Por Esther Alexandra Garwer y
Rolando Zelaya y Ferrera
Desde 1821, Centroamérica y Honduras
en particular, estuvo inmersa en luchas provocadas por intereses particulares notoriamente
diferenciados, entre los que si querían continuar el sistema colonial impuesto
y los que no, y aunque los seguidores de la idea de continuar el funcionamiento
del antiguo régimen colonial finalmente se impuso y lo han continuado hasta el día
de hoy, aún entre ellos hubo desacuerdos acerca de cómo construir la fachada de
país qué les permitiera cubrir sus verdaderas intenciones: mantener el poder
entre grupos oligárquicos; entiéndase por oligárquico: “…forma de
gobierno en la cual el poder es ejercido
por un grupo reducido de personas que pertenecen a una misma
clase social. Por extensión, el término se utiliza para nombrar al conjunto
de empresarios y sujetos acaudalados que suelen actuar en conjunto para la
defensa de sus intereses. El concepto nació en la Antigua
Grecia para referirse a la degeneración de la aristocracia.
Cuando el sistema aristocrático comenzó a perpetuarse por la descendencia
sanguínea y la dirección del Estado dejó de estar en manos de las mentes
más brillantes, comenzó a hablarse de oligarquía. En la actualidad, el término oligarca
suele utilizarse para hacer referencia a los millonarios, los
latifundistas y los dueños de propiedades. La oligarquía, en este
sentido, es una especie de estatus social que tiene implicancias políticas (por
ejemplo, a través de la presión económica para conseguir mayores
beneficios y ventajas) y culturales (una cierta vestimenta, gustos compartidos,
etc.) impidiendo el acceso a
los mestizos a ejercer el mismo.
De aquí en
adelante, nuestra historia registra luchas federales, el fuerte localismo
oligárquico que atomizó Centroamérica en cinco pequeños estados, y durante la
primera mitad del siglo XIX, guerras fratricidas disfrazadas de construcción de
país pero ejercidas por las ambiciones personales hasta 1876 cuando por fin uno de los grupos
intenta poner algún orden al desorden organizado en nuestro país: la Reforma
Liberal estructura la nación hondureña a favor de las oligarquías terratenientes
locales en un plan a largo plazo por primera vez, después de 55 años de
habernos independizado. Las estructuras creadas solamente adaptaron el
colonialismo mental al capitalismo internacional subordinando no sólo la
producción sino también las mentalidades colectivas en aras de ideas
irrealizables en nuestro entorno: democracia. Para que ella exista debe haber
pleno goce de derechos, igualdad entre los hombres y solidaridad colectiva,
algo que la Reforma no hizo, como lo prueba el hecho de que el status entre los
dos grupos polarizados continuó y marginó completamente al negro y al indígena (Zelaya:
2012. 193). Lo anterior evidencia claramente que “el estereotipo
del oligarca es el de un sujeto sin ética ni moral, dispuesto a incurrir en la
corrupción y la violencia para sostener su poder, el cual
considera como un derecho adquirido. Los partidos políticos de izquierda suelen
tener a la oligarquía como principal enemigo.”
La relativa paz lograda con estas reformas se rompió a partir de 1904 cuando Manuel Bonilla reinició las montoneras y empezamos a matarnos como tontos para que los que quedaran vivos fueran presidentes de Honduras aunque fuera por corto tiempo. Los cambios estructurales de Soto no prosperaron sino que se estancaron en especial durante la dictadura de Carías Andino entre 1933 y 1948. Esto empujó a los gobiernos post dictadura, liderados no por terratenientes sino por profesionistas liberales, a continuar la reestructuración de Soto detenida por casi 48 años. Gálvez, Lozano y en especial Villeda Morales, intentan consolidar cambios esenciales de la antigua Reforma Liberal pero al final solo readecúan la nación al capitalismo mundial de acuerdo a los mandatos del FMI y del Departamento de Estado Norteamericano, y llegaron hasta a donde a estos convino. Una serie de gobiernos militares en cuyo ínterin las nuevas fuerzas sociales de los desposeídos iniciaron sus luchas, desembocaron al final en la vuelta de las oligarquías tradicionales al poder: nuevamente sin un plan fijo para construir el país y menos la nación imaginada.
Es así como
Honduras está dominada hoy en día por lo que se conoce como “La oligarquía
corporativa, una forma de poder, que puede ser de tipo operacional o
gubernamental, en el cual un pequeño
grupo de personas, a veces de instituciones educativas o entidades económicas influyentes tales como bancos, actúan de
acuerdo a los principios de la oligarquía, a menudo pasando por encima
de las decisiones oficiales de un país. Un claro ejemplo de la actualidad son
ciertas empresas multinacionales,
que influyen en los movimientos de gobernantes elegidos democráticamente,
siendo una realidad para la vida de ésta nación que, el FMI y el BM indican las pautas a seguir, el neoliberalismo se impone a
finales del siglo XX en nuestro país y será hasta 1998, cuando el Huracán Mitch
devaste al país, que a presiones del Grupo Consultivo de Estocolmo, el gobierno
de Carlos flores decide hacer lo que nunca nadie se había atrevido a hacer:
crear un plan de Nación. El objetivo era conseguir fondos para la
reconstrucción nacional, mismo que se logró, lamentablemente el plan se
abandonó posterior al gobierno de Maduro y después se comenzó nuevamente a
improvisar durante el gobierno del terrateniente José Manuel Zelaya. Todo
terminó en un caos del cual nos estamos recuperando levemente y para parchar
las cosas se maquilla el plan de Carlos Flores y se habla de un Plan de Nación como
una propuesta nueva que en realidad ya tiene 16 años de existir. Hay
adecuaciones reales para propósitos cosméticos que al final siempre redundarán
en beneficio de los que tienen solvencia económica y de los grupos que se han
convertido en dueños de Honduras. La suerte está echada para los próximos
cuatro años.
Fuentes:
Definición.de, 208-2014, “Oligarquía-Qué es, Significado y Concepto”, en su versión electrónica: http://definicion.de/oligarquia/#ixzz2qby6bO1g
http://definicion.de/oligarquia/#ixzz2qbzEA6mc
http://definicion.de/oligarquia/#ixzz2qc0yUtuq
Zelaya y Ferrera, Rolando, 2012, “Lecturas para comprender la historia de Honduras”, 2ª. Edición, Pearson Educación, México, pp193.
Pregunta o solicita temas en nuestras páginas
en FACEBOOK:
http://www.facebook.com/pages/Historia-de-Honduras/
http://www.facebook.com/pages/Historias-de-la-Historia-de-Honduras/
https://www.facebook.com/porladignidaddehonduras/
o búsquenos en nuestro blog
http://historiadehondurasenlinea.blogspot.com/
|
Excelente me sirvio, gracias.
ResponderEliminar