Día de la Bandera de la Raza
Dominicales 5 agosto, 2012 - 1:00 AM
Por: Rolando Zelaya y Ferrera
La Bandera de la Hispanidad, o Bandera de la Raza Hispánica, es una
enseña representativa de todos los países hispanos. Fue creada por Ángel
Camblor, capitán del Ejército Nacional (Uruguay), con motivo de un
concurso continental organizado por Juana de Ibarbourou en 1932 con el
objeto de dotar de una bandera a la Hispanidad. El lema que acompaña a
la bandera desde su creación es Justicia, Unión, Paz y Fraternidad,
valores que Camblor señaló como representativos de los hispanos.
En dicha bandera, el blanco simboliza la paz, el Inti (denominado
“sol de mayo” en algunos países, que representa el dios Sol según la
mitología incaica) simboliza el despertar del continente americano y las
tres cruces simbolizan las dos carabelas y la nao con que Cristóbal
Colón descubrió el Nuevo Mundo (la Niña (carabela), la Pinta y la Santa
María).
El color púrpura de las tres cruces alude al color característico del
león de la Corona de Castilla, lugar de nacimiento del idioma común,
según explica su diseñador en el libro “La bandera de la raza símbolo de
las Américas en el cielo de Buenos Aires” (editorial unión
hispanamericana, Montevideo 1935). La Bandera de la Raza Hispánica fue
izada por primera vez el jueves 12 de octubre de 1932, en la Plaza de la
Independencia de Montevideo, y fue oficialmente adoptada por todos los
estados de Hispanoamérica como bandera representativa en el marco de la
VII Conferencia Panamericana reunida en diciembre de 1933. Se ve la
bandera también en las Islas Filipinas.
El Himno es otra tradición que se practica en este Día, es la
entonación del saludo a la bandera Raza. En su coro resalta la frase:
“Bandera de la raza, simbólica bandera, izada por dos manos aladas de
mujer, revives el milagro de las tres carabelas y anuncias hoy la aurora
de un nuevo amanecer”. Ojalá que los docentes recuerden esta magna
fecha y le rinda el tributo que se merece, así los estudiantes
adquirirán mas conciencia de la unidad hispanoamericana, y en especial
de quiénes forman esa unidad hispanoamericana.
¿Por qué esta última afirmación? El uso temprano de la palabra raza
la vincula con linaje, limpieza de sangre, casta, pero también, hacia el
siglo XVI, se aplica en sentido biológico o de especie, en forma
peyorativa. De cualquier modo, denota clasificación, grupos que se
distinguen unos de otros por sus caracteres que, además, son heredados.
Alrededor de 1840 se empezó a utilizar para referirse a los grupos
humanos, apelando a caracteres tanto biológicos como culturales que los
identifican y unen a sus miembros entre sí, lo cual también servía como
punto de referencia para comparar el grado de progreso o las
posibilidades de desarrollo de unas razas con respecto a las otras. En
el Virreynato de la Nueva España (México y Centroamérica) por ejemplo,
el empleo de la noción de raza fue muy frecuente para ponderar las
cualidades de los blancos en relación con lo que se percibía como las
limitaciones y vicios de los indios. El geógrafo Antonio García Cubas,
por ejemplo –y no es la excepción–, la empleó en diversas publicaciones
para clasificar a la población en raza blanca, raza mixta o mezclada y
raza india, a la vez que señalaba en cada una sus costumbres y formas de
vida. (1)
El concepto de raza también subyacía en la napoleónica delimitación
entre la América sajona y la América latina, marcando la diferencia
entre una y otra a partir de costumbres, formas de vida, prácticas
culturales y religiosas en general. Pero, a pesar de su uso generalizado
en diversos ámbitos durante el siglo XIX, el término raza, como motivo
de celebración, sólo se introdujo sistemáticamente en nuestro continente
–también en España– hasta los primeros años del siglo XX.
A
lo largo y ancho de la región latinoamericana, hacia 1915, Perú,
Argentina, Paraguay, El Salvador, Guatemala, México y Chile coincidieron
en las celebraciones, con distintos matices y sentidos. La Revista
Española publicó los discursos de esas fiestas hispanoamericanas que
tendían a fomentar la unión, se decía, de los pueblos enlazados en la
historia. El presidente argentino Hipólito Yrigoyen, por ejemplo, en
1917 consagra el Día de la Raza a España, decretándolo fiesta nacional:
“… siendo eminentemente justo consagrar la festividad de la fecha en
homenaje a España, progenitora de naciones a las cuales ha dado, con la
levadura de su sangre y la armonía de su lengua, una herencia
inmortal…”, en clara negación de las naciones indígenas y negras quienes
pusieron la sangre; y de los mestizos, la verdadera nueva raza surgida
de Latinoamérica.
Detrás de ello, estaban los años de la Primera Guerra Mundial que
implicaron para América Latina el aislamiento, desde todos los puntos de
vista, con respecto a la Europa involucrada en el conflicto; también la
necesidad de cerrar filas frente a la amenaza que el panamericanismo
imperialista de los Estados Unidos constituía para la región. Así, al
calor de los discursos hispanoamericanistas, se fortalece la conciencia
de la Raza, con mayúsculas, con el antiguo y recurrente sueño de hacer
de los hispanoamericanos una verdadera comunidad de lengua, de cultura,
de religión, de economía. La conciencia de raza es directa hacia los
descendientes blancos de españoles, e indirecta (sino excluyente) hacia
indios, mestizos y negros.
El pensador argentino José Ingenieros, el uruguayo José Enrique Rodó,
el mexicano José Vasconcelos, (2) la poetisa chilena Gabriela Mistral,
todos apelan a la fuerza de la raza. Todos, por diversas vertientes,
convocan su unión. La América hispana comienza a cobrar conciencia de sí
misma, de sus posibilidades. La utopía de la comunidad de los
latinoamericanos, trazada desde el siglo XIX, se resignificaba. España
se integra a estas celebraciones que ofrecen la oportunidad para
estrechar lazos de diversos tipos –culturales, pero también económicos–,
por iniciativa de la Casa de América (Barcelona, 1917), sólo que para
ella, la Raza a festejar siguió siendo la española. (3)
Fijar el ritual de conmemorar el 12 de octubre como Día de la Raza no
ha sido inocente; se trata de un evento que atañe directamente al
problema de las identidades colectivas, latinoamericanas. Las sucesivas
transformaciones y recreaciones de sentido que han concretado una noción
de raza en diferentes momentos están estrechamente relacionadas con
nuestra propia percepción como latinoamericanos, como americanos.
Habrían de pasar muchos años para que el mestizaje, aprehendido como
raza, dejara de ser un concepto colonialista, para clasificar al otro y
establecer calidades, para que se refiriera a las zonas de contacto
donde lo social, lo cultural, lo histórico y lo religioso derivan en
“unos otros” diversos. El asunto no es sencillo; se trata de una
conmemoración que presenta múltiples aristas (políticas, educativas,
culturales, económicas, religiosas) que subyacen en su institución y en
las sucesivas transformaciones que ha experimentado. Hemos presenciado
diversas iniciativas de grupos indígenas cuyos intereses –y los
nuestros– son afectados por los programas neoliberales que irrumpen en
todos los ámbitos. Entonces, quizás el Día de la Raza haya adquirido un
nuevo nombre: “Día de la Resistencia Mesoamericana”.
Citas:
1. Puede verse, como ejemplo, Antonio García Cubas, The Republic of México in 1876. A Political and Ethnographical División of the Population, Character, Habits, Costumes of its Inhabitants, traducción al inglés de George F. Henderson, “La enseñanza” Printing Office, México, 1876, p. 14 y ss.
2. Vasconcelos (1881-1959) fue miembro de la generación del Ateneo de la Juventud que en 1907 iniciara un movimiento de transformación cultural, mismo que se enlazaría con el movimiento revolucionario de 1910 y sus demandas democráticas. Vasconcelos participaría en el proyecto político de Francisco I. Madero. En 1920, con la llegada de Álvaro Obregón a la presidencia de la República, Vasconcelos es nombrado casi simultáneamente rector de la Universidad y ministro de Educación Pública (1921-1924), desde donde impulsa uno de los proyectos educativos y culturales de mayor envergadura en el México contemporáneo. En 1929 fue candidato a la presidencia de la República.
3. No es casual que en México en 1958, un decreto presidencial rebautizara la celebración como Día de la Hispanidad.
1. Puede verse, como ejemplo, Antonio García Cubas, The Republic of México in 1876. A Political and Ethnographical División of the Population, Character, Habits, Costumes of its Inhabitants, traducción al inglés de George F. Henderson, “La enseñanza” Printing Office, México, 1876, p. 14 y ss.
2. Vasconcelos (1881-1959) fue miembro de la generación del Ateneo de la Juventud que en 1907 iniciara un movimiento de transformación cultural, mismo que se enlazaría con el movimiento revolucionario de 1910 y sus demandas democráticas. Vasconcelos participaría en el proyecto político de Francisco I. Madero. En 1920, con la llegada de Álvaro Obregón a la presidencia de la República, Vasconcelos es nombrado casi simultáneamente rector de la Universidad y ministro de Educación Pública (1921-1924), desde donde impulsa uno de los proyectos educativos y culturales de mayor envergadura en el México contemporáneo. En 1929 fue candidato a la presidencia de la República.
3. No es casual que en México en 1958, un decreto presidencial rebautizara la celebración como Día de la Hispanidad.
1. http://www.historiadehonduras.hn/
2. Aguirre Lora, María Esther, Día de la Raza: Invención de una fiesta Cívica”, UNAM, México, 2005
me ayudo para leyby
ResponderEliminarCuando se celebra él día de la bandera de la raza se ayuda mucho
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