¡LA DEMOCRACIA SOY YO!
Dominicales 7 agosto, 2011
Aunque la democracia se presupone como el poder del pueblo, las
dictaduras y fantochadas han estado a la orden del día en una nación
donde la representatividad no nace del pueblo sino de la cuna de oro del
oportunismo político y permite que un mesías de papel se autodenomine
democracia.
REORDENAMIENTO POLÍTICO. La Reforma Liberal en
Centro América se inicia en la década de 1870, su principal promotor fue
Justo Rufino Barrios de Guatemala. El liberalismo guatemalteco extendió
su influencia a todos los países de la región, teniendo especial éxito
en Guatemala y El Salvador. Sus antecedentes se encuentran en el
conjunto de medidas implementadas, por vez primera en América Española,
por Francisco Morazán, Mariano Gálvez, y aquellos que conformaron la
primera generación liberal del istmo centroamericano: libertad de
cultos, educación popular, separación Iglesia-Estado, fomento a la
inmigración entre otras iniciativas. Después de la “independencia” de
1821, fue el primer intento serio por construir un país y de organizarlo
políticamente, como parte de la expresión civilizada de la sociedad en
materia de gobierno.
Afiche
de la campaña de Miguel R. Dávila. En vez de introducir su gabinete
para conocimiento del pueblo hondureño, se presentó como el continuador
de la obra de los grandes ex presidentes de Honduras. (Foto
historiadehonduras.hn)
Esta reorganización política, jurídica y administrativa totalmente
renovada surge bajo la dirección de grandes juristas como Carlos Alberto
Uclés y Adolfo Zúñiga. En 1880 se emitió una nueva constitución y los
códigos civil, penal, de aduanas, de procedimientos, de comercio, de
minería y militar, así como la ley de notariado y por primera vez en
Honduras la ley de Inmigración. Eran textos legales de escasa
originalidad, basados en la legislación chilena y española como modelos;
así, por ejemplo, los códigos civil y de minería se adaptan de manera
fiel a los textos chilenos de 1855 y 1874 respectivamente; el código
militar al código penal militar italiano de 1869; el código de comercio
se inspira en el español de 1829, y el código penal, en el texto español
de 1870, que inspiró otros varios códigos iberoamericanos de la época
([1]). Pero, no obstante su falta de originalidad, contribuyeron a
modernizar y dar flexibilidad a la arcaica legislación hondureña. Sin
embargo, en el terreno político y de orden público, la obra de la
Reforma Liberal constituyó un éxito y por primera vez desde la
Independencia pudo Honduras gozar de paz y estabilidad, siendo el
gobierno universalmente respetado. Bajo el gobierno de Soto se sentaron
las bases del futuro desarrollo material de Honduras. La moneda fue
definitivamente estabilizada bajo el signo del patrón plata y se inició
una activa política de fomento económico cuyos resultados, aunque más
modestos que en política, no dejan de ser significativos por el progreso
real representado. Pero también sentó las bases sociales de las futuras
clases políticas.
HERENCIA POLITICA Y SU TRILLADA DEMAGOGIA: ¡LA DEMOCRACIA SOY YO!…Por
lo general los presidentes producto de la Reforma se caracterizan por
poner primero sus intereses personales por encima de todo y a costa del
bien común presentándolos como la solución a los problemas del país, en
esta medida justificaron el tiempo que debieran permanecer en el poder,
por el carácter mesiánico con que se presentaban ante sus gobernados,
aunque en realidad, eran incapaces de dominar los acontecimientos que se
producían en su entorno por lo que se volvían un mero observador en
espera de que se solucionaran por sí mismos. El carácter terrateniente
de estos gobernantes se nota en el hecho de que se comportan como
mandamases en la gran hacienda Honduras. Por si fuera apoco, la Reforma
se presentó ante Honduras como un régimen de orden y todo lo que hubiera
existido antes era la anarquía y en consecuencia enemiga de la reforma,
los esquemas educativos interiorizaron esta condición provocando
entonces que el ciudadano en formación viera las cosas desde el punto de
vista antagónico para resolver problemas; de allí la facilidad de que
el hondureño posteriormente solo identificará a quienes están a favor y
si no está a favor, está en contra, creando aparte de un antagonista
intelectual un enemigo en aquellos que no ven las cosas de la misma
manera. El sistema educativo era básico y exclusivo para tener derecho
al voto (lo que se llama voto selectivo) nadie que no hubiera cursado la
educación primaria podía votar, pero lamentablemente fue el vehículo
por el cuál el ciudadano producto de la Reforma Liberal también quedó
inconcluso: ese ciudadano que Honduras necesitaba quedo limitado a un
universo de amigos y enemigos por conveniencia, podían pelear juntos en
una montonera pero a la siguiente podían pelear uno contra el otro y así
sucesivamente. Lo más grave es que no se produjo un ciudadano con
sentimiento nacional y dignidad propia sino un ciudadano con doble moral
y personalidad pragmática; que desestima los valores religiosos en
política ya que, lo que es moralmente incorrecto en religión no
necesariamente debe serlo en política; la moral a nivel familiar poco o
nada tiene que ver con las relaciones sociales, ambas se plantean con
sus propias normas morales por lo que no le interesa ser honesto,
solidario o justo. No reflexiona pero si hace uso de una antiquísima
paciencia para tolerar las cosas, lo que en consecuencia, provoca una
ausencia de un mismo espacio referencial de proyectos y metas comunes,
por ello su incapacidad de identificarse colectivamente lo que le
promueve el no integrarse en ningún momento a la nación.
Tiburcio
Carias Andino se consideró como el único que sabía gobernar a Honduras y
se perpetuó en el poder hasta que pudo. Siempre alegó ser del pueblo y
saber lo que quería el pueblo, por ello extendió su mandato ilegalmente
en dos ocasiones, en la llamada “Paz de Carías”: no había delincuencia
ni oposición política. (Foto historiadehonduras.hn)
LA VOLUBILIDAD DE LA DIRIGENCIA POLÍTICA…ésta
dirigencia política de finales de siglo XIX imbuidos en el proceso
reformador, carecieron no solo de conocimiento geopolítico, social y
administrativo, sino que también de la voluntad e interés necesario para
crear una comunidad nacional debido a la anarquía política reinante, a
la debilidad gubernamental (altamente centralista) imposibilitada de
imponer autoridad para el cobro de impuestos o de un ejército nacional
por sobre los distintos caudillos terratenientes y sus ejércitos
privados. Esto provocó inclusive movimientos separatistas de algunos
departamentos de Honduras como el caso de Texiguat en 1843 y 1844, o de
Olancho en 1860. No logró entonces, erigirse una autoridad central
fuerte y estable como para construir un Estado-Nación. Para intentar
reparar esta deficiencia, los liberales reformadores (que estaban más
preocupados en el liberalismo teórico y no práctico) intentaron eliminar
los localismos a través de una agresiva campaña que promoviera un
discurso nacional que rondó entre el unionismo y la necesidad de nación.
A juicio del antropólogo Oscar Rápalo “se inicia así una agresiva
reconstrucción del pasado, una historia oficial por medio de varios
personajes destacados y su conversión en héroes y próceres” ([3]). De
esta manera una serie de personajes emparentados se maquillan en una
idea confusa de creadores de una nación creando con ello un contexto
erróneo de la realidad histórica. Los seleccionados: José Cecilio Díaz
del Valle, Dionisio de la Trinidad de Herrera Díaz del Valle, Francisco
Morazán, José Trinidad Cabañas y José Sahagún de la Trinidad Reyes todos
emparentados consanguínea o políticamente ([4]). Estatuas de ellos se
develizaron en los principales parques de Tegucigalpa en 1882. Se
institucionalizó un culto secular a estos próceres, lo que los convierte
en referentes simbólicos de la nacionalidad y el ciudadano hondureño;
esto por medio de los libros de texto escolares y los llamados rituales
educativos como desfiles, actos cívicos y otros. Hay que recordar que
según Aguado y Portal “estos rituales escolares son elementos
importantes en el proceso de socialización del niño, ya que recrean
valores sociales y norman la conducta individual y colectiva y sobre
todo son un medio creador de identidades sociales” ([5]).
¿IDENTIDAD?: De esta manera, los reformadores
excluyeron de la elaboración de la identidad nacional de manera casi
completa las raíces indígenas y negras de la nacionalidad,
consolidándola por medio de una historia que jerarquizó y valorizó lo
mestizo sobre los dos anteriores. Parte de una enmienda al error puede
verse más adelante en la historia en tres hechos tangibles: uno, la
mayanización de Honduras, muy comentada por Darío Euraque, quien afirma
que “esta visión se reforzó a partir de los años 50 ya que los
intelectuales hondureños se afiliaron a la teoría formulada por el
nuncio apostólico Federico Lunardi según la cuál toda Honduras era de
origen Maya borrando de esta manera de la historia oficial a los demás
grupos indígenas y negando la presencia negra-garífuna existente en el
país…” ([6]). Dos, la inclusión en el panteón de héroes nacionales de la
figura de Lempira, con un pésimo planteamiento histórico corregido
muchos años después mediante una investigación seria del Dr. Mario
Felipe Martínez; y tres, la designación de la moneda nacional con la
denominación del indígena, lo que se oficializó mediante Decreto No. 102
del 3 de Abril de 1926, aunque los billetes con su imagen comenzarán a
circular hasta 1931.
Las reformas de Soto, fueron continuadas por: Luis Bográn, Ponciano
Leiva, Domingo Vásquez, Policarpo Bonilla, Terencio Sierra, Juan Arias,
Manuel Bonilla y Celeo Arias. La Reforma tuvo grandes logros
materiales pero falló en su proyecto de construcción del ciudadano
hondureño y por ende en la construcción de la Nación, esto explica
porque a partir de 1903, el país se sumió en montoneras (mal llamadas
guerras civiles) propiciadas por caudillos que fueron el legado
inmediato de la Reforma Liberal, caudillos que, como dijo Carías “son
del pueblo y por ende saben que necesita el pueblo” aunque en realidad
eran terratenientes. NO SÓLO HAY QUE CONSTRUIR EL PAÍS, HAY QUE
CONSTRUIR EL CIUDADANO QUE EL PAIS NECESITA, EMPODERADO DE LA REALIDAD
NACIONAL INTEGRADORA, QUE REFLEXIONA, QUE PARTICIPA BASADO EN UNA
OPINIÓN ARGUMENTA, A FIN DE QUE YA NO NOS GOBIERNEN COMO LAS RESES DE
LAS FINCAS PARTICULARES SINO COMO CIUDADANOS DE UNA NACIÓN. SOLO
ASÍ…HONDURAS AVANZA.
FUENTES:
[1] Vid. Williams Stokes, Honduras, an area study in government, pags. 107ss., Nueva York, 1950.
[2] Mariñas Otero, Luis, “El médico español Ramirez Fontecha rector de la Universidad de Tegucigalpa”, en la Revista Cirugía, Madrid, núm. 21, mayo-septiembre, 1959.
[3] Rápalo Flores, Oscar, Identidad, símbolos nacionales y memoria colectiva, Revista Yaxkin, volumen XXIII, No.1, IHAH, 2001, pag.137
[4] José Cecilio del Valle era primo hermano de Dionisio de Herrera, quién a su vez era tío político de Francisco Morazán por estar casado con Micaela Quezada, hermana de Guadalupe Quezada, madre del prócer centroamericano.
[5] Rápalo Flores, Oscar, Op. Cit., pag.139
[6] Euraque, Darío, Antropólogos, arqueólogos, imperialismo y mayanización de Honduras 1890-1940, Revista de Historia, 45, 2002, pag. 73.
TRANSFORMACIÓN SOCIAL Por: Esther Alexandra Garwer |
POLÍTICOS, SEGUIDORES, FANÁTICOS Y UNA MAYORIA CIUDADANA MEDIOCRE… “J’ai vu le fond de ce qu’on appelle les honnétes gens: c’est hideux”. (“Yo he visto el fondo de las que llaman gentes honestas; es odioso”). Charles Maurice de Talleyrand-Périgord; París, 1754-1838.
TRES SIGLOS ENTRE LA IGNORANCIA, LA SUMISIÓN Y LA MEDIOCRIDAD…Es
más que notorio el hecho que 300 años de dominación española provocaron
un falso sentido de libertad, seguido de la incapacidad mental por
parte del ciudadano normal de observar que, quienes retomaron las
riendas en su mayoría no actuaron como hombres sabios para resolver los
problemas concretos de la nación que gobernaban, sino que, fueron
títeres en manos de otro tipo de hombres ajenos y externos a la realidad
de la nación pero muy conscientes de las ganancias que de él podían
obtener. Claro panorama se deja ver después de la independencia y la
aparente desaparición del orden jurídico español en el que el
funcionario no era más que una mediocre pieza aplicadora de la ley, pues
nada nuevo basado en la necesidad y realidad del país se creó para
sustituirlo. Prueba de lo anterior puede verse cuando, el 30 de junio de
1826, la Asamblea del Estado de Honduras se vio obligada a ordenar la
ejecución de todas las leyes en vigor y aplicar a los contraventores las
penas establecidas, pero era difícil para el ciudadano común saber qué
hacer bajo la ley cuando se ignoraba hasta qué punto el viejo cuerpo
legal español continuaba vigente, ya que se daban por abrogadas muchas
de estas leyes y no se habían emitido nuevas disposiciones que las
sustituyeran. Al no aplicarse las leyes surge una severa crisis de
autoridad, lo único que queda son las personas inmersas muy
convenientemente por la clase elitista gobernante en la generacional así
como histórica y vívida ignorancia de hoy en día y Centroamérica se
despeña en el principio del personalismo(1).
Quizás por esta razón es que los partidos políticos tardaron más de
60 años en aparecer en la vida pública de las naciones latinoamericanas,
en especial en Honduras. El escritor Julio Icaza Tijerino ha estudiado
el fenómeno de la mentalidad personalista y su incidencia negativa en la
nacionalidad, y afirma que “este personalismo es esencial en los
pueblos hispanoamericanos… No cabe para él, pues, la existencia de un
partido o del Estado como una asociación de ciudadanos. El partido no es
sino una asociación de amigos alrededor de uno de ellos o de
determinados intereses y sigue siéndolo cuando se apodera del Estado y
se convierte en gobierno. El gobierno es así: el gobierno de los amigos
para ayudar a los amigos. Por la misma razón, el partido contrario es la
asociación de los enemigos y cuando está en el poder el gobierno
enemigo es cuando se explica por sí mismo el encono de las luchas
políticas entre partidos, cuyas diferencias ideológicas son mínimas y,
de hecho, inexistentes para la inmensa mayoría de partidarios, que nunca
han leído la declaración de principios de sus respectivos partidos”(2).
De aquí que los partidos políticos, las naciones iberoamericanas y
las centroamericanas en particular, se organicen en torno a figuras
populares que inspiran tomar el control del país y de una política.
Tristemente la patología de los aspirantes y candidatos presidenciales
los cuáles dicho sea de paso son siempre los mismos, utilizan la
etiqueta del partido para lograr sus objetivos personales o de su grupo
de amigos; su cinismo y descaro los impulsa a presentarse como mesías
escogidos… únicos con las habilidades y capacidades de sacar adelante un
país. Y de éste personalismo les expondremos las características
históricas que siempre han mostrado en su fantocha campaña proselitista.
Vea las comparaciones y deduzca Usted mismos sus propias conclusiones.
En palabras del destacado José Ingenieros, podríamos utilizar su
estudio sobre el hombre mediocre, para hacer denotar que muchos
(haciendo las justas excepciones) de nuestros caudillos, dictadores,
políticos, élite social, servidores públicos, tienen la cabeza como un
simple adorno de su cuerpo, ello impide que se acepte un cambio de ideas
o de banderas políticas sin que esto sea razón para que sus partidarios
lo abandonen (3). Todo lo anterior nos explica fácilmente la ausencia
liderazgo en los partidos políticos como instituciones y la facilidad de
caer en montoneras durante más de cien años en Honduras.
BIBLIOGRAFÍA 1 Mariñas otero, Luis. Honduras, (Col. Realidad Nacional), Núm. 6, Editorial Universitaria, 1987, p. 287. 2 Icaza Tijerino, Julio. Sociología de la política hispanoamericana, pp. 27-28, Madrid, 1950. 3 Icaza Tijerino, Op. Cit., pp. 180-181. Ingenieros, José, El Hombre Mediocre, Colección Pensamiento, Editorial Jurídica Salvadoreña, Segunda Edición, Abril 2005. |
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