mes del año. Así, con mucha anticipación ya sabremos cuándo lloverá, qué meses serán muy calientes, cuáles serán fríos, cuándo habrá heladas, y demás, sin necesidad de estar pendientes de los pronósticos del tiempo en la televisión, los cuales, son poco confiables debido a que manejan datos muy globales y temperaturas máximas y mínimas en los extremos para asegurar “poco margen de error”.

Queda asentado –aun en el inconsciente colectivo–, que el conocimiento popular suele ser muy certero, pues con base en la observación ancestral y cotidiana de los fenómenos naturales, del comportamiento de los animales, del desarrollo de la vegetación e, incluso, de las dolencias repentinas de nuestro propio cuerpo, llegamos a descubrir otros acontecimientos del entorno, aunque se diga que tal conocimiento ya se ha perdido.

Finalmente reiteramos que las cabañuelas son, una costumbre oral que se recuerda al momento y sólo durante el mes de enero, pues en realidad poca gente se toma la molestia de hacer anotaciones metódicamente.