domingo, 23 de marzo de 2014

Tras la verdad en la historia...



Colón nunca dijo “Gracias a Dios que salimos de estas Honduras”.

Por Esther Alexandra Garwer y Rolando Zelaya y Ferrera.

El último viaje del Almirante comenzó en Cádiz el 9 de mayo de 1502 y del cual conocemos los pormenores, primero por la carta enviada por Colón desde Jamaica a los reyes españoles, misma que es conocida como "Lettera Rarissima" y de la cual puede leerse una copia en la Biblioteca Universitaria de Salamanca, España; luego, su hijo Herrando, que le acompañó en la travesía, escribirá después una biografía sobre su padre. El cuarto viaje nos interesa en demasía: en 1502 se descubrirán las tierras de lo que hoy se llama Honduras. Con certeza sabemos que los expedicionarios europeos estuvieron primero en las actuales Islas de la Bahía, habiendo desembarcado en "la mayor que se llamaba Guanaja, de cuyo nombre tomaron después los que hacen las cartas de navegar el de todas las islas Guanajas " (1) 

Con el conocimiento veraz de la existencia de una gran masa continental, (Colón lo había intuido ya, leyendo a varios científicos de la antigüedad y del medioevo) la expedición llegó a un lugar de la costa hondureña que llamaron Punta Caxinas porque "había en ella unas manzanillas algo arrugadas, y tiene el hueso esponjoso, y son buenas para comer, especialmente cocidas, a las cuales llamaban caxinas los indios de La Española" (2) En vista de que en ese punto no vieron cosa de mayor interés, la expedición siguió su rumbo hacia el Este, bordeando la costa llegaron a otro sitio que Colón llamó "Costa de Oreja", debido a que los nativos de la región se horadaban las orejas con agujeros grandes, capaces de caber en ellos un huevo de gallina. Algunas excavaciones arqueológicas actuales han demostrado la verdad de este dato: muchas figurillas de arcilla, jade y piedra representan a personajes con las orejas horadadas. Hoy sabemos que ese grupo de nativos que los españoles vieron, eran ancestros de los actuales indios pech. Fue en este lugar donde el 14 de agosto de 1502 la expedición saltó a tierra "con las banderas y los capitanes y con muchos de la armada para oír misa" (3) y precisamente aquí donde la expedición tomó posesión de las tierras en nombre de la corona española, en la desembocadura del Río Tinto que fue nombrado en aquel entonces Río de la Posesión.

Navegando a lo largo de la costa hacia Oriente, la expedición estuvo en peligro de naufragar debido a una terrible tempestad que les azotó. Colón en su diario narra la aventura: "en todo este tiempo no entré en puerto, ni pude ni me dejó tormenta del cielo, agua y trombones y relámpagos de continuo que parecía el fin del mundo ... otras tormentas se han visto, mas no durar tanto con tanto espanto" (4), esto sucedía a mediados de septiembre, temporada caracterizada por fuertes huracanes y tormentas tropicales. Al fin lograron salir del temporal y llegaron a una punta o cabo donde amainó, como describe Colón: "llegué al cabo de Gracias a Dios y de allí me dio Nuestro Señor próspero el viento y corriente" (5)
Si hacemos acopio de las fuentes utilizadas nos damos cuenta que la palabra Honduras no aparece registrada en el diario del almirante Colón, ni incluso para referirse a las inmensas profundidades marítimas del Cabo de Gracias a Dios. Sin embargo, Don Hernando Colón nos proporciona otros datos. Dice él hjo menor de Don Cristóbal “"… después que el Almirante hubo descubierto estas regiones, un cierto Juan Díaz de Solís, de cuyo nombre el Río de la Plata se llama Río de Solís, por haberle matado allí los indios, y Vicente Yáñez, que fue capitán de un navío (La Niña A.S.S.) en el primer viaje del Almirante, cuando descubrió las Indias, fueron juntos a descubrir el año 1508, con intención de seguir la tierra que había descubierto el Almirante en el viaje de Veragua hacia Occidente. Siguiendo éstos casi el mismo camino, llegaron a la costa de Cariay, y pasaron cerca del Cabo de Gracias a Dios hasta la punta Caxinas que ellos llamaron de Honduras ..." (6) Fueron Solís y Pinzón los que usaron el nombre de Honduras y no Colón, refrendada esta afirmación en los Pleitos Colombinos, en el caso de la Familia Colón contra Yañez Pinzón.
¿De donde sale la frase que nos enseñaron en la primaria? En un informe descriptivo y general del Reino de Guatemala, firmado y enviado al Rey de España en 1778, por la importancia que posee lo citamos in extenso, se lee "Provincia de Honduras, valle de la Ygueras de Comayagua. La ciudad de Valladolid es la capital de esta provincia… y que se llamó tamvien Provincia de Honduras, porque no hallando fondo los primeros descubridores dijeron gracias a Dios que hemos salido de estas Honduras*; que también se llamó Tierra de Ygueras* por las calabazas que encontraron en aquel Mar desde la del Norte al del Sur ..." (7).

Para escribir lo anterior el informante se basó en la obra del Padre Murillo titulada "Geografía Histórica, Libro IX de la América, islas adyacentes, tierras árticas y antárticas, e islas de los mares del Norte y Sur" escrita en 1752, misma que se basó en la obra Décadas de Antonio Herrera y Tordesillas en la parte descriptiva, y en los Pleitos Colombinos en lo que a la frase respecta. La frase aparece en el capítulo tercero del libro octavo de la Década IV, al tratar las costumbres de los indios de Honduras; dice el texto “…en mucho trecho no hallaban fondo, a lo menos estaban en grandísima hondura, cuando tocaron fondo dijeron Bendito Dios que hemos salido de estas honduras…” Aquí la fuente proviene de los Pleitos Colombinos en donde, el abogado defensor de Pinzón y Solís, al contestar la demanda, se arropa bajo la alusión “los primeros que pasaron por aquella costa” en un intento por concederle el descubrimiento de estas tierras a sus clientes, pero el fallo del juez fue a favor de los Colón “…habiendo sido el Almirante el primero como lo probó el Fiscal en el pleito, de que se ha hablado…”. De aquí a frase adquiere otro significado, y el origen del nombre usado por sus contrincantes  con todo y exclamación se le atribuyó a Don Cristóbal por parte de los cronistas posteriores(8). Un error histórico que el profesionalismo de los historiadores hondureños ha logrado aclarar.

C I T A S
1.Colón, Hernando. La Vida del Almirante
2.Idem
3.Idem
4.Colón, Cristóbal. Diario de a bordo. Colec. Tus Libros. Edic. Ge¬nerales ANAYA. Cap. 5 Madrid. 1985.
5.Idem
6.Colón, Hernando. ob. cit.
7. "Noticias del Reyno de Guatemala, frutos que produce, pueblos, havitantes y tributarios que tiene y quanto pagan al Rey. AÑO D 1778" Sig. 1655 Colec. Mata Linares. Real Academia de la Historia. (FF220-246).
8. Carías, Marcos, Crónicas y Cronistas de la Historia de Honduras, Editorial Universitaria, Colección Documentos, Primera edición, 1998.

BIBLIOGRAFÍA
1.Carías, Marcos, Crónicas y Cronistas de la Historia de Honduras, Editorial Universitaria, Colección Documentos, Primera edición, 1998.
2.http://www.historiadehonduras.hn/

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Una ciudad olvidada...



Tegucigalpa, víctima de un proceso de destrucción y síntoma de una debilitación de la Identidad Nacional.

Por Esther Alexandra Garwer y Rolando Zelaya y Ferrera.

Según, Jurgüen Habermas:
En la historiografía, una ruptura en la tradición, por la cual los sistemas interpretativos que garantizan identidad pierden su poder social integrativo, sirve como un indicador del colapso de los sistemas. Desde ésta perspectiva, un sistema social ha perdido su identidad tan pronto como generaciones posteriores no aceptan reconocerse a sí mismas dentro de una tradición constitutiva única(1)”

En los últimos cincuenta años, la ciudad de Tegucigalpa ha estado siendo sometida a un proceso de destrucción física, y, en los últimos años a un proceso de destrucción política, al intentar desvalorizarla como una ciudad digna de ser el centro político; de esta manera ha sufrido atentados que van desde el cierre del aeropuerto hasta la destrucción de su casco histórico por políticos de turno.

Pese a la declaratoria de casco histórico, la ciudad de Tegucigalpa ha sufrido la destrucción de sus edificios, monumentos y calles emblemáticas, convirtiéndose en una víctima estigmatizada de forma conveniente por aquellos quienes provenientes de sus lugares de origen encontraron no sólo el albergue sino la oportunidad de conquistar sus aspiraciones sociales, económicas y políticas; tal ingratitud y desinterés por conservar y realzar el espacio que ellos mismos vinieron a ocupar para dirigir el destino de la nación y todos sus habitantes se manifiesta aún y cuando como sede generosa que alberga el poder político de la nación, los diversos servidores públicos tanto del gobierno central como el poder legislativo, ni siquiera se han interesado por cuidar, restaurar y atesorar los edificios públicos tal y como lo muestra el edificio del Congreso Nacional, seriamente deteriorado y pintado de colores por manifestantes, lo que no parece molestar a ninguno de los diputados. Irónica e indignantemente, los intereses políticos y económicos atacan la ciudad de manera cada vez más fuerte, siendo notorio para los ciudadanos nacidos en la hoy Capital de la República de Honduras, como la mayor parte de los candidatos políticos han levantado en ocasiones de forma encubierta y otras descarada, la bandera de trasladar la misma a la ciudad de San Pedro Sula, sede del poder económico de extranjeros hondureñizados al que estamos sometidos actualmente. 

Años atrás vimos <<como testigos presenciales>> el insistente interés por el cierre del aeropuerto internacional “Toncontín MHTGU” y recientemente la insolencia por trasladar el mismo a la base área “Soto Cano” popularmente conocida como Palmerola, basada en argumentos incongruentes cargados de muchas falsedades, que no forman parte de la política aeronáutica internacional de quienes hasta hoy no existe un dictamen negativo. En éste sentido, Toncontín y los Llanos del Potrero son el emblema del surgimiento no sólo del progreso del país, sino que además, de la aviación tanto militar como civil en Honduras desde 1921, no es cualquier aeropuerto, es el primer aeropuerto formal del país y no un simple campo aprovechado como algunos han querido hacer ver. Otra estupidez que lo amenaza es el convertirlo en parada de buses, insistiendo en que lo más importante es dejar a Tegucigalpa sin aeropuerto. Por otra parte, observamos con suma desolación el abandono del antiguo edificio de la Compañía de Agua y Luz, con un valor histórico implícito en sí mismo el cual pese a tener un mural del connotado artista Arturo López Rodezno, yace en el olvido, por años no ha sido intervenido en espera de que caiga por sí solo y así poder construir algo lucrativo no sabemos en beneficio de quien. Las distintivas calles adoquinadas al estilo europeo en la ciudad de Tegucigalpa están en absoluto abandono; el centro de la ciudad congestionado por el caos ocasionado tanto por los vetustos buses, la descontrolada y excesiva ubicación de los vendedores en calles y aceras, así como la presencia de ladrones hace imposible un tránsito seguro por la misma, aunado a lo anterior, el fenómeno visible de muchos comercios que cierran sus actividades por la extorsión han incrementado el número de edificios en abandono. En este ambiente, aún el arte nacional está amenazado: no olvidemos el intento del pseudogobierno del humanismo cristiano, de cerrar la Galería Nacional de Arte, misma que fue defendida a capa y espada por los estudiantes de la ignorada Escuela Nacional de Bellas Artes.

Por si fuera poco, los injustificables abusos contra las ciudades de Tegucigalpa y Comayagüela continúan, irresponsablemente se habla hoy por hoy de tres temas: el primero, la venta del histórico edificio del Banco Central de Honduras, construido en la década de los 50´s con un estilo arquitectónico propio de su época. Cómo patrimonio del país se debería pensar sensatamente en cederlo a otra institución del Estado que pueda aprovechar la instalación; el segundo, el cierre del invaluable Museo de las Comunicaciones de Hondutel, debido a que existe una destructiva iniciativa que amenaza al Palacio de las Comunicaciones Eléctricas en convertirlo en un centro comercial y que su colección museográfica sea entregada arbitrariamente a un museo privado. Tercero, la retrógrada demolición del legendario “Estadio Nacional”, ahora llamado Tiburcio Carías Andino, para “descongestionar” el tránsito de la ciudad, aunque en realidad su fin responde a monopólicos intereses económicos que desde hace años, están forzando a que toda la actividad deportiva importante se lleve a cabo en el rentable “Olímpico” de la ciudad de San Pedro Sula, el cual reporta sustanciales beneficios monetarios en función de la cantidad de aficionados que asisten al mismo, superando tanto en número como cantidad la rentabilidad del Estadio Nacional de Tegucigalpa. ¿Hasta cuándo los habitantes de Tegucigalpa y Comayagüela, seguiremos permitiendo no sólo el deterioro, destrucción y abandono de las ciudades, sino también la constante crítica destructiva, malsana y poco constructiva que tiende a reemplazar y degradar todo lo valioso por elefantes blancos como el Trans450?

BIBLIOGRAFÍA
1.      Habermas, J., “On Social Identity”, Telos, 19, Spring 1974, p91.
2.      http://www.historiadehonduras.hn/

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¿Desde cuándo: Plan de Nación y Visión de País?



Por Esther Alexandra Garwer y
Rolando Zelaya y Ferrera

Desde 1821, Centroamérica y Honduras en particular, estuvo inmersa en luchas provocadas por intereses particulares notoriamente diferenciados, entre los que si querían continuar el sistema colonial impuesto y los que no, y aunque los seguidores de la idea de continuar el funcionamiento del antiguo régimen colonial finalmente se impuso y lo han continuado hasta el día de hoy, aún entre ellos hubo desacuerdos acerca de cómo construir la fachada de país qué les permitiera cubrir sus verdaderas intenciones: mantener el poder entre grupos oligárquicos; entiéndase por oligárquico: “…forma de gobierno en la cual el poder es ejercido por un grupo reducido de personas que pertenecen a una misma clase social. Por extensión, el término se utiliza para nombrar al conjunto de empresarios y sujetos acaudalados que suelen actuar en conjunto para la defensa de sus intereses. El concepto nació en la Antigua Grecia para referirse a la degeneración de la aristocracia. Cuando el sistema aristocrático comenzó a perpetuarse por la descendencia sanguínea y la dirección del Estado dejó de estar en manos de las mentes más brillantes, comenzó a hablarse de oligarquía. En la actualidad, el término oligarca suele utilizarse para hacer referencia a los millonarios, los latifundistas y los dueños de propiedades. La oligarquía, en este sentido, es una especie de estatus social que tiene implicancias políticas (por ejemplo, a través de la presión económica para conseguir mayores beneficios y ventajas) y culturales (una cierta vestimenta, gustos compartidos, etc.) impidiendo el acceso a los mestizos a ejercer el mismo.

De aquí en adelante, nuestra historia registra luchas federales, el fuerte localismo oligárquico que atomizó Centroamérica en cinco pequeños estados, y durante la primera mitad del siglo XIX, guerras fratricidas disfrazadas de construcción de país pero ejercidas por las ambiciones personales  hasta 1876 cuando por fin uno de los grupos intenta poner algún orden al desorden organizado en nuestro país: la Reforma Liberal estructura la nación hondureña a favor de las oligarquías terratenientes locales en un plan a largo plazo por primera vez, después de 55 años de habernos independizado. Las estructuras creadas solamente adaptaron el colonialismo mental al capitalismo internacional subordinando no sólo la producción sino también las mentalidades colectivas en aras de ideas irrealizables en nuestro entorno: democracia. Para que ella exista debe haber pleno goce de derechos, igualdad entre los hombres y solidaridad colectiva, algo que la Reforma no hizo, como lo prueba el hecho de que el status entre los dos grupos polarizados continuó y marginó completamente al negro y al indígena (Zelaya: 2012. 193). Lo anterior evidencia claramente que “el estereotipo del oligarca es el de un sujeto sin ética ni moral, dispuesto a incurrir en la corrupción y la violencia para sostener su poder, el cual considera como un derecho adquirido. Los partidos políticos de izquierda suelen tener a la oligarquía como principal enemigo.”

La relativa paz lograda con estas reformas se rompió a partir de 1904 cuando Manuel Bonilla reinició las montoneras y empezamos a matarnos como tontos para que los que quedaran vivos fueran presidentes de Honduras aunque fuera por corto tiempo. Los cambios estructurales de Soto no prosperaron sino que se estancaron en especial durante la dictadura de Carías Andino entre 1933 y 1948. Esto empujó a los gobiernos post dictadura, liderados no por terratenientes sino por profesionistas liberales, a continuar la reestructuración de Soto detenida por casi 48 años. Gálvez, Lozano y en especial Villeda Morales, intentan consolidar cambios esenciales de la antigua Reforma Liberal pero al final solo readecúan la nación al capitalismo mundial de acuerdo a los mandatos del FMI y del Departamento de Estado Norteamericano, y llegaron hasta a donde a estos convino. Una serie de gobiernos militares en cuyo ínterin las nuevas fuerzas sociales de los desposeídos iniciaron sus luchas, desembocaron al final en la vuelta de las oligarquías tradicionales al poder: nuevamente sin un plan fijo para construir el país y menos la nación imaginada.

Es así como Honduras está dominada hoy en día por lo que se conoce como “La oligarquía corporativa, una forma de poder, que puede ser de tipo operacional o gubernamental, en el cual un pequeño grupo de personas, a veces de instituciones educativas o entidades económicas influyentes tales como bancos, actúan de acuerdo a los principios de la oligarquía, a menudo pasando por encima de las decisiones oficiales de un país. Un claro ejemplo de la actualidad son ciertas empresas multinacionales, que influyen en los movimientos de gobernantes elegidos democráticamente, siendo una realidad para la vida de ésta nación que, el FMI y el BM indican las pautas a seguir, el neoliberalismo se impone a finales del siglo XX en nuestro país y será hasta 1998, cuando el Huracán Mitch devaste al país, que a presiones del Grupo Consultivo de Estocolmo, el gobierno de Carlos flores decide hacer lo que nunca nadie se había atrevido a hacer: crear un plan de Nación. El objetivo era conseguir fondos para la reconstrucción nacional, mismo que se logró, lamentablemente el plan se abandonó posterior al gobierno de Maduro y después se comenzó nuevamente a improvisar durante el gobierno del terrateniente José Manuel Zelaya. Todo terminó en un caos del cual nos estamos recuperando levemente y para parchar las cosas se maquilla el plan de Carlos Flores y se habla de un Plan de Nación como una propuesta nueva que en realidad ya tiene 16 años de existir. Hay adecuaciones reales para propósitos cosméticos que al final siempre redundarán en beneficio de los que tienen solvencia económica y de los grupos que se han convertido en dueños de Honduras. La suerte está echada para los próximos cuatro años.

Fuentes:

Definición.de, 208-2014, “Oligarquía-Qué es, Significado y Concepto”, en su versión electrónica: http://definicion.de/oligarquia/#ixzz2qby6bO1g

http://definicion.de/oligarquia/#ixzz2qbzEA6mc

http://definicion.de/oligarquia/#ixzz2qc0yUtuq

Zelaya y Ferrera, Rolando, 2012, “Lecturas para comprender la historia de Honduras”, 2ª. Edición, Pearson Educación,  México, pp193.



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