lunes, 14 de enero de 2013

Las Montoneras

Las montoneras

Las montoneras se usaron como vía para obtener el poder. En la foto campamento de las tropas de Vicente Tosta en El Berrinche, 1924.

Por Rolando Zelaya y Ferrera

Uno de los fenómenos políticos que más ha impactado a Honduras, con el consecuente daño a la economía y a la sociedad, son las montoneras, mas conocidas como guerras civiles. ¿A que se debió este fenómeno?

Es más que notorio el hecho de que 300 años de dominación española provocaron un falso sentido de libertad después de la independencia y de que desapareció el orden jurídico español en el que el funcionario no era más que una pieza aplicadora de la ley, pues nada se creó para sustituirlo. Falta entonces una instancia suprema, despersonalizada y respetada: una institución de derecho.

Los movimientos armados provocaron inestabilidad política e involucraron a diferentes estratos sociales. En la foto una niña de doce años en prácticas de tiro.

Prueba de lo anterior puede verse cuando, el 30 de junio de 1826, la Asamblea del Estado de Honduras se vio obligada a ordenar la ejecución de todas las leyes en vigor y aplicar a los contraventores las penas establecidas, pero era difícil para el ciudadano común saber qué hacer bajo la ley cuando se ignoraba hasta qué punto el viejo cuerpo legal español continuaba vigente, ya que se daban por abrogadas muchas de estas leyes y no se habían emitido nuevas disposiciones que las sustituyeran. Al no aplicarse las leyes surge una severa crisis de autoridad, lo único que queda son las personas, y Centroamérica se despeña en el principio del personalismo (1).
Quizás por esta razón es que los partidos políticos tardaran más de 60 años en aparecer en la vida pública de las naciones latinoamericanas, en especial en Honduras. El escritor Julio Icaza Tijerino ha estudiado el fenómeno de la mentalidad personalista y su incidencia negativa en la nacionalidad, y afirma que “este personalismo es esencial en los pueblos hispanoamericanos… No cabe para él, pues, la existencia de un partido o del Estado como una asociación de ciudadanos. El partido no es sino una asociación de amigos alrededor de uno de ellos o de determinados intereses y sigue siéndolo cuando se apodera del Estado y se convierte en gobierno.

Soldado armado con una ametralladora Thompson usada por los mafiosos de Chicago en la misma época. Las montoneras se pelearon con fondos provistos por las Compañías Bananeras, Samuel Zemurray declaró haber provisto de armas y dinero a Manuel Bonilla para su revolución.

El gobierno es así: el gobierno de los amigos para ayudar a los amigos. Por la misma razón, el partido contrario es la asociación de los enemigos y cuando está en el poder, es el gobierno enemigo. Así se explica el encono de las luchas políticas entre partidos, cuyas diferencias ideológicas son mínimas y, de hecho, inexistentes para la inmensa mayoría de partidarios, que nunca han leído la declaración de principios del partido”(2).
De aquí que los partidos políticos y las naciones iberoamericanas, y las centroamericanas en particular, se organicen en torno a figuras populares que inspiran la marcha del país y de una política. En este sentido, los partidos políticos dejan de ser instituciones que promueven a sus candidatos para ejecutar un plan de nación propuesto por el partido, sino al contrario, son organizaciones que pasan por varios dueños que, por lo general, son los mismos candidatos presidenciales utilizando la etiqueta del partido para lograr sus objetivos personales o de grupo; por ello, los candidatos se presentan como mesías escogidos que son los únicos con las habilidades y capacidades de sacar adelante un país. Hay que sumar a esto que, al ganar las elecciones, el personalismo se convierte en presidencialismo, el asumir que el Estado es la persona que ejerce la presidencia y por ende los que estén en contra de él, están en contra del Estado.
La otra instancia es el problema de la elasticidad moral, que podemos ver claramente manifestada en las relaciones sociales públicas entre los políticos. El prestigio de un político no es producto de hechos honrosos o los servicios prestados a la patria porque simplemente no existe la meritocracia. El prestigio más bien es producto de la capacidad de influenciar a las masas, de la fuerza de arrastre popular.

Restos humanos en Las Crucitas durante la montonera de 1924. De ellos, nadie recuerda sus nombres.

El político puede haber cometido muchos crímenes y muchos errores políticos, pero tiene prestigio si puede, en un momento dado, arrastrar a la elección o a la revolución a una masa más o menos grande de pueblo que le sigue incondicionalmente. La adhesión política de sus partidarios es totalmente personal y éste es el sentido de la incondicionalidad: cuando se asegura que alguien o él mismo se afirma como alguien incondicional, ya sea hacia el jefe o caudillo del partido, sin atención a ideologías o tendencias doctrinarias. Esto permite que el caudillo o dictador pueda cambiar de idea o de bandera política sin que esto sea razón para que sus partidarios lo abandonen (3). Todo lo anterior nos explica fácilmente la ausencia de partidos políticos como instituciones y la facilidad de caer en montoneras durante más de cien años en Honduras, así como el porqué a pesar de haber surgido a la mitad de esos cien años las instituciones políticas, continúan arrastrando durante su período de inmadurez, los mismos vicios del pasado casi 50 años más.
Los enfrentamientos armados para lograr el reconocimiento del poder político o imponer candidatos presidenciales o burlar la voluntad del pueblo han sido una verdadera tragedia para Honduras. No hay un estudio completo del impacto económico del costo social y económico de las montoneras en Honduras, aunque históricamente sí puede afirmarse que costó al país más de un siglo de retraso en su desarrollo económico y en su proyecto de construcción de nación.

Vicente Tosta manipulando una ametralladora Gartling, novedad bélica de la época

Hay quienes les llaman guerras civiles, pero una guerra civil tiene carácter nacional, sus objetivos persiguen como resultado el bienestar común y el desarrollo de la nación. En el caso de las montoneras, los líderes procuran ser presidentes por una ambición personal, usando un ejército personal compuesto, en la mayoría de los casos, por peones y gamonales de sus haciendas y las de sus amigos y partidarios o por desempleados de las ciudades que esperan mejorar su situación al ganar el líder la rebelión. Hubo quienes se vieron involucrados como soldados en las montoneras con la única esperanza de obtener una beca de estudio con el gobierno o, como afirma Gonzalo Luque, porque era el único trabajo disponible en la Honduras de aquellos días.
Es de lamentar que no recordamos los nombres de los muertos en estas estúpidas contiendas político-bélicas; el pueblo “sin historia” (como les llamaría el buen amigo Mario Argueta) nunca deja nombres de sus verdaderos mártires, todos mueren en el anonimato; sin embargo todos recordamos los nombres de Tiburcio Carías, Vicente Tosta, Manuel Bonilla, Policarpo Bonilla, Gregorio Ferrera, Rafael López Gutiérrez y otros tantos más líderes por cuyas “causas políticas” se levantaron banderas de lucha, aprovechándose de un pueblo sin oportunidades, sin educación y por ende sin madurez política.
Para brindar un panorama general, pero inconcluso, de los levantamientos armados durante 1827 hasta la agresión salvadoreña del 14 de julio de 1969, señalamos a continuación los más importantes(4).

Citas:
1 Mariñas otero, Luis. Honduras, (Col. Realidad Nacional), Núm. 6, Editorial Universitaria, 1987, p. 287.
2  Icaza Tijerino, Julio. Sociología de la política hispanoamericana, pp. 27-28, Madrid, 1950.
3  Icaza Tijerino, Op. Cit., pp. 180-181.
4  Recuento tomado de la Enciclopedia Multimedia Honduras Nuestro País, SIGA Computación, 2000 Derechos Reservados

2 comentarios:

  1. Lo felicito estimado; me gusta su perspectiva y conclusiones respecto a todos eso años que nuestro País sufrió por estas batallas energúmenas y sin beneficio alguno, mas que el de unos cuantos hombres que convencían a la "Indiada" bruta de aquella época (que poco ha cambiado hoy en día supongo). Desde un punto de vista objetivo resulta triste como se ha venido forjando nuestra historia, y no cabe la menor duda una de las causas principales de todo este atraso que hoy sufrimos, son estas "animaladas" mal llamadas guerras civiles como usted lo describió.

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    1. ... Parece que en pleno siglo XXI la Historia se repite, ahora en escenarios diferentes pero igual convencen a la indiada, antes, despues de " tomar " una plaza, ciudad o pueblo, la tropa o sea la indiada, quedaba en libertad de saquear, violar mujeres y todo tipo de fechorías, ese era el premio o sueldo de la tropa. Ahora el pillaje es diferente, destrucción de propiedad pública y privada, quema de llantas y saqueo a tiendas. La coincidencia entre el ayer y hoy es que los artífices de éste vandalismo siempre son "líderes" políticos. La indiada, borregos ayer y borregos ahora, parece que mañana seguiremos lo mismo.... BORREGOS arreados por cochinos políticos.

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