sábado, 23 de marzo de 2013

Próceres emparentados...

 RAICES HONDUREÑAS DEL GENERAL CABAÑAS

Juan Valladares Rodríguez

-I-
Un de los fines primordiales que profesa la Academia Hondureña de Geografía e Historia de Honduras, es el mejor conocimiento y la exaltación que debemos a quienes nos legaron patria y honor. En cumplimiento de esta obligación, tan grata a sus miembros, la academia ha dedicado un número extraordinario de su revista a la memoria del General Cabañas, en el primer centenario de su tránsito a la inmortalidad.
Por causas no previstas, este breve ensayo no pudo ser incluido en la publicación conmemorativa. Pero la fecha natalicia de José Trinidad Cabañas es oportuna para recordar las hondas raíces que él tiene en esta tierra generosa, que también es madre de sus consanguíneos Dionisio de Herrera y Juan Lindo.

Investigar los vínculos que nos muestran el profundo arraigo que en esa parcela centroamericana tienen algunos de los constructores de nuestra nacionalidad; probar que su hondureñidad se ahonda a lo largo de varias  generaciones; ubicarlos dentro de su familia y bajo el cielo donde ellos vieron la luz primera; anudarlos con los lazos indestructibles de la sangre y de los caros afectos de la niñez y juventud y fortalecer nuestro origen común como nación;  es sustentar los vínculos indisolubles de la sangre y del espíritu hondureñista que  debe mantenernos unidos para que de veras formemos la patria digna, libre y respetable que soñaron nuestros mayores.

Dar a conocer las profundas y entrañables raíces que el General Cabañas tiene en la hondureñidad, exhumando fechas, nombres y parentescos, es tarea gratísima para quienes todavía profesamos amor y veneración a la memoria de nuestros pares, y a la de los padres de nuestros padres, que también es amor a la patria.

Los nombres y vinculaciones que irán apareciendo en el curso del presente ensayo pueden servir para que otro aficionado a las genealogías componga un estudio menos breve y más enaltecedor para el General Cabañas, el hondureño que con su probidad heroica nos sigue enseñando que el primer deber de todo ciudadano es servir a la patria con total desprendimiento.

En Escritura que paso ante Don Gabriel de Irías, alcalde Ordinario de Segunda Nominación de la Real Villa de Tegucigalpa, consta que a 19 de noviembre de 1792, doña Josefa, doña Joaquina y don José María Cabañas; padre de don José Trinidad “hermanos, hijos legítimos del Capitán don Vicente Cabañas, vecino que fue del partido de  Olancho, y de doña María Antonia Herrera”, declararon:  “que resultas de haver (estado) prisionero su padre por los yngleses en la guerra del año de mil setecientos setenta y dos en la Isla de Jamaica, de donde se restituyo en La Habana, y en servicio del Rey Nuestro Señor, tienen noticias que por esta causa existen en la caja militar de Comayagua algunos dineros de sueldos devengados por el citado su padre, y para poderlos cobrar han venido en otorgar su poder cumplido, quanto en derecho se requiere y es necesario, al Rexidor de este Ayuntamiento Dn. Manuel Antonio Vásquez y Rivera…”.

Por la partida de matrimonio de los padres del General Cabañas conocemos los nombres de sus cuatro abuelos;  pero esta escritura de poder también nos revela los nombres de doña Joaquina y doña Josefa Cabañas, hermanas legítimas de don José María, quienes de seguro eran solteras en aquella fecha, porque de otra manera constaría la necesaria licencia marital.

Muchos años antes del nacimiento de don José María Cabañas, vivía en el Real de Minas de San Miguel de Tegucigalpa con Francisco Cabañas, casado con doña María del Rosario Rivera, tal vez emparentado con la familia de don Vicente Cabañas, abuelo del General Cabañas, hija de este matrimonio tegucigalpense fue doña María Francisca Cabañas, señora que a principios de 1754 se veló en esta parroquia con don Francisco Antonio Urmeneta natural de los reinos de España e  hijo legítimo de don Gaspar Urmeneta, y de doña Luisa Alcain. Años mas tarde, cuando estaba por nacer o recién nacido don José Maria Cabañas, a mediados de 1771, en esta misma parroquia de Tegucigalpa, otra hija del matrimonio Rivera-Cabañas, llamada Juana, caso con don Matías Mariano del Pino, natural de la ciudad de Quito e hijo legítimo de don Esteban del Pino y de doña Maria Manuela de Jara y Garcés.

Alguien con más dedicación y con mejor suerte puede llegar a esclarecer los enlaces consanguíneos que puedan haber existido entre los Cabañas de Olancho el viejo con la familia del capitán don Vicente Cabañas, abuelo de don José Trinidad.

-II-

Doña Maria Antonia Herrera, la abuela paterna del General Cabañas, fue hija legítima de don José de  Herrera y de doña Leocadia Rivera, que también fueron los padres de Maria Francisca, José Antonio, Maria Mercedes, Maria Manuela, Francisca, Juan Jacinto, Maria Escolástica y Maria del Carmen Herrera Rivera. De estos hermanos, don Juan  Jacinto de Herrera caso en primeras nupcias con doña  Paula Díaz del Valle, tía carnal del sabio Valle,  unión de la que  nacieron don Dionisio, don Justo y don Prospero de Herrera.

Don Juan Jacinto de Herrera fue cuñado del capitán don Vicente Cabañas, esposo de doña Maria Antonia Herrera; por consiguiente, don José Maria, el padre del General  Cabañas, fue primo hermano carnal de don Dionisio de Herrera; de aquel ciudadano prudente, integro, que después de haber sido gobernante de dos estados y de haber rehusado el gobierno de otro, murió en honrosa pobreza cuando era maestro de una humilde escuela de primeras letras.

Viudo de doña Paula Díaz del Valle, don Juan  Jacinto de Herrera contrajo matrimonio con doña Isidora Borjas, viuda en primeras nupcias de don Andrés de Cepeda. En la información matrimonial seguida por el Br. Don Juan Francisco Márquez, cura propio de la Villa de Tegucigalpa, a 3 de Enero de 1809 aparece declarando “Dn. Josef Maria Cavañas, vecino conocido dijo ser de edad de  treinta y seis, quien premiso el juramento del caso ofreció decir verdad en lo que fuese interrogado; y siéndolo conforme al tenor del escrito y demás artículos de la materia, dice: “que conoce de trato y comunicación a su tío Dn. Juan Jacinto Herrera, Alcalde Provisional de este Noble Ayuntamiento, y a doña Ysidora Borjas, viuda últimamente de Dn. Miguel Guerrero…”. Esta declaración viene a confirmar dos hechos apuntados arriba: el cercano parentesco entre don Dionisio de Herrera y don José María Cabañas y la época del nacimiento de este, ocurrido por los años de 1771 y 1772.

Don Céleo Arias refiere que cuando fue sitiada la ciudad de Comayagua por tropas federales al mando del Coronel Justo Milla, en abril y mayo de 1827, don José María Cabañas se presentó con sus tres hijos Trinidad, Urbano y Gregorio al Jefe de Estado don Dionisio de Herrera, ofreciéndole los servicios de los tres jóvenes. Agrega, que “desde ese día el joven José Trinidad Cabañas se hizo notable por su entusiasmo y valor”. Pero no fue en el asedio de Comayagua donde por primera vez empuñó las armas el soldado José Trinidad Cabañas, porque él mismo afirma que “comenzó su carrera militar en el año de 1826” según aparece de la certificación en que hace constar los servicios del Teniente Coronel don Ciriaco Mejía, extendida en Comayagua el 5 de enero de 1870.

De los hermanos del General Cabañas, apenas he logrado averiguar que el primogénito del matrimonio Cabañas-Fiallos nació en la Villa de Tegucigalpa el 27 de Noviembre de 1802, a quien se le impusieron los nombres de José Gregorio Francisco María, sacándolo de pila doña Juana María Rivera, la misma que también fue Madrina de bautismo del General Cabañas.

A 1º de Diciembre de 1814 del Dr. Don Juan Miguel Fiallos, Dignidad de Arcediano, Provisor y Vicario General de la Diócesis de Comayagua, fue nombrado Gobernador General del obispado, sin limitación alguna, por el Ilmo. Sr. Don Manuel Julián Rodríguez del Barranco, el ultimo Obispo hizo viaje a la ciudad de Guatemala en busca de salud, para no volver más a su silla.

Probablemente, a fines del año de 1810 don José María Cabañas se trasladó con su familia a Comayagua, buscando la protección o llamado por el Dr. Fiallos, hermano legítimo de su esposa doña Juana María Fiallos. Estando cerca de tan poderoso protector y pariente, la familia Cabañas-Fiallos debe de haber subsistido con algún desahogo. Prueba de ello es que no hay constancia de que regresaran a vivir de nuevo a Tegucigalpa.

Parece que el General Cabañas no tuvo hijos de su matrimonio con doña Petronila Barrios. De sus hijos naturales, si acaso tuvo varios, solo conozco a doña Rafaela Cabañas, casada con don Manuel Antonio Ugarte, hijo legítimo de don Dámaso Ugarte y de doña María Francisca Laínez. Del matrimonio Ugarte-Cabañas nació el 11 de junio de 1866 una niña, hija única de este matrimonio bautizada con los nombres de María Francisca, esposa que fue de don Julio Díaz Ugarte. Doña Rafaela Cabañas falleció a la edad de veintiocho años, el  3 de septiembre de 1866, según apuntes familiares de su esposo don Manuel Antonio Ugarte.

-III-

El Capitán de Granaderos don José de Zelaya y Midence, “descendiente de los más antiguos pobladores y conquistadores”, Regidor perpetuo del Noble Ayuntamiento de la Villa  de Tegucigalpa y Alcalde Provisional de la Santa Hermandad, fue hijo  legítimo del Comisario don Francisco de Zelaya y de doña Antonia Midence. El Capitán Zelaya Midence casó en esta  parroquia de San Miguel con doña María de la Rosa Fiallos, hija legítima de don José Fiallos y de doña Bernarda Lozano Peña. De este matrimonio, cuya velación tuvo lugar el 27 de Enero  de 1763, nacieron: Antonia Josefa, María Antonia, Ubalda Josefa, Juana Josefa, Bárbara Josefa, José Simón, José Ramón y José Jerónimo Zelaya Fiallos.

Doña Bárbara Zelaya Fiallos contrajo matrimonio  con don Joaquín Fernández Lindo, natural de la ciudad de León de Nicaragua, en donde nació el 19 de octubre de 1764, del matrimonio de don Alonso Lindo con doña María Mercedes Molina. De la alianza Fernández Lindo-Zelaya, verificado el 21 de diciembre de 1785,  vino al mundo don Juan Nepomuceno Fernández Lindo, que debe de haber nacido hacia el año de 1790, Jefe de dos Estados Centroamericanos, don Juan Lindo promovió y protegió la fundación de sus respectivas universidades.

Doña Rosa Fiallos, abuela materna de don Juan Lindo, fue hermana de don Manuel Fiallos, el abuelo materno del General Cabañas; de manera que éste y don Juan Lindo eran primos segundos, hijos ambos de dos primas hermanas: doña Juana María Fiallos y doña Bárbara Zelaya Fiallos.

Don José  de Zelaya y Midence, en pago de un voto hecho a la Santísima Virgen por haberlo sanado milagrosamente del mal de piedra, de su peculio y con la ayuda de los vecinos y limosnas que al efecto recaudó, en el año de 1780 levantó la primera ermita que tuvo Nuestra Señora de Suyapa.

El 31 de agosto de 1743, ante el Maestro de Campo don Gaspar de Artica, Teniente de Alcalde Mayor del Real de Minas de Tegucigalpa, el Alférez don José Fiallos, hijo legitimo de don Pedro Fiallos y de doña Juana de Cepeda (tatarabuelos del General Cabañas); encontrándose  el testador enfermo en cama, “de achaques de Dios Nuestro Señor ha sido servido de darme, pero en mi entero juicio, memoria y entendimiento natural”, otorgo  su última voluntad, en la que declara haber sido casado y velado con doña Bernarda Lozano Peña, difunta, con quien procrearon a Juana María, María de La Rosa (abuela materna de don Juan Lindo), José Alejandro y Manuel (abuelo materno del General Cabañas). También declaro ser dueño, entre otros bienes, de ocho caballerías de tierra medidas y compuestas con su Majestad en el sitio de Suyapa, y en ellas casa de vivienda de tejas y otra de trapiche corriente y moliente, una suerte de caña…”.

El abuelo paterno del General Cabañas, don Manuel Fiallos, contrajo matrimonio con doña Isabel María Castellón, hija legítima de don Nicolás Castellón y de doña María de la Concepción Díaz; se desposaron el 20 de mayo de 1754 en la parroquia del Real de Minas de Tegucigalpa, habiéndose velado el 22 de noviembre del mismo año.

Dejo para otra ocasión  -si el Señor  me concede otra prórroga- escribir algo sobre otra rama de la familia Fiallos, cuyo origen viene de otro don Pedro Fiallos, casado con doña Isabel García, de quienes descienden el Dr. Máximo Soto Fiallos,  el Dr. Ramón Rosa, el Dr. Marco Aurelio Soto, el  Dr. Carlos Alberto Uclés, el Dr. Juan Manuel Fiallos  Salgado, el Ing. don Enrique Constantino Fiallos Montiel,  el Presbo. don Agapito Fiallos Martínez y Monseñor Ernesto Fiallos Lanza, entre otros nombres ilustres.

En Honduras, donde hay hasta profesionales cuya genealogía no va más allá de su padre, porque ignoran los nombres de sus abuelos, conocer los nombres de estos es toda una  proeza genealógica. En esta medida, los datos apuntados sobre los próximos ascendientes del General Cabañas serían bastante para contentar a cualquiera; pero demasiado sé que no son otra cosa que elementos para formar, con la seguridad que dan documentos de primera mano, la genealogía de tres de nuestros grandes hombres, que están unidos por los vínculos de la sangre: Dionisio de Herrera, el gobernante que supo perdonar, ordenando destruir los documentos en que aparecían comprometidos los enemigos que intentaban derrocarlo; Juan Lindo, promotor de dos universidades, y José Trinidad Cabañas, el ciudadano de la probidad acrisolada, el que se conformó con el tesoro de la plata que resplandece sobre su pecho.  Porque un pelo de la barba de Cabañas es todo un programa de gobierno: resume la probidad, la entereza y el valor cívico de que tanto necesita nuestra pobre Honduras.

Tegucigalpa, doce de junio de 1871.
Tomado de  la REVISTA EXTRA, Año XI, Junio de 1971, páginas 15, 16 y 17
Director Oscar Acosta
Tegucigalpa, Honduras, C.A.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Anarquía socio-política: ¿De vuelta a las montoneras?



ANARQUIA SOCIO-POLÍTICA ¿DE VUELTA A LAS MONTONERAS?

Por Rolando Zelaya y Ferrera y Esther Alexandra Garwer

Al concretarse la ruptura de la Federación Centroamericana, cinco países iniciaron su vida como estados independientes y soberanos, dando así inicio a lo que en el estudio de la historia nacional denominamos la Reacción Conservadora. Este período se caracterizó por la lucha entre diferentes caudillos, tanto a nivel regional como local; la constante persecución a los Morazanistas, quienes fueron obligados a vivir en el exilio y cuyos movimientos estuvieron constantemente vigilados; la consolidación del separatismo sin dejar de lado la intervención de intereses foráneos que amenazaron la integridad soberana de la región. Pero a la vez, en este período se comenzaron a asentar los fundamentos políticos, económicos y socio-culturales que desembocan en los sucesos de la Reforma Liberal del último cuarto del siglo XIX, con un breve período de paz entre 1876 y 1906, año a partir del cual, Manuel Bonilla nos vuelve a introducir a la costumbre terrateniente de arrebatar por la fuerza lo que no se puede tener por derecho: las montoneras; recrudecidas con el sofisticado armamento que proporcionaban las compañías bananeras y que vuelven a enfrentar a los hondureños durante 25 años, evitando el desarrollo del país, dividiendo a los ciudadanos y permitiendo que tengamos un récord único en América Latina: Tegucigalpa fue la primera ciudad del continente americano en ser víctima de un bombardeo aéreo en 1924. Avanzados en técnicas para matar y retrasados en técnicas para llegar al estado de bienestar; así las cosas Carías castró a las generaciones siguientes que encontraron otras formas de seguir luchando aunque fuera matándonos en las sombras o desapareciéndonos al amparo de la noche. Llegaron las maras, el narcotráfico, el crimen organizado y hoy por hoy vivimos en una montonera organizada en donde el muerto fue producto de una lotería orquestada que, afirmó el Presidente Lobo “está por encima del Estado”.

Mario Fumero en su sitio “Unidos contra la apostasía” se hace la pregunta que nos hacemos todos: ¿Cómo podemos enfrentar una delincuencia que se le ha escapado de la mano al Estado? Según el autor “tan solo deberíamos buscar como otros países enfrentaron este problema y tomar sus modelos para implantarlos. Y hablando de modelos, uno de los más llamativos es el ejecutado en Singapur, capital de la República de Singapur, constituida por un grupo de 61 islas, en el cual la capital ocupa la mayor de ellas, en el extremo de la Península de Malasia”. Afirma Mario que “según datos, antes del 1960 Singapur era una de los países más violentos del mundo. Ocupaba uno de los lugares con el más alto índices de criminalidad, debido a su cercanía con Malasia y China, siendo uno de los lugares de mayor tráfico de drogas, lo cual era el pan de todos los días. Había impunidad y malos manejos del gobierno. Las mujeres no podían salir de su casa por miedo a ser  abusadas sexualmente y después asesinadas. Era una ciudad sin orden y con un gran índice de tráfico de influencias, eso sin contar que era denominada una de las ciudades más sucias de Asia, y con un tremendo desorden vial. En la década del 2,000 el terrorismo, apareció y los homicidios eran uno de los mayores problemas de inseguridad que tenía esa sociedad. Pero al llegar al poder en el año 2004, Lee Hsien Loong, hijo mayor de Lee Kuan Yew, se produjeron grandes cambios que se pueden catalogar represivos y radicales, pues ataco fuertemente las drogas, la corrupción y las violaciones de la mujeres, lo que produjo una reducción fantástica de la inseguridad, siendo actualmente uno de los países más seguro del Asia. Hace 12 años en las cárceles había más de 500.000 presos, pero seis meses después, sólo quedaban 50. Se adoptó la pena de muerte y el trabajo forzado para los criminales confesos, narcotraficantes y violadores probados siendo los más repetitivos condenados a muerte. Pero el gobierno fue más lejos todavía, se decretó que toda figura pública corrupta (políticos, policías, militares, etc.) fueran condenado a muerte (eso sí, siempre y cuando se cuenten con pruebas sólidas que los involucre).

El sistema es parlamentario, pero con la depuración de la policía, sistema judicial y político, más una nueva legislación, le permiten al país gozar de una solidad estabilidad, en donde el contrabando y la posesión de drogas puede originar cadena perpetua o pena de muerte. Actualmente es uno de los países con un nivel económico más grande que el de España. Cuenta con los mejores centros educativos del Asia, y sus estudiantes por regla general hablan tres idiomas. Su Universidad Nacional ocupa el lugar número 30 entre las mejores universidades del mundo, según el Suplemento de Educación Superior del Times de Londres. Comparativamente, la mejor universidad de América Latina en ese ranking es la Universidad Nacional Autónoma de México, que ocupa el lugar 150 (“El secreto de Singapur” informe de Andrés Oppenheimer). Esta nación cuanta con una fuerza laboral de las más calificadas, y muchas empresas extranjeras operan desde ahí por su seguridad y productividad. Para los ojos del forastero, y de algunos organismos de Derechos Humanos, el modelo que fue implantado es realmente restrictivo, y con tonos autoritarios en lo jurídico, pero estas medidas han logrado su objetivo, forzar un cambio de postura en la conducta del ciudadano, y crear valores entre la población que le den seguridad a sus habitantes. Goza internacionalmente de uno de los índice más bajo en criminalidad y violencia entre los países asiáticos y del mundo.

Respecto a los delitos de abuso sexual y delitos menores, se permite publicar el nombre de los violadores, e incluso, televisar los juicios. Es común encontrar en las calles y parques de la ciudad, desde hace tres años, a -basureros vestidos con uniformes atípicos, que sólo llevan los delincuentes-, y que han sido condenados a limpiar la vía pública por delitos menores. Los diarios progubernamentales suelen además publicar el nombre y la fotografía de los acosadores sexuales condenados, junto con dibujos de sus fechorías. En otras palabras, los que delinquen saben lo que les espera, y estas acciones, impopulares para los derechos humanos, han servido para frenar la delincuencia en una de las zonas más conflictiva del mundo, en donde las drogas circulaban de forma abierta, pero hoy es una nación segura. Es cierto que Singapur  ha sido censurada por  Amnistía Internacional, la cual reprocha sus métodos de justicia empleado en este país  para ejecutar a los delincuentes, el cual es es la horca, y que las ejecuciones se llevan a cabo en la prisión de Changi, los viernes al amanecer. Sin embargo, a los familiares de los condenados se les permite recoger el cadáver del ejecutado varias horas después del ahorcamiento, una vez emitido el correspondiente certificado de defunción, no obstante el año 2003 el Primer Ministro de Singapur, Goh Chok Tong, aseguró que el número de ejecuciones de ese año habían sido 10. “No estoy de acuerdo con la aplicación de la pena capital en ninguna de sus formas, no obstante la severidad de las penas de Singapur hacen que cualquiera que se dedica al tráfico de drogas lo considere más de una vez”, afirmó Bullemore.. Actualmente Singapur es uno de los países más educado, prósperos y seguro del mundo, con la renta por capital de la más alta en Asia y en escala mundial, que otros muchos países” concluye el artículo de nuestro buen amigo.

La pregunta ahora es…si aplicáramos una solución similar… ¿tendremos nosotros que llegar a lo mismo, para ver avanzar este país? Tiburcio Carías detuvo las montoneras al deshacerse de los que las provocaban… ¿Acaso la historia nos envía un triste mensaje de advertencia que por su carácter nos negamos a aceptar? Momento difícil el hoy en la historia de nuestro país, donde la respuesta de la clase política y gobernante debe ejecutarse sin contemplaciones ni demoras, mediante planes de acción urgentes para detener y prevenir a futuro ésta desencadenada ola de delincuencia en sus máximas expresiones de organización armada o montoneras del siglo XXI.

Fuentes:
Zelaya y Ferrera, Rolando, 2013, “La Reacción Conservadora”, Lecturas para Comprender la Historia de Honduras, Pearson de Mexico.; en su versión electrónica en http://www.historiadehonduras.hn/Historia/Independiente/reaccion_conservadora.htm

Fumero, Mario, 2013, Como singapur resolvió el problema de la delincuencia, en su versión electrónica en http://contralaapostasia.com/2013/03/17/como-singapur-resolvio-el-problema-de-la-delincuencia/

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La "Historia desde Abajo"



Teoría de la historia

La “Historia desde abajo” para Eric Hobsbawm

por Fabián Gaspar Bustamante Olguín
 
A modo de introducción señalaremos que los nuevos referentes problemáticos son constantemente convertidos en objetos de reflexión histórica, y esto no es simplemente resultado de la forma en que los historiadores “se dan cuenta” de aquellos problemas que siempre estuvieron ahí, esperando ser estudiado, sino que éstas son el correlato de distintos tipos de transformaciones sociales.
El reciente interés por hacer historia de distintos grupos particulares, no puede ser entendida sin repasar en la serie de procesos que han hecho posible y aún más deseable el que las distintas agrupaciones sociales expresen y configuren su historia como fuente de información y proveedora de datos que en el pasado ignora que ella no se ocupa de su estudio y la representación de algo que de pronto “aparece”, sino que un claro poder de objetivización frente a determinados ámbitos temáticos.
El conocimiento histórico no es entonces un simple vehículo para representar “el pasado”, sino que resulta constitutivo de esa idea de pasado. Al respecto, resulta pertinente resaltar dos dinámicas: en primer lugar, la emergencia de nuevas problemáticas en la producción historiográfica; y en segundo lugar, la apelación en ciertos procesos políticos.
Sobre lo primero, puede recogerse la discusión que Eric Hobsbawm realiza en el capítulo sobre la historia desde abajo. El autor recuerda que sólo se puede hacer historia desde abajo, desde el momento en que empieza a preocuparnos lo que la “gente corriente” hace frente a ciertas decisiones o determinados acontecimientos. En palabras de Hobsbawm: “(…) sólo a partir del momento en que la gente corriente se convierte en un factor constante en la toma de grandes decisiones y en tales acontecimientos. No sólo en momentos de excepcional movilización popular como, por ejemplo, las revoluciones, sino en todo momento o durante la mayor parte del tiempo. (p. 206)”.  La historia de la gente corriente como capo de estudio especializado empieza con la historia de los movimientos de masas del siglo XVIII. Hobsbawm supone que es el historiador Jules Michelet es el primero de los grandes historiadores de los que abajo: la Gran Revolución francesa es el núcleo de su obra.
En cuanto al tema de las fuentes, la historia de los de abajo, a diferencia de la historia positivista, no posee un conjunto de material relativo a ella. “La mayoría de las fuentes correspondientes a la historia de los de abajo sólo han sido reconocidas como tales fuentes porque alguien ha hecho una pregunta y luego se ha puesto a buscar desesperadamente la manera de responder a ella (p.208).” Pero también existen excepciones como los historiadores que estudian la Revolución Francesa. Plantea Hobsbawm que tienen muchas fuentes en la que constituye la génesis de una historia moderna de las bases debido a dos características principales: por tratarse de una gran revolución en la que actuaron numerosas personas y la segunda, por el trabajo de la burocracia que recopiló y guardó en los archivos nacionales toda esa información, lo cual fue beneficioso para los historiadores franceses.
Siguiendo con la idea de Hobsbawm, afirma que hay algunos tipos de material relativo a la gente corriente todavía no ha sido un estímulo suficiente para pensar en la correspondiente metodología. Aquí sale a la palestra la historia oral que si bien los recuerdos pueden parecer los bastante interesantes, en palabras del historiador inglés nunca se hará un uso apropiado de la historia oral hasta que se determine qué es lo que puede fallar en el recuerdo, del mismo modo que se determina cuando algo sale mal al momento de copiar manuscritos a mano. Con esto, Eric Hobsbawm nos plantea es que la historia oral es un medio poco fiable  de preservar los hechos. Más, afirma: “la metodología de la historia oral no es sólo importante para comprobar si los recuerdos de ancianas y ancianos grabadas en cintas son dignas de confianza (p.210).” Recomienda que con los testimonios de lo grabado en cinta se hagan experimentos para investigar lo que la gente realmente pensaba o hacía.
El historiador “de abajo” encuentra sólo lo que busca y no lo que le está esperando. En este sentido, el historiador debe saber qué es lo que busca y sólo si sabe, puede reconocer si lo que encuentra encaja con su hipótesis o no; y si no encaja tiene que pensar en otro modelo que se construye sobre la base del saber, la experiencia lo que permite eliminar hipótesis inútiles. Se necesita también imaginación y saber sobre el pasado con el fin de evitar el anacronismo. Todo esto para construir y reconstruir un sistema coherente en el que pueda inferirse los supuestos y parámetros sociales y las tareas de la situación.
Para Hobsbawm el objetivo de la historia “desde abajo” no es sólo descubrir el pasado sino explicarlo y proporcionar un vínculo con el presente ya que el proceso de comprenderlo tiene mucho en común con el proceso de comprender el pasado, aparte de que comprender cómo el pasado se ha convertido en el presente nos ayuda a comprender éste, y es de suponer que algo del futuro. Buena parte del comportamiento de gente de todas las clases sociales de hoy es, de hecho, tan desconocido y poco documentado como gran parte de la vida de la gente corriente del pasado.
Los historiadores de “los de abajo” dedican gran parte de su tiempo a averiguar cómo funcionan las sociedades y cuándo no funcionan, además de cómo cambian. No pueden dejar de hacerlo, toda vez que su tema, la gente corriente, constituye el grueso de toda sociedad, aunque a veces se tienda a olvidar de que éstos constituyen  un factor importante en la toma de decisiones recientemente, lo cual se convierten en la base de las reivindicaciones de diversos grupos sociales que se traduce en demandas de representación histórica.


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domingo, 10 de marzo de 2013

Elección de Miguel Rafael Dávila




El Tratado de Paz de 1907


Miguel Rafael Dávila Cuéllar



Por Rolando Zelaya y Ferrera

El 28 de abril, la Junta Provisional hizo entrega del mando a Miguel Rafael Dávila Cuéllar quien había sido vice-presidente bajo la administración de Manuel Bonilla. Dávila convocó a una asamblea constituyente. Ésta restableció la constitución de 1894, convocó a elecciones en la cual el mismo, Miguel R. Dávila resultó electo presidente para el periodo 1908-12.

Miguel R. Dávila no era hombre de confianza para el presidente nicaragüense, José Santos Zelaya. Por lo que el prospecto de nuevos conflictos llamó la atención del presidente norteamericano, Theodore Roosevelt, teniendo en cuenta los fuertes intereses económicos de los Estados Unidos, tanto en Nicaragua como en Honduras, éste convocó a una conferencia en Washington.

La llamada Conferencia de Paz Centroamericana de 1907 hizo un gran esfuerzo para reducir el nivel de conflictos en la región. Honduras propuso restablecer la unión de los Estados centroamericanos, pero esta no tuvo aceptación. Sin embargo, varias otras medidas fueron adoptadas. Los cinco presidentes firmaron el Tratado General de Paz y Amistad de 1907 y se comprometieron a establecer la Corte Permanente de Justicia Centroamericana, la cual resolvería disputas en un futuro.

El tratado también comprometía a los cinco países a restringir las actividades de los exiliados de los estados vecinos y sentó las bases para las extradiciones legales. De especial interés fue una cláusula, patrocinada por los Estados Unidos. En ésta, se establecía la neutralidad permanente de Honduras, en los futuros conflictos de América Central.

Los cinco Estados se comprometieron a denegar el reconocimiento de gobiernos que llegaran al poder por medios revolucionarios. Los Estados Unidos y México, que había actuado como co-patrocinadores de la conferencia, se comprometieron también a negar el reconocimiento a tales gobiernos. Desde el punto de vista del Departamento de Estado de Estados Unidos, estos acuerdos representaban un paso importante hacia la estabilización de América Central y la de Honduras en particular.

La primera prueba de fuego del 'Tratado', la tuvo Honduras en 1908. Los adversarios del presidente Dávila, con el apoyo de Guatemala y El Salvador, invadieron el país. Nicaragua apoyó al presidente hondureño, y la guerra parecía inminente. Pero por temor a una intervención norteamericana, los involucrados acordaron someter la controversia a la nueva Corte Centroamericana. El tribunal rechazó en última instancia las quejas de Honduras y Nicaragua, al mismo tiempo que la rebelión en contra de Dávila se derrumbaba. Con estos hechos se restableció brevemente, la paz en Honduras.

Dávila y la deuda externa: Durante su administración, Miguel Dávila trató de modernizar el país, pero además de luchar contra la oposición, el presidente se encontró con la difícil tarea de lidiar con la deuda externa de Honduras, valorada en US$120 millones. De acuerdo a la administración del presidente estadounidense William Howard Taft, la deuda era un factor que contribuía a la inestabilidad política y social del país. Debido a ello, se iniciaron esfuerzos para re-financiar dicha deuda, gran parte de la cual se adeudaba a Inglaterra.
Las negociaciones se organizaron entre los representantes de Honduras y los banqueros de Nueva York, dirigida por JP Morgan. A finales de 1909, un acuerdo alcanzado prevé una reducción de la deuda y la emisión de nuevos bonos del 5 por ciento: los banqueros controlarían el ferrocarril de Honduras, y el gobierno de Estados Unidos tomaría el control de los ingresos de aduanas y asimismo éste se comprometió a garantizar la independencia del estado hondureño.

A los términos propuestos por los banqueros hubo en Honduras una gran oposición, lo que debilitó aún más el gobierno del presidente Miguel Dávila. Finalmente se decidió por llevar a cabo las disposiciones más importantes. Pero esto fue visto por los hondureños, como una violación a la soberanía nacional. Por esta razón, El congreso en una rara muestra de independencia, rechazó las propuestas por un voto de treinta y tres a cinco. Pero Miguel Dávila continuó presionando al congreso para que se aprobaran las disposiciones adoptadas.

Renuncia del presidente Dávila: En medio de todo los problemas que enfrentaba la administración Dávila, éste quiso ponerle un alto a las generosas concesiones otorgadas a las compañías fruteras. Esto provocó la ira de Samuel Zemurray dueño de la Cuyamel Fruit Company quien entonces se dio a la tarea de financiar una revolución en contra de Dávila con el propósito de derrocarle. Para este fin contó con la ayuda del ex-presidente Manuel Bonilla y mercenarios norteamericanos liderados por Lee Christmas.

El asunto de la deuda externa se interrumpió, debido al levantamiento producido en 1911 en contra del presidente Dávila. Éste convocó de inmediato a sus fuerzas para enfrentar las fuerzas del ex presidente Bonilla, sin embargo, el gobierno norteamericano se ofreció mediar en el conflicto. A bordo del USS Tacoma, en la bahía de Puerto Cortés, los representantes de ambos bandos se reunieron a partir del 21 de febrero. La reunión concluyó el 15 de marzo de ese mismo año.

Los revolucionarios, encabezados por el ex presidente Manuel Bonilla, y el gobierno acordaron lo siguiente: Ponerle un alto el fuego, la forzada renuncia del presidente Dávila y la instalación de un presidente provisional. Al término de la reunión, el mediador norteamericano, Thomas Dawson, seleccionó a Francisco Bertrand, como presidente provisional y éste a cambio se comprometió a celebrar elecciones libres.