viernes, 22 de noviembre de 2013

Centro de Historia de las Comunicaciones y Tecnología de Hondutel

Centro de Historia de las Telecomunicaciones y Tecnología de Hondutel

Por: Esther Alexandra Garwer y Rolando Zelaya y Ferrera.


La historia de las telecomunicaciones, que forma parte de la historia misma del país, ha tratado de ser registrada en otras ocasiones, a través de documentos, tal como lo muestran algunas publicaciones que no son muy conocidas; pero Hondutel hoy le apuesta a la creación de museos, como una forma de llevar educación al pueblo hondureño.

La Historia de las Telecomunicaciones en Honduras comienzan en 1876, con el Dr. Marco Aurelio Soto, cuando siendo presidente de la República se construyeron las primeras líneas telegráficas, las cuales unían las ciudades de Comayagua y La Paz. Posteriormente, en 1877, se construyó la línea telegráfica para unir Comayagua con Tegucigalpa y en 1880 se conecta a la red la ciudad de San Pedro Sula.El año de 1977 también representa la fecha de la primera comunicación internacional, al inaugurarse el 18 de junio de ese año el servicio telegráfico entre Comayagua y San Salvador.

El desarrollo vertiginoso de la comunicación telegráfica impulsada por el Dr. Marco Aurelio Soto hizo posible el 18 de enero de 1879 fuese inaugurado el servicio con la hermana república de Guatemala y un mes mas tarde con Nicaragua.
Vistos los efectos generados por el telégrafo, el Dr. Soto autorizó la creación de la Escuela de Telegrafía a fin de formar el recurso humano especializado capaz de atender el servicio telegráfico en las diferentes comunidades que continuamente se incorporaban a la red telegráfica nacional en los cuatro puntos cardinales del territorio nacional.

Asimismo, en 1877, fue creada la Dirección General de Telégrafos, quien manejaba las comunicaciones alámbricas en el país. En 1928 fue redefinida como Dirección General de Telégrafos y Teléfonos. La radio comienza a operar con la llegada de la Tropical Radio Telegragh Company, quien obtiene una concesión del Gobierno de Honduras en 1921 por espacio de 50 años, la cual le da un monopolio absoluto sobre las comunicaciones de Radiotelegrafia, Telefonía Internacional y Radiodifusión. La Dirección de Comunicaciones Eléctricas, creada en 1932, manejaba la red telegráfica y cobrara a la TRT por la transmisión de mensajes dentro de su red.

En cuanto al servicio telefónico, las primeras concesiones fueron otorgadas en 1891, pero el servicio automático comenzó en 1932 con la instalación de una central telefónica de 1,000 líneas en la Ciudad de Tegucigalpa. Esta central fue instalada en el edificio donde funcionaba la Oficina Central de Telégrafos, lugar donde hoy está ubicado el Palacio de Telecomunicaciones Eléctricas. Este edificio comenzó a construirse en el año de 1916, en la administración de Don Francisco Beltrán, construyéndose una segunda etapa en la administración del General Tiburcio Carias Andino, inaugurándose en el año de 1948.

El edificio tiene un estilo renacentista italiano del siglo XV y constituye una de las edificaciones mas bella y no de los monumentos mas importantes en el casco histórico de Tegucigalpa. En 1951, durante la administración del Doctor Juan Manuel Galvez se contrató una nueva central telefónica para sustituir la anterior, con una capacidad inicial de 3,000 líneas equipada con una mesa de operadores de información y larga distancia de cuatro posiciones, la cual fue instalada en el segundo piso del Palacio de Telecomunicaciones entrando en operación en 1953. La central que hasta ese momento funcionaba en Tegucigalpa fue trasladada a San Pedro Sula e inaugurada en 1953; en ese mismo año una central telefónica automática de 200 líneas en la ciudad de La Ceiba.

En 1963 se contrató una nueva central para Tegucigalpa y Comayaguela con capacidad de 10,000 líneas, 200 líneas para la zona de Toncontín y 400 para la zona del Picacho.

En 1964 se instaló el primer sistema de microondas en el país, para interconectar las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula. Este sistema es reemplazado en 1968 para interconectar 13 ciudades y dos centrales Telex para las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula. El servicio Telex comienza entonces su operación en ese año; así mismo la central telefónica de Tegucigalpa amplió su numeración a seis dígitos dando comienzo también al discado directo entre los abonados de las ciudades de Tegucigalpa, San Pedro Sula y La Ceiba.

En esta mismo año de 1964, fue creada la Dirección General de Telecomunicaciones. En 1972, y dado que existía el discado directo entre las tres principales ciudades del país, las demás poblaciones reclamaban el mismo servicio por lo que se instalaron 10 centrales telefónicas automáticas y dos centrales de transito, quedando incorporadas al servicio telefónico automático las ciudades de Comayagua, Siguatepeque, Danlí, Choluteca, La Lima, El Progreso, Tela, Santa Rosa de Copán y Puerto Cortés.

En 1976 mediante decreto Ley No. 431 del 7 de mayo de ese año, se crea la Empresa Hondureña de Telecomunicaciones, HONDUTEL, la cual comienza a operar el 1º de enero de 1977, iniciando así la historia moderna de las telecomunicaciones en el país. La empresa estatal descentralizada cuenta con personalidad jurídica, patrimonio propio y es de duración indefinida y dentro de sus atribuciones está la de prestar los servicios de telecomunicaciones y administrar el espectro readioeléctrico. Un nuevo cambio ocurre en 1995 cuando, mediante Decreto 185-95 del 31 de Octubre de 1995, El Soberano Congreso Nacional emitió la Ley Marco del Sector de Telecomunicaciones, CONATEL, y redefine el papel de HONDUTEL solamente como operador de servicios, dejando las funciones de regulador y administrador del espectro radioeléctrico a CONATEL.

En el año 1985 funcionaba un pequeño museo en las oficinas de HONDUTEL ubicadas en el barrio Abajo, en el Edificio alquilado al Doctor Carlos Medina bajo la custodia de la Oficina de Relaciones Públicas., luego que se dejara de alquilar dicho inmueble, todos estos bienes fueron trasladados a bodegas, en las cuales han estado custodiados. HONDUTEL, en su deseo de garantizar y preservar sus bienes, que en este caso constituyen bienes históricos, que forman parte de la identidad nacional , ha abierto las puertas de este Centro de Historia de las Telecomunicaciones y Tecnología, no solo con la intención de preservar la historia sino darla a conocer como parte de nuestro patrimonio histórico y cultural.



El objetivo de este centro es resguardar el patrimonio histórico que constituyen los diferentes equipos y documentación así como el edificio mismo del Palacio de Telecomunicaciones. Asimismo, contribuir a expandir los conocimientos científicos y culturales de nuestros empleados y de la sociedad hondureña en general, en lo que se refiere a Telecomunicaciones.

Este Centro de Historia de Telecomunicaciones y tecnología se encuentra ubicado en el ala izquierda del palacio de Telecomunicaciones, la cual ha sido restaurada para recuperar su arquitectura original y su esplendor y belleza. Además se ha efectuado un importante trabajo de recuperación de piezas históricas y documentación en todas nuestras oficinas a nivel Nacional. Mediante el trabajo y dedicación de técnicos especializados en telecomunicaciones se han restaurado numerosas piezas que muestran su funcionamiento en el centro. El diseño e Implementación de este Centro de Historia de Telecomunicaciones y Tecnología permite la prestación de facilidades de Educación no-formal, que pueden ser utilizadas por niños, maestros y padres en tópicos tales como: El desarrollo histórico de los medios de telecomunicación. Les invitamos a que visiten este monumento a la historia nacional.

FUENTES:
1.-http://museodetelecomunicaciones.blogspot.com/2009/04/historia-de-las-telecomunicaciones-en.html
2.- Entrevista con José María Izaguirre, Encargado del Centro de Historia de las comunicaciones y Tecnología de Hondutel, en ABC Radio, 29/mayo/2012.
3.- Entrevista con Adán Rivera Núñez, colaborador del Centro de Historia de las comunicaciones y Tecnología de Hondutel, en ABC Radio, 29/mayo/2012.
4.- Todas las imágenes cortesía Centro de Historia de Hondutel

jueves, 21 de noviembre de 2013

Carta de Bolívar al general Juan José Flores (1830)

Carta de Bolívar al general Juan José Flores (1830)

Recopilado por: Rolando Zelaya y Ferrera.

Bolívar murió un 17 de diciembre de 1830, con la tristeza de que la propuesta de construcción de nación de los libertadores liberales no pudo imponerse en ningún país de Hispanoamérica ante el poderío económico de los colonialistas. Después de más de veinte años de lucha, así como Morazán los denunció como los principales promotores del atraso en su Manifiesto de David, también Bolívar en el ocaso de su carrera, a un mes ocho días de morir, reflexiona sobre esta parte del mundo y lo que le espera a futuro de seguir bajo el influjo de la burguesía colonialista:

Barranquilla, noviembre 9 de 1830
A S. E. el General J. J. Flores

Mi querido General:

He recibido la apreciable carta de V. de Guayaquil, de 10 de septiembre, que ha puesto en mis manos el comisionado de V., Urbina.

No puede V. imaginarse la sorpresa que he tenido al ver que V. se sirve dirigir su atención y destinar expresamente un oficial para venir a responderme y a darme noticia de lo que pasa en el Sur y pasa con V. No esperé nunca que un simple particular fuese objeto de tanta solicitud y benevolencia. V., al dar este paso, ha llenado la medida de su excesiva bondad hacia mí. No puede V. hacer más por lo que hace a la amistad. Con respecto a la patria, V. se conduce como un hombre de estado, obrando siempre conforme a las ideas y a los deseos del pueblo que le ha confiado su suerte. En esta parte cumple V. con los deberes de magistrado y de ciudadano.

El General Juan José Flores aparece como personalidad ilustre en la historia del Ecuador como Jefe Supremo desde el 13 de mayo hasta el 14 de agosto de 1830. Presidente provisional: del 14 de agosto al 22 de septiembre de 1830 y presidente constitucional: Primer período: Del 22 de septiembre de 1830 al 10 de septiembre de 1834.

No contestaré la carta en cuestión, pues la gran carta la ha traído el señor Urbina: este método es diplomático, prudente y lleva consigo el carácter de la revolución, pues nunca sabemos en qué tiempo vivimos ni con qué gentes; y una voz es muy flexible y se presta a todas las modificaciones que se le quieran dar: esto es política. Urbina me asegura que el deseo del Sur, de acuerdo con la instrucción que ha traído, es terminante con respecto a la independencia de ese país. Hágase la voluntad del Sur; y llene V. sus votos. Ese pueblo está en posesión de la Soberanía y hará de ella un saco, o un sayo, si mejor le parece. En esto no hay nada determinado aún, porque los pueblos son como los niños que luego tiran aquello por que han llorado. Ni V. ni yo, ni nadie sabe la voluntad pública. Mañana se matan unos a otros, se dividen y se dejan caer en manos de los más fuertes o más feroces. Esté V. cierto, mi querido General, que V. y esos Jefes del Norte van a ser echados de ese país, a menos que se vuelva V. un Francia, aunque esto no basta porque V. sabe que todos los revolucionarios de Francia murieron en medio de la matanza de sus enemigos y que muy pocos son los monstruos de esta especie que hayan escapado del puñal o del suplicio. Diré a Vd. de paso y a propósito. Me ha dicho este joven, porque se lo he preguntado, que los grandes destinos del Sur están en manos de los Jefes del Norte. Esto era odioso aun antes de la revolución última, con cuánta más razón no lo llamarán tiránico Desde aquí estoy oyendo a esos ciudadanos que todavía son colonos y pupilos de los forasteros: unos son venezolanos, otros granadinos, otros ingleses, otros peruanos, y quién sabe de qué otras tierras los habrá también.

Y después ¡qué hombres! Unos orgullosos, otros déspotas y no falta quien sea también ladrón; todos ignorantes, sin capacidad alguna para administrar. Sí, señor, se lo digo a y. porque lo amo y no quiero que sea V. víctima de esa parcialidad. Advertiré a V. que Rocafuerte ha debido partir para ese país y que este hombre lleva las ideas más siniestras contra V. y contra todos mis amigos. Es capaz de todo y tiene los medios para ello. Es tan ideático que habiendo sido el mejor amigo mío en nuestra tierna juventud y habiéndome admirado hasta que entré en Guayaquil, se ha hecho furioso enemigo mío por los mismos delitos que V. ha cometido. Haberle hecho guerra a La Mar y no ser de Guayaquil, con las demás añadiduras de opiniones y otras cosas. Es el federalista más rabioso que se conoce en el mundo, antimilitar encarnizado y algo de mato. Si ese caballero pone los pies en Guayaquil tendrá V. mucho que sufrir y lo demás, Dios lo sabe. Vendrá La Mar, Olmedo lo idolatra y no ama más que a él. Espere V. pues las consecuencias de estos antecedentes. V. sabe que yo he mandado 20 años y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos.

La América es ingobernable para nosotros. 2°. El que sirve una revolución ara en el mar. 3°. La única cosa que se puede hacer en América es emigrar. 4°. Este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles, de todos colores y razas. 5°. Devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos. 6°. Sí fuera posible que una parte del mundo volviera al caos- primitivo, este sería el último período de la América.

La primera revolución francesa hizo degollar las Antillas y la segunda causará el mismo efecto en este vasto Continente. La súbita reacción de la ideología exagerada va a llenarnos de cuantos males nos faltaban o más bien los va a completar. V. verá que todo el mundo va a entregarse al torrente de la demagogia y ¡desgraciados de los pueblos! ¡ y desgraciados de los gobiernos!

Mi consejo a V. como amigo es que en cuanto V. se vea próximo a declinar, se precipite V. mismo y deje el puesto con honor y espontáneamente: nadie se muere de hambre en tierra.

Hablaré a V. de Colombia menos extensamente. Este país ha sufrido una Gran Revolución, y marcha sobre un terreno volcánico: como una revolución trae mil y las primeras no se habían apaciguado, la historia de la Ladera está produciendo todavía sus efectos; por supuesto, el Sur del Cauca está en campaña con todas las furias infernales. Río Hacha se levantó, se tomó la ciudad por las tropas del Gobierno, pero los bandidos, acaudillados por Carujo, están infestando el país y hacen daño. El asesino de Carvajal, Moreno, no ha reconocido al Gobierno y distrae con esto a algunos documentos del Gobierno.

Simon Bolívar el Libertador

En el Socorro hubo diferencias entre la ciudad de Vélez y su capital, con este motivo se han roto allí las cabezas. Todo el pueblo, la iglesia y el ejército, son afectos al nuevo orden de cosas, no faltan sin embargo asesinos, traidores, facciosos y descontentos; cuyo número puede subir a algunos centenares. Desgraciadamente, entre nosotros no pueden nada las masas, algunos ánimos fuertes lo hacen todo y la multitud sigue la audacia sin examinar la justicia o el crimen de los caudillos, mas los abandonan luego al punto que otros más aleves los sorprenden. Esta es la opinión pública y la fuerza nacional de nuestra América.

La Administración de Bogotá, presidida por Urdaneta, se conduce con bastante energía y no poca actividad: hay quien quiera más. de la primera, mas ahí está la Constitución, responde Urdaneta. Sin embargo, no dejan de darle sus golpes a menudo, pero con modo, como decía Arismendi. El nuevo General Jiménez ha marchado ya para el Sur con mil quinientos hombres a proteger el Cauca contra los asesinos de la más ilustre víctima: añadiré, como Catón, el anciano: este es mi parecer y el de que se destruya Cartago. Entienda V. por Cartago la guarida de los monstruos del Cauca. Venguemos a Sucre y vénguese V. de esos que [una gran mancha, al parecer de tinta, impide leer la continuación, por espacio de unas treinta o treinta y cinco letras] vénguese en fin a Colombia que poseía a Sucre, al mundo que lo admiraba, a la gloria del ejército y a la santa humanidad impíamente ultrajada en el más inocente de los hombres. Si V. es insensible a este clamor de todo lo que es visible y de todo lo que no es, ha debido V. cambiar mucho de naturaleza.

Los más célebres liberales de Europa han publicado y escrito aquí, que la muerte de Sucre es la mancha más negra y más indeleble de la historia del nuevo mundo y que en el antiguo ‘no había sucedido una cosa semejante en muchos siglos atrás. Toca a V., pues, lavar esta mancha execrable, porque en Pasto encontrará V. la absolución de Colombia y hasta allí no podrá penetrar Jiménez. Los amigos del Norte no exigen a los del Sur sino este sacrificio, o más bien los empeñan a que alcancen este timbre. Hablaré a V., al fin, de mí: he sido nombrado Presidente por toda Nueva Granada, mas no por la guarida de asesinos de Casanare y Popayán; y mientras tanto Urdaneta está desempeñando el Poder Ejecutivo con los Ministros de su elección.

Yo no he aceptado este cargo revolucionario porque la elección no es legítima; luego me he enfermado por lo que no he podido servir ni aun de súbdito. En tanto que todo esto pasa así, las elecciones se están verificando conforme a la ley, aunque fuera de tiempo, en algunas partes. Aseguran que tendré muchos votos y puede ser que sea el que saque más y entonces veremos el resultado. V. puede considerar si un hombre que ha sacado de la revolución las anteriores conclusiones por todo fruto tendrá ganas de ahogarse nuevamente después de haber salido del vientre de la ballena: esto es claro.

Mi carta ya es bastante larga en comparación de la de V.; por consiguiente es tiempo de acabar y lo haré rogando a V. que rompa esta carta luego que la haya leído, pues sólo por la salud de V. la hubiera escrito temiendo siempre que pueda dar en manos de nuestros enemigos y la publiquen con horribles comentarios. Acepte V. mientras tanto la seguridad de mi amistad y aún más de mi gratitud por sus antiguas bondades y fidelidad hacia mí y reciba V. por último mi corazón.

SIMÓN BOLÍVAR

Nota: Lo resaltado se ha hecho así para indicar al lector partes importantes el documento; no están así en el original.

FUENTES:
1.- Wikisource:Páginas con posible copyright; Escritos de Simón Bolívar; El texto está disponible bajo la Licencia Creative Commons Atribución/Compartir-Igual 3.0.

Carta de Bolívar al general Juan José Flores (1830)

Dominicales  20 mayo, 2012 - 1:00 AM
Recopilado por: Rolando Zelaya y Ferrera.
La propuesta de construcción de nación de los libertadores liberales no pudo imponerse en ningún país de Hispanoamérica ante el poderío económico de los colonialistas. Después de más de veinte años de lucha, así como Morazán los denunció como los principales promotores del atraso en su Manifiesto de David, también Bolívar en el ocaso de su carrera reflexiona sobre esta parte del mundo y lo que le espera a futuro de seguir bajo el influjo de la burguesía colonialista.
Barranquilla, noviembre 9 de 1830
A S. E. el General J. J. Flores

Mi querido General:
He recibido la apreciable carta de V. de Guayaquil, de 10 de septiembre, que ha puesto en mis manos el comisionado de V., Urbina.
No puede V. imaginarse la sorpresa que he tenido al ver que V. se sirve dirigir su atención y destinar expresamente un oficial para venir a responderme y a darme noticia de lo que pasa en el Sur y pasa con V. No esperé nunca que un simple particular fuese objeto de tanta solicitud y benevolencia. V., al dar este paso, ha llenado la medida de su excesiva bondad hacia mí. No puede V. hacer más por lo que hace a la amistad. Con respecto a la patria, V. se conduce como un hombre de estado, obrando siempre conforme a las ideas y a los deseos del pueblo que le ha confiado su suerte. En esta parte cumple V. con los deberes de magistrado y de ciudadano.
El General Juan José Flores aparece como personalidad ilustre en la historia del Ecuador como Jefe Supremo desde el 13 de mayo hasta el 14 de agosto de 1830. Presidente provisional: del 14 de agosto al 22 de septiembre de 1830 y presidente constitucional: Primer período: Del 22 de septiembre de 1830 al 10 de septiembre de 1834.
No contestaré la carta en cuestión, pues la gran carta la ha traído el señor Urbina: este método es diplomático, prudente y lleva consigo el carácter de la revolución, pues nunca sabemos en qué tiempo vivimos ni con qué gentes; y una voz es muy flexible y se presta a todas las modificaciones que se le quieran dar: esto es política. Urbina me asegura que el deseo del Sur, de acuerdo con la instrucción que ha traído, es terminante con respecto a la independencia de ese país. Hágase la voluntad del Sur; y llene V. sus votos. Ese pueblo está en posesión de la Soberanía y hará de ella un saco, o un sayo, si mejor le parece. En esto no hay nada determinado aún, porque los pueblos son como los niños que luego tiran aquello por que han llorado. Ni V. ni yo, ni nadie sabe la voluntad pública. Mañana se matan unos a otros, se dividen y se dejan caer en manos de los más fuertes o más feroces. Esté V. cierto, mi querido General, que V. y esos Jefes del Norte van a ser echados de ese país, a menos que se vuelva V. un Francia, aunque esto no basta porque V. sabe que todos los revolucionarios de Francia murieron en medio de la matanza de sus enemigos y que muy pocos son los monstruos de esta especie que hayan escapado del puñal o del suplicio. Diré a Vd. de paso y a propósito. Me ha dicho este joven, porque se lo he preguntado, que los grandes destinos del Sur están en manos de los Jefes del Norte. Esto era odioso aun antes de la revolución última, con cuánta más razón no lo llamarán tiránico Desde aquí estoy oyendo a esos ciudadanos que todavía son colonos y pupilos de los forasteros: unos son venezolanos, otros granadinos, otros ingleses, otros peruanos, y quién sabe de qué otras tierras los habrá también.
Y después ¡qué hombres! Unos orgullosos, otros déspotas y no falta quien sea también ladrón; todos ignorantes, sin capacidad alguna para administrar. Sí, señor, se lo digo a y. porque lo amo y no quiero que sea V. víctima de esa parcialidad. Advertiré a V. que Rocafuerte ha debido partir para ese país y que este hombre lleva las ideas más siniestras contra V. y contra todos mis amigos. Es capaz de todo y tiene los medios para ello. Es tan ideático que habiendo sido el mejor amigo mío en nuestra tierna juventud y habiéndome admirado hasta que entré en Guayaquil, se ha hecho furioso enemigo mío por los mismos delitos que V. ha cometido. Haberle hecho guerra a La Mar y no ser de Guayaquil, con las demás añadiduras de opiniones y otras cosas. Es el federalista más rabioso que se conoce en el mundo, antimilitar encarnizado y algo de mato. Si ese caballero pone los pies en Guayaquil tendrá V. mucho que sufrir y lo demás, Dios lo sabe. Vendrá La Mar, Olmedo lo idolatra y no ama más que a él. Espere V. pues las consecuencias de estos antecedentes. V. sabe que yo he mandado 20 años y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos.
La América es ingobernable para nosotros. 2°. El que sirve una revolución ara en el mar. 3°. La única cosa que se puede hacer en América es emigrar. 4°. Este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles, de todos colores y razas. 5°. Devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos. 6°. Sí fuera posible que una parte del mundo volviera al caos- primitivo, este sería el último período de la América.
La primera revolución francesa hizo degollar las Antillas y la segunda causará el mismo efecto en este vasto Continente. La súbita reacción de la ideología exagerada va a llenarnos de cuantos males nos faltaban o más bien los va a completar. V. verá que todo el mundo va a entregarse al torrente de la demagogia y ¡desgraciados de los pueblos! ¡ y desgraciados de los gobiernos!
Mi consejo a V. como amigo es que en cuanto V. se vea próximo a declinar, se precipite V. mismo y deje el puesto con honor y espontáneamente: nadie se muere de hambre en tierra.
Hablaré a V. de Colombia menos extensamente. Este país ha sufrido una Gran Revolución, y marcha sobre un terreno volcánico: como una revolución trae mil y las primeras no se habían apaciguado, la historia de la Ladera está produciendo todavía sus efectos; por supuesto, el Sur del Cauca está en campaña con todas las furias infernales. Río Hacha se levantó, se tomó la ciudad por las tropas del Gobierno, pero los bandidos, acaudillados por Carujo, están infestando el país y hacen daño. El asesino de Carvajal, Moreno, no ha reconocido al Gobierno y distrae con esto a algunos documentos del Gobierno.
Simon Bolívar el Libertador
En el Socorro hubo diferencias entre la ciudad de Vélez y su capital, con este motivo se han roto allí las cabezas. Todo el pueblo, la iglesia y el ejército, son afectos al nuevo orden de cosas, no faltan sin embargo asesinos, traidores, facciosos y descontentos; cuyo número puede subir a algunos centenares. Desgraciadamente, entre nosotros no pueden nada las masas, algunos ánimos fuertes lo hacen todo y la multitud sigue la audacia sin examinar la justicia o el crimen de los caudillos, mas los abandonan luego al punto que otros más aleves los sorprenden. Esta es la opinión pública y la fuerza nacional de nuestra América.
La Administración de Bogotá, presidida por Urdaneta, se conduce con bastante energía y no poca actividad: hay quien quiera más. de la primera, mas ahí está la Constitución, responde Urdaneta. Sin embargo, no dejan de darle sus golpes a menudo, pero con modo, como decía Arismendi. El nuevo General Jiménez ha marchado ya para el Sur con mil quinientos hombres a proteger el Cauca contra los asesinos de la más ilustre víctima: añadiré, como Catón, el anciano: este es mi parecer y el de que se destruya Cartago. Entienda V. por Cartago la guarida de los monstruos del Cauca. Venguemos a Sucre y vénguese V. de esos que [una gran mancha, al parecer de tinta, impide leer la continuación, por espacio de unas treinta o treinta y cinco letras] vénguese en fin a Colombia que poseía a Sucre, al mundo que lo admiraba, a la gloria del ejército y a la santa humanidad impíamente ultrajada en el más inocente de los hombres. Si V. es insensible a este clamor de todo lo que es visible y de todo lo que no es, ha debido V. cambiar mucho de naturaleza.
Los más célebres liberales de Europa han publicado y escrito aquí, que la muerte de Sucre es la mancha más negra y más indeleble de la historia del nuevo mundo y que en el antiguo ‘no había sucedido una cosa semejante en muchos siglos atrás. Toca a V., pues, lavar esta mancha execrable, porque en Pasto encontrará V. la absolución de Colombia y hasta allí no podrá penetrar Jiménez. Los amigos del Norte no exigen a los del Sur sino este sacrificio, o más bien los empeñan a que alcancen este timbre. Hablaré a V., al fin, de mí: he sido nombrado Presidente por toda Nueva Granada, mas no por la guarida de asesinos de Casanare y Popayán; y mientras tanto Urdaneta está desempeñando el Poder Ejecutivo con los Ministros de su elección.
Yo no he aceptado este cargo revolucionario porque la elección no es legítima; luego me he enfermado por lo que no he podido servir ni aun de súbdito. En tanto que todo esto pasa así, las elecciones se están verificando conforme a la ley, aunque fuera de tiempo, en algunas partes. Aseguran que tendré muchos votos y puede ser que sea el que saque más y entonces veremos el resultado. V. puede considerar si un hombre que ha sacado de la revolución las anteriores conclusiones por todo fruto tendrá ganas de ahogarse nuevamente después de haber salido del vientre de la ballena: esto es claro.
Mi carta ya es bastante larga en comparación de la de V.; por consiguiente es tiempo de acabar y lo haré rogando a V. que rompa esta carta luego que la haya leído, pues sólo por la salud de V. la hubiera escrito temiendo siempre que pueda dar en manos de nuestros enemigos y la publiquen con horribles comentarios. Acepte V. mientras tanto la seguridad de mi amistad y aún más de mi gratitud por sus antiguas bondades y fidelidad hacia mí y reciba V. por último mi corazón.
SIMÓN BOLÍVAR
Nota: Lo resaltado se ha hecho así para indicar al lector partes importantes el documento; no están así en el original.
FUENTES:
1.- Wikisource:Páginas con posible copyright; Escritos de Simón Bolívar; El texto está disponible bajo la Licencia Creative Commons Atribución/Compartir-Igual 3.0.

martes, 19 de noviembre de 2013

El fraude del ferrocarril

Corrupción en Honduras: El fraude del ferrocarril interoceánico

Recopilación por Esther Garwer y Rolando Zelaya y Ferrera

El 11 de enero de 1862 el presidente José Santos Guardiola fue asesinado por sus propios guardaespaldas en su residencia en Comayagua. Se trató de una trama encabezada por el mayor de plaza Pablo Agurcia. Fue un crimen horrendo, cuyos autores intelectuales la historia aún no aclara. A Guardiola lo sustituyó el general José María Medina en cuya administración se presentó el escándalo del ferrocarril interoceánico salpicado por la habilidad de sus protagonistas y la ingenuidad de un gobierno que poco o nada sabía en materia financiera.
José Santos Guardiola
José Santos Guardiola

La idea de construir un camino de hierro que comunicara el Atlántico con el Pacífico y facilitar de esta forma el paso hacia las zonas ricas en oro, comenzó a finales de la década de los cuarenta. El proyecto del general Francisco Ferrera, hecho público en 1847, procuraba comunicar Puerto Cortés con el Golfo de Fonseca. El general José Trinidad Cabañas firmó una contrata nombrando a León Alvarado y Justo Rodas como representantes, pero el proyecto fracasó debido a la resistencia que enfrentó de los partidarios de la línea de Panamá y por la escasa acogida que recibió en los medios financieros de Estados Unidos, según el economista y ex viceministro de Planificación, Guillermo Molina Chocano.

El francés Víctor Herrán y el hondureño Carlos Gutiérrez eran a la sazón los representantes plenipotenciarios de Honduras ante los gobiernos de Francia e Inglaterra, respectivamente. El 21 de marzo de 1866, Gutiérrez y Herrán -quienes se convirtieron en los principales protagonistas de este acontecimiento financiero que mantuvo al país acumulando una deuda por casi cien años- se dirigieron al gobierno por medio de su ministro de Relaciones Exteriores, don Ponciano Leiva. A él le enviaron una “proyectada contrata” para construir el ferrocarril de Puerto Cortés hasta la bahía de Fonseca. “Después de encomiar dicho proyecto en los mejores términos y de vaticinar para el país una era de gran prosperidad y riqueza, pedían que se les otorgara un Poder del cual ellos mismos enviaban el borrador a fin de obviar obstáculos”, recuerda Alfredo León Gómez, en su libro “El escándalo del ferrocarril”.

Herrán y Gutiérrez dieron muestras de su habilidad desde un principio. El propósito era conseguir la venia, tanto del presidente Medina -quien no era muy ducho en finanzas- como del Congreso de aquel tiempo para hacer ellos la negociación. Informaban que tenía casi todo listo y que capitalistas franceses depositarían un millón de pesos en la banca de Francia o de Inglaterra y que el gobierno hondureño no pagaría ningún cinco de interés durante un término de 25 años, tiempo durante el cual la compañía constructora administraría por su cuenta el canal interoceánico. Medina y el canciller Leiva cayeron fácilmente en la trampa. No vacilaron mucho en “confiar” en aquellos hábiles negociadores. Además, en una nota dirigida a ellos el gobierno de Medina les decía que si construían la obra “se les recompensaría altamente los servicios prestados, además del agradecimiento eterno de los hondureños”.

En 1867 el gobierno envió a León Alvarado (en cuyo nombre fue bautizado un colegio de Comayagua) a Europa a inspeccionar las negociaciones. Pero se encontró con que la Bolsa de Londres prohibía cualquier negociación con países que tenían deudas anteriores sin haber sido pagadas o negociadas.

En efecto, en 1825 Centroamérica había contraído con Inglaterra la denominada “deuda federal”. Los países del istmo se endeudaron con la Casa Barclay para afrontar algunas dificultades presentadas al inicio de su gestión ya como países independientes.

El compromiso de Honduras en un principio era por alrededor de 27 mil libras esterlinas que se considera la primera deuda externa del país. Contrario a los otros países, sólo Honduras y Nicaragua no habían honrado este compromiso. Ya para 1867 dicha deuda había subido a 90,075 libras por concepto de intereses acumulados. Si Honduras no pagaba no era objeto de un nuevo financiamiento. Y este era el problema que tenían los hombres en los que el gobierno de Medina había confiado negociar.

Pero también se encontraron con otro impase. En ese momento aparecieron otros acreedores argumentando que también a ellos Honduras les debía. Uno de ellos era el llamado “reclamo Carmichael” que cobraba una deuda por 10 mil 900 libras que le había hecho a Honduras en 1852. El gobierno les había ofrecido pagarles con madera de color (caoba) pero no cumplió. También apareció otro prestamista exigiendo el pago de 5 mil 345 libras y un reclamo del gobierno inglés por 8 mil libras que se originaba en el Tratado Gran Bretaña Honduras de 1859 (Convención de los Misquitos) por la cual el gobierno pagaría al Jefe de los Misquitos mil libras anualmente durante diez años para educación de los misquitos, gravando la madera de La Mosquitia y de las Islas de la Bahía.

Por otro lado, en 1861 Honduras había entablado con la casa Judah Hart y Compañía de Londres una relación financiera por el orden de 7 mil 300 libras esterlinas de las cuales quinientos fueron utilizadas para pagarle al Rey de los Moscos y el resto en la compra de fusiles. O sea que conseguir préstamos para pagar préstamos es una vieja relación registrada en la historia financiera hondureña.
Todas estas deudas, antes de contraer el compromiso por el ferrocarril, sumaban 120 mil 451 libras esterlinas.

¨Entonces, cómo le hicieron los enviados hondureños para conseguir el empréstito ferrocarrilero?
León Gómez narra que don León Alvarado se vio obligado a arreglar con los acreedores. Lo primero que hizo fue tramitar la emisión de 90 mil libras en bonos nominales los cuales fueron distribuidos entre los distintos acreedores entre ellos una amortización de 55 mil libras a la deuda federal.

Los bonos nominales “serían redimidos gradualmente por el gobierno hondureño además de pagar los intereses; los fondos para estos pagos provendrían del empréstito que pronto se llevaría a cabo. Por adelantado se estaba ya comprometiendo los fondos del empréstito que aún no se había emitido”, cuestiona el investigador.

“De lo expuesto”, añade, “es notoria la incapacidad del gobierno hondureño para solventar sus deudas. La desorganización del país, sus constantes guerras, asonadas, alzamientos y cuartelazos, la pobreza general y la falta de desarrollo harían prácticamente imposible el cumplimiento de los compromisos contraídos”.

FERROCARRIL3

El 22 de marzo de 1867 los “enviados especiales” firmaron el primer contrato de endeudamiento por tres millones de libras esterlinas con la casa Bischoffsheim y Goldschmidt. El contrato contemplaba un plazo de 16 años con cuotas anuales de 400 mil libras y con intereses del 10 por ciento. El contrato de once artículos establecía el compromiso hondureño de conceder a la casa proveedora “todos los productos de los dominios señalados y bosques del estado hondureño, tales como los de caoba, el añil, algodón”, dice, por su lado, Molina Chocano en su artículo “la deuda externa y el ferrocarril más caro del mundo”. El producto sería entregado a la casa prestamista conforme el avance del ansiado camino de hierro.

Siete meses después, los representantes del Estado lograron la suscripción de un segundo contrato, esta vez por un millón de libras esterlinas. Las condiciones de interés eran las mismas, variando -únicamente- el plazo que esta vez era de quince años y la cuota anual estipulada en 140 mil libras. El 25 de febrero de 1869, es decir dos años después, los mismos representantes hondureños firmaron en París, Francia, un convenio con la Casa Dreyfus y Scheyer “para complementar el empréstito iniciado en Londres”. “El acuerdo concedía a Dreyfus y Compañía la provisión de un millón de pesos de a cinco francos en moneda pequeña de níquel, al precio total neto y convenido de tres millones de francos”.

Ese mismo año, justamente el 10 de abril, Herrán logró un segundo convenio préstamo por la suma de dos millones 490 mil 108 libras esterlinas. El compromiso fue contraído con los banqueros Bischoffsheim y Goldschmidt. El préstamo tenía como finalidad pagar con él los intereses y amortizaciones del empréstito anterior y “cubrir las deudas a favor de los contratistas del ferrocarril”. Un año después -tres años antes de que se iniciara el gobierno de la Reforma Liberal- los plenipotenciarios, esta vez representados por Gutiérrez, consiguieron con los banqueros londinenses una nueva emisión de bonos por un valor de 2 millones 500 mil libras esterlinas. Es necesario aclarar que a este nuevo convenio se opuso Herrán quien consideraba que el país ya no tendría capacidad de pago.

“El general Medina”, comenta Molina Chocano, “sin mayor conocimiento de finanzas y distraído siempre por las intrigas internas y externas, no estaba al tanto de las maniobras que se realizaban en el ámbito de los hábiles y poco escrupulosos especuladores que se movían en Europa. No pudo vigilar convenientemente la maquinaria que habían montado para obtener los empréstitos ferrocarrileros”. “Todavía en 1872, poco antes de que se suspendieran los trabajos de construcción por “falta de fondos” y de que su gobierno fuera derrocado por Céleo Arias, el presidente Medina manifestaba con ingenuo optimismo que no estaba lejano el día en que la locomotora cruzara de costa a costa el territorio nacional”. En total, Honduras fue comprometida por los corruptos de aquél tiempo nada menos que en seis millones de libras esterlinas de los cuales solamente ingresaron al tesoro público alrededor de 300 mil con los que se construyeron 43 millas de línea férrea.

“La diferencia se diluyó entre las manos de los prestamistas y agentes europeos y los diplomáticos “hondureños”, quienes recibieron fantásticas comisiones que les permitía vivir fastuosamente”, concluye Molina Chocano. Los dos investigadores hondureños coinciden en afirmar que el país fue víctima de la suspicacia de sus representados y la complicidad de los agentes financieros internacionales. Otro investigador, el francés André Marced d”Ans, en su libro “Honduras emergencia difícil de una nación, de un Estado” dice que los “financieros corruptos no tuvieron ninguna dificultad en jugar al gato y al ratón con los ingenuos y poco experimentados diplomáticos hondureños, quienes tampoco fueron íntegros como la situación lo exigía”.

Los periódicos de aquel tiempo en Londres consideraban que Gutiérrez vivía en un palacio “en que estaba rodeado de lacayos y ofrecía festines”. Era muy dado a jugar en la bolsa londinense. Mientras, Herrán inteligentemente se “consignó” una partida de 240 mil francos como “honorarios” durante veinte años. Y no se quedó solo, también incluyó a su secretario. Muchos particulares también recibieron “ayudas” de parte de los “enviados especiales”. “Claramente existía deshonestidad y malversación por todos lados. Se derrochaban en Londres y París los fondos del empréstito y ni siquiera se pagaban los intereses, mientras los trabajos y materiales de construcción de la vía eran de pésima calidad y marchaban lentamente”, añade el economista Molina Chocano.

Un enviado confidencial del gobierno hondureño, de nombre Justo S. Bueso, en carta dirigida en julio de 1871 al canciller Alvarado lo advirtió de la situación y el peligro que tenía Honduras de arrastrar por años una millonaria deuda. El gobierno de Marco Aurelio Soto (1886-1883), que promulgó la reforma liberal destituyó el 8 de noviembre de 1876 a Herrán y Gutiérrez, pero no se les dedujo responsabilidad alguna. Atendiendo una solicitud del Congreso Nacional, dirigido por Aberlado Zelaya, el presidente Soto el 14 de agosto de 1879 nombró un “Comité Especial” integrado por Adolfo Zúñiga, Carlos E. Bernhard, Miguel A. Lardizábal, Policarpo Bonilla y Julio Lozano.

Dicho Comité se instaló rápidamente y decidió invitar a los protagonistas del hecho para que rindieran cuentas al país. A la cita sólo acudió Herrán a través de su representante Francisco Gaubert quien exculpó a su representado recordando que meses antes éste había dirigido a los gobiernos documentos explicando el asunto. Molina Chocano cita un folleto editado en 1884 por Herrán en el cual decía que envió varias notas de rendición de cuentas pero ninguno le constestó. “Juzgue si alguno de los presidentes es o no merecedor de la censura de la historia”, afirmaba Herrán. Por su lado, León Gómez reproduce parte de una carta dirigida por Herrán a León Alvarado en la que expone: “Estoy indignado de ver nuestra hermosa y útil empresa arruinada por la conducta ligera del amigo Gutiérrez; si no tuviera tanta confianza en su honradez, lo acusaría de entenderse con esos judíos para arruinar el país a su provecho”.

El gobierno de Soto tuvo que hacerle frente también a otros compromisos contraídos por administraciones anteriores, entre ellas la deuda federal. Años después el Parlamento inglés condenó la acción y el fondo de los empréstitos especialmente la forma en que su gobierno manejaba y toleraba estas políticas irregulares. El tiempo pasaba y el “affaire” del ferrocarril por el cual Honduras ya tenía una posición de descrédito internacional que lo situaba en desventaja para conseguir nuevas líneas de crédito, aún no se aclaraba.

En 1904 otro enviado especial, el doctor Angel Ugarte, logró penetrar a los libros del Consejo de Tenedores de Bonos Extranjeros donde Honduras aparecía con una deuda astronómica de 16 millones de libras esterlinas de los cuales más de 10 millones representaban sólo a intereses acumulados. El agente financiero, tras considerar como inaceptable el monto de la deuda, hizo algunas propuestas de pago a los acreedores pero éstos no aceptaron. No fue sino hasta el año de 1925, durante la gestión nacionalista de Miguel Paz Barahona, cuando se firmó en Washington el acuerdo con el Comité de Tenedores de Bonos Extranjeros.

En este acuerdo se reconoció una deuda por 452 mil 200 libras esterlinas como compromiso oficial más los intereses de treinta años que sumaban un millón 200 mil libras. Para poder pagar esta deuda, y como garantía especial, “el gobierno fijó un impuesto especial del tres por ciento sobre todas las facturas consulares para mercaderías destinadas a Honduras”. El gobierno nacionalista de Tiburcio Carías Andino (1933-1948) se declaró enemigo de los préstamos internacionales y por lo tanto no pagó la deuda del ferrocarril. Es más, Carías no asumió ningún compromiso económico externo. Los últimos saldos de la deuda del ferrocarril fueron pagados durante el gobierno nacionalista de Juan Manuel Gálvez (1948-1954). Gálvez hizo un llamado internacional para que los tenedores de bonos vinieran a cobrar en un tiempo determinado y los que no lo hicieron nunca cobraron.