jueves, 27 de diciembre de 2012

POLÍTICOS + DESACIERTOS = ¿PAÍS SIN HISTORIA?

Dominicales  12 junio, 2011


BREVE PRONUNCIAMIENTO
Por: Esther Alejandra García Guerra
 

En esta edición como ciudadanos amantes, protectores y verdaderos revolucionarios del ideario y conservación de nuestra inigualable, empero para muchos a conveniencia indefinida identidad nacional, nos es imperativo pronunciarnos enérgica y reprochablemente ante la comisión e impunidad de los siguientes actos:

1.    La imperante e histórica apatía tanto de los Gobiernos Centrales por medio de sus órganos creados respectivamente para la protección, conservación y preservación de la riqueza material e inmaterial históricamente valiosa y memorable de nuestro patrimonio histórico, como también de algunos de los empresarios como propietarios, y de remate de una inconsciente mayoría del pueblo mismo que con su indiferencia tolera y permite en menoscabo de nuestra propia identidad y riqueza cultural forjada a lo largo de siglos de historia, sin detenerse a pensar por un instante que, el futuro lejos de visualizarse prometedor, debido a la falta de conciencia crítica ante ésta condenable aniquilación de nuestra raíz y orígenes, que desde ya nos sitúa en un confuso “desierto de lo real”, “de lo inmediato y transcultural”, “ de lo causal” y “ de lo fluctuante, pero inexpugnablemente totalizador” en éste naciente país.

Villa Roy se cae a pedazos y las autoridades de IHAH hacen hasta o imposible por obtener fondos para preservar el edificio. (Tomada del Fondo Fotográfico de La Tribuna)

2.    La falta de participación ciudadana e interés altamente reprochable de los órganos fiscalizadores de la buena administración de los bienes del Estado, que no son más que, el Patrimonio de éste pueblo, así como de la mayor parte de los medios de difusión que, con su silencio aniquilan inquebrantablemente la voluntad ciudadana que obedece a su convicción emancipadora ante la asfixiante pugna por salir de la banalidad anarquizante avalada por la celebración eufórica, sin compromiso ético y político de los retos pendientes ante las institucionalidad garantista de la igualdad, justicia, seguridad y libertad, irrespetadas ya de forma descarada y cínica hasta por los mismos legisladores quienes trastocan y juegan con la ley a conveniencia personal o como pago a favores para sus allegados más poderosos.

3.    El repugnante descaro de una larga lista de atrocidades históricas cometidas por mercenarios políticos y funcionarios que, en la farsa de construir una “Honduras Mejor” destruye muy convenientemente la memoria histórica que recuerda las razones del porqué, en el pasado la construcción de ésta nación se realiza de manera parcial y pragmática de acuerdo con los intereses de los hombres que deciden y gobiernan el momento en que se escribe y redacta la historia. Los triunfadores reinterpretan y define la historia de acuerdo a su propio proyecto de dominación. Así, el material de trabajo no constituyen recopilaciones que nos muestren lo que realmente sucedió sino lo que más convino a la élite; otras interpretaciones alternas y contradictorias no existen o no están disponibles… ¿porqué? CIUDADANO(A) ¿COMPRENDES AHORA EL PORQUE DE LA CONVENIENTE DESTRUCCIÓN Y ANIQUILACIÓN DE TODO AQUELLO QUE HISTÓRICAMENTE LOS INCULPA?

La antigua Casa Presidencial urge de un proceso de restauración, en particular en el segundo piso donde la destrucción se oculta tras un cancel de madera.

Es por ello, que a través de éste pronunciamiento se desea que, nuestro pueblo entienda finalmente la importancia de la conservación de nuestro patrimonio histórico material e inmaterial, puesto que, no hay que dudar que, es la historia la que nos sirve para establecer una orientación del hombre en su medio; la que reduce el margen de incertidumbre en su accionar con el medio que le rodea. Por ello, la necesidad de indagar en nuestro pasado surge de las necesidades que se imponen en la vida cotidiana. El conocimiento no es fruto del placer por conocer, sino el intento del hombre por resolver los problemas que lo aquejan en su vida cotidiana. Según Villoro, la necesidad de comprender el presente es la que impele a los hombres a indagar en el pasado para la búsqueda de las respuestas: El estudio de la historia parte del presente, el presente plantea las interrogantes que incitan a buscar en el pasado. La historia intenta dar razón de nuestro presente concreto.

Consecuentemente, con el fin de educar, recordar mediante una real, seria y objetiva cronología histórica lo aquí pronunciado, se expone a continuación el registro de algunos de los más lamentables crímenes que debilitan y atentan contra nuestra propia identidad nacional.

CRONOLOGÍA HISTÓRICA DEL PROBLEMA
Por: Rolando Zelaya y Ferrera
 

REFORMA LIBERAL.- Con la Reforma Liberal se inicia un proceso de manipulación del pasado histórico en aras de unir una sociedad dividida desde sus orígenes, creando una historia de nuestro país en donde “debían” caber todos los integrantes de la sociedad, aunque en términos reales no se incorporaron a ciertos grupos – indios y negros – a la discusión de la construcción de país sino que se les excluyó totalmente. Por si esto no bastara, en años posteriores se les hecho la culpa del atraso social del país. Por si esto fuera poco, las montoneras propiciaron la destrucción material de edificios que eran dignos ejemplos arquitectónicos de un pasado económicamente próspero; los mismos fueron utilizados o como blancos importantes o simplemente como parapetos en la batalla.

DURANTE LOS AÑOS DE ´50.- El trasiego de artículos personales así como de piezas arqueológicas se volvió, desde mediados de los años cincuenta, un excelente negocio para contrabandistas de arte; el robo de patrimonio cultural se volvió común y en algunas ocasiones lícito, provocando que gobiernos ignorantes en arqueología cedieran porcentajes de propiedad sobre artículos descubiertos y que fueron sacados del territorio nacional con destino a museos importantes, tales las concesiones de Carías sobre Copán y el Valle de Sula de donde muchas de sus valiosas piezas yacen fuera de nuestra patria adquiridas legalmente por convenios con el Estado de Honduras durante ese período.

Muchas veces los empleados de estas dependencias son los que por amor a lo que custodian, intentan en sus propias fuerzas resguardar el patrimonio nacional. (Tomada del Fondo fotográfico de La Tribuna)

MÁS SIGNIFICATIVOS FUERON LOS AÑOS ´70, donde una corriente artística de la arquitectura propuso la modernización de las ciudades destruyendo los edificios antiguos, una forma de eliminar los remanentes de una vieja sociedad para inspirar (supuestamente) la creación de una nueva; allí Tegucigalpa empezó a perder obras importantes como el antiguo mercado Los Dolores, El Almacén Samaritana y una de las obras arquitectónicas más elaboradas en la ciudad, el edificio del Banco de Honduras cuyos dueños lo botaron al enterarse de que podría ser convertido por UNESCO en Patrimonio de la Humanidad y que esto les impediría hacer construcciones posteriores en dicho lugar. De un gusto exquisito, los habitantes de la capital vieron la lenta destrucción esperando que las autoridades hicieran algo, sin embargo esto pasó como si nada, tal como acontecería con la Casa Midence frente al Parque Valle varios años después, demostrándonos que hoy, ayer y quizás por siempre – si no hacemos algo al respecto- el patrimonio cultural de la nación le rinde pleitesía a los intereses personales y al dinero.

Los museos de Tegucigalpa fueron prácticamente desmantelados por razones políticas: el Museo Multidisciplinario de Villa Roy fue desmantelado debido a que las autoridades políticas del momento consideraron que eso no era un museo sino una mezcolanza de objetos en una casa bonita, ignorando por completo el concepto con el cuál fue creado el mismo. Paralelo a este hecho, se desmantela el Museo Histórico de la República por considerársele “una aberración nacionalista” y la colección se traslada a Villa Roy bajo el nombre de Museo de Historia Republicana. Hoy por hoy, Tegucigalpa no tiene museos estatales abiertos y los espacios se pierden por otro problema adjunto: la falta de mantenimiento.

EN LA ACTUALIDAD.- Los presupuestos que los gobiernos destinan a la Secretaría de Cultura, Artes y Deportes y por ende a las dependencias asociadas a ésta (como el IHAH) vuelven la labor de mantenimiento y resguardo una batalla perdida. Ejemplo de ello es la antigua Casa Presidencial: se inicio la restauración a mediados de los años noventa y solo se logró rescatar el patio interior y las salas bajas, se quitó el parqué original y se sustituyó por linóleo que imita madera, quitándole toda la elegancia al Salón Azul, las sillas de arrimo que estaban en el mismo y que se conservaban allí por ser las utilizadas para los actos protocolarios del presidente fueron retiradas y parece ser que se encuentran en la nueva Casa Presidencial, de hecho el autor de este apartado vio a mediados de esta semana que pasó, una de ellas en un video relacionado a una audiencia en dicha Magna Casa. Villa Roy es otro ejemplo de esto, cuando se quiso restaurar la primera vez no se dio el monto necesario para consolidar los principales problemas del local, hoy esa “decisión política” puede costarnos la pérdida de una de las casas emblemáticas de la ciudad. La falta de presupuesto siempre ha sido lo que mantiene maniatado a la Secretaría de Artes, Cultura y Deportes, de poder realmente hacer una labor nacional ha beneficio del pueblo hondureño.

Aunque los edificios muchas veces son intervenidos por el IHAH, la falta de fondos siempre ha sido una limitación frustrante, para el éxito de esta actividad.

A esto hay que sumarle las condiciones deplorables donde se archivan diarios (hemeroteca, archivos generales), libros y documentos históricos; el robo de libros y documentos antiguos así como la destrucción de los existentes por parte de un público inculto que hasta porta tijeras para cortar de los diarios lo que necesita, y los llamados expurgos que al final se convierten en botadero de libros y documentos antiguos; los grupos políticos hacen lo suyo pegando pancartas o pintando grafitti en las superficies de los monumentos nacionales. Se habla inclusive de documentos quemados durante los gobiernos solo para no dejar constancias de sus actividades, terminando con cualquier posibilidad de investigación por parte de los historiadores, sobre estos gobiernos. Por último, el hecho de que muchas veces los que son nombrados en estos puestos no son especialistas sino que activistas políticos de diferente nivel que, por no comprender la labor a realizar, no tienen políticas de trabajo definidas que permitan realmente el cuido y resguardo del patrimonio nacional.

EN CONCLUSIÓN.- No pretendemos acusar a alguien en particular de algo de lo que todos, de diferente manera, somos culpables. Pero si pretendemos llamar la atención sobre el hecho de que el proceso dialéctico marca la lucha de contrarios en las sociedades y por ello, los grupos que detentan poder no están interesados en la historia, al contrario, necesitan de la “amnesia histórica” de un pueblo para su supervivencia, por ello, es hora de que el pueblo hondureño exija una historia de Honduras confiable y documentalmente respaldada, sin sellos políticos ni ajustes de grupos a su favor; el cuido de un patrimonio nacional que permita al hondureño enorgullecerse de su historia y de lo que es como ciudadano de este país. Entregar estos aspectos a la manipulación de los políticos solo ha contribuido a fomentar la división al interior de la sociedad hondureña y a dejarnos con la extraña sensación de que somos un país sin historia y en el mejor de los casos, dueño de una historia empacada, inamovible por más de diez generaciones, que seguimos repitiendo no solo lo que nos contaron, sino también, repitiendo nuestra actitud de indolencia ante lo que destruimos. ¿Qué historia heredaremos a las próximas generaciones?

BIBLIOGRAFÍA
El Estado Absolutista, trad. Santos Julia, México, Siglo XXI, 1979.
Bagú, Sergio, Tiempo, realidad social y conocimiento, México, Siglo XXI, 1980.
Bloch Marc, introducción a la historia, México, FCE, 1952.
Braudel Fernand, La historia y las ciencias sociales, España, Alianza, 1974
Carr Edward, ¿Qué es la historia?, España, Ariel, 1985
Pereyra Carlos, Luis Villoro, Arnaldo Córdova, et al. Historia, ¿Para qué?, México, siglo XXI, 1980

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