miércoles, 2 de octubre de 2013

Desde el pasado para nuestro presente...



LA FEDERACIÓN CENTROAMERICANA

En 1823, una vez fracasado el Imperio Mexicano, el Congreso, reunido en Guatemala, proclamó la independencia absoluta de Centro América, que, bajo el lema "DIOS, UNIÓN Y LIBERTAD", unía las cinco provincias en una República Federal, cuyo primer Presidente fue el salvadoreño Manuel José Arce, que favorecía los intereses de los principales comerciantes del extinto Reino de Guatemala, los Aycinena y los Valle.
Su establecimiento significó el triunfo de los liberales y de los ideales republicanos y progresistas; sin embargo, la vida de esta República fue difícil desde el principio ya que nació endeudada: ya para el 15 de septiembre de 1821 se debían 3,138,451 pesos incluyendo un adelanto de un millón de pesos de la Casa de la Moneda que debían ser reintegrados; en 1831, la deuda federal engrosada por la deuda externa ascendía a 4,748,966 pesos.
El caos financiero acompañó la constitución de la república por lo que inicia con un poder débil y en crisis permanente, cuya existencia administrativa dependió de préstamos que en una década endeudaron al país en más del 50%. Francisco Morazán, caudillo hondureño, electo presidente en 1830, se propuso fortalecer la Federación, pero con métodos que crearon repudio dentro de los estados y enfrentamientos, sobre todo con los sectores más conservadores.
Debido a que la guerra de independencia fue de México y Centro América se ve libre accidentalmente, es claro que antes de la independencia no hay guerra sino hasta después, cuando las diferencias entre las oligarquías locales, empiezan a hacer más notorias durante el proceso de creación del país, en donde claramente aflora una Guatemala impositiva y cuatro provincias en contra de cualquier poder impositivo; si algo los mantuvo unidos durante los primeros 10 años de vida independiente fue la desconfianza hacia otras naciones.

Los criollos no fueron capaces de retener el poder político por la falta de una experiencia práctica en asuntos políticos: hay dos tipos de político en la Centroamérica de 1821, por una parte, los funcionarios que obedecen ordenes de México o España y que, en ningún momento tienen la posibilidad de tomar decisiones por sí mismos, lo que nos deja un funcionario sin habilidades de liderazgo; por otra parte, los políticos literatos, personas que han leído lo último de la ilustración y teóricamente tienen ideas muy claras pero que no las han aplicado a la realidad Centroamericana, conservando de esta manera una especie de utopía liberal. De ninguno de los dos, puede esperarse que tenga clara la responsabilidad política a la que se iban a enfrentar; el poder político entonces se pierde al enfocarse únicamente en los problemas personales de acceso al poder.

Los sentimientos localistas no eran basados en una identificación de país sino que consistieron, básicamente, en la necesidad de mermar el poder Guatemalteco y potenciar el poder de los grupos más pequeños en las provincias Centroamericanas. Lo que propone entonces, un regionalismo atomizado, la existencia de la nación alrededor de las personas más influyentes en cada una de las provincias.

¿Cuáles eran las raíces de los dos poderes federales? La raíz de cada uno de los poderes federales debe buscarse entre los criollos, españoles y a su vez en fuero eclesiástico: por la forma en cómo se declara la independencia del 15 de septiembre de 1821 los grupos que ostentaban el poder continúan ejerciéndolo de tal manera que mientras México claramente buscó formar una monarquía parlamentaria (aunque después se volvió República Federal), el antiguo Reino de Guatemala en aras de disimular la continuidad del orden colonial en una nueva monarquía decidió disfrazarla de república federal, sin ningún basamento jurídico sino más bien en la necesidad de emular a otras naciones que si iniciaron correctamente su proceso de construcción de país (Ejemplo: USA)

La gran dificultad del nuevo país centroamericano consistió en hacer funcionar armónicamente un poder federal y cinco voluntades estatales. Por ello,  la constitución federal es una transacción entre el federalismo y el estatismo. Se copia el régimen federal adecuándolo a las necesidades de las oligarquías locales del momento, por esta razón, la primera constitución más que estar plagada de contradicciones (creación de un senado federal y un órgano legislativo local…Un presidente federal y un jefe de estado independiente por cada una de las provincias), nos ejemplifica claramente como los distintos grupos negociaron a través de ella, los alcances y limitaciones que permitirían a todos ellos co-existir. Es tan fuerte este sentimiento que, aún en la constitución de Honduras de 1982 se encuentran este tipo de contradicciones (ver artículos 2 y 3 de la Constitución de Honduras de 1980).