Honduras en la II Guerra Mundial
13 mayo, 2012 - 1:00 AM
El pasado 8 de Mayo se cumplió un aniversario más de la rendición del
régimen nazi en 1945; en esa fecha en Honduras los titulares de las
noticias afirmaban “Le ganamos la guerra a Alemania”, haciendo eco de
ser uno de los países aliados contra el dicho régimen, a pesar de la
simpatía que existía por los ciudadanos alemanes radicados en Honduras.
OBLIGADOS: El Gobierno del Presidente Tiburcio
Carías Andino declaró la guerra al Japón el 8 de diciembre de 1941, y a
Alemania e Italia cuatro días después, por presiones del Gobierno de los
Estados Unidos a través de un pacto de alianza militar establecido con
dicho gobierno. El Gobierno de Carías cooperó en la conservación de la
gasolina y en la construcción de la Carretera Interamericana.
Los trabajadores hondureños recogían el caucho silvestre para aliviar
la escasez de este producto; y en el centro experimental de Lancetilla
se llevan a cabo trabajos para facilitar el desarrollo de la producción
de caucho. En la construcción de barcos “mosquitos”, se usó la caoba de
los bosques hondureños. Pero también algunos hondureños se enlistaron en
las filas aliadas de la misma manera que algunos hijos de alemanes se
enlistaron en la Wermacht en el período 1939-1941, en que Honduras era
neutral en esta guerra.
ACCIONES DE GUERRA: Al anochecer del día 10 de
noviembre de 1942 el barco Contessa, propiedad de la Standard Fruit Co.
en préstamo de guerra, navegaba por el río Sebu procedente de Puerto
Lyautey, en el Marruecos Francés. Bajo su cubierta llevaba municiones y
gasolina destinadas a una fuerza mecanizada de los Estados Unidos,
detenida en su avance, a trece kilómetros en el interior, por el fuego
de los combatientes del gobierno de Vichy. El Contessa, bajo recio
bombardeo, llegó hasta donde se encontraban las tropas y descargó sus
abastecimientos. Cuando terminó la acción, con la ocupación de un fuerte
que estaba muy bien defendido y artillado, el comandante de las fuerzas
estadounidenses pidió la bandera del Contessa para izarla en aquella
plaza. Así, la bandera blanca y azul de Honduras, fue uno de los
primeros emblemas aliados izados en el Norte de África.
El personal que navegaba en el Contessa por el río Sebu, y que
descargó el buque bajo el fuego enemigo, era en parte una tripulación
hondureña. La bandera que fue izada en el Norte de África como símbolo
de la parte de Honduras en el esfuerzo de guerra, regresó a Tegucigalpa
sin conocerse hoy su paradero. Pero, otras banderas hondureñas cruzaban
las rutas del Atlántico en barcos de este país llevando abastecimientos
para los frentes de guerra con cerca de mil marinos hondureños que
tripulaban estos barcos; ciento cincuenta de ellos perecieron en el mar,
en los hundimientos del “Comayagua”, el “Tela”, el “Castilla”, el “Baja
California” y el “San Blas”.
También los aviones de la Fuerza Aérea Hondureña contribuyeron
patrullar las aguas del Caribe en busca de submarinos alemanes, para
ello se establecieron bases Puerto Cortés, Tela, Ceiba y Trujillo,
siendo los meses de más actividad entre julio y agosto de 1942. El 24 de
julio de ese año, un submarino fue avistado y bombardeado con bombas de
60 libras, siendo este el único posible enfrentamiento entre un país
centroamericano y las fuerzas del eje. La única baja operacional ocurrió
con la desaparición del Teniente Francisco Martínez García y el
artillero Sargento Armando Murillo Díaz, quienes volaban un Stinson O
matrícula FAH-2 quienes desaparecieron el 3 de agosto de 1942
ignorándose las causas para que ocurriera tal suceso.
REPERCUSIONES: La guerra tuvo una gran repercusión,
particularmente en lo que se refiere al transporte y la vida económica
de Honduras: los ciudadanos alemanes e italianos se vieron afectados por
embargos que el Gobierno de Honduras realizó como política de los
aliados a los Estados Unidos para con los ciudadanos de países
considerados enemigos en los conflictos.
Más vigorosa fue esta segunda confiscación: en el año de 1941 el
Gobierno de Honduras ordena el congelamiento de todos los bienes de los
alemanes residentes en el país y varios meses después ordena el remate
de los mismos, algunos de los alemanes considerados de mucho cuidado por
la embajada de Estados Unidos, son deportados a campos de concentración
en aquel país, a otros se les permite sobrevivir en suelo hondureño en
lo que pudieran trabajar. Los alemanes, aún después de la guerra, no
pudieron recuperar su antigua preeminencia comercial como resultado de
la no-devolución de sus bienes y propiedades por parte de la
administración de Carías Andino.
Ellos llegaron a constituir el sector empresarial más dinámico y
pudiente de la región centro y sur del país, controlando los renglones
más lucrativos del comercio de importación y exportación vía Amapala-San
Lorenzo; con una red de sucursales distribuidas en grandes y medianos
centros poblacionales con un exitoso sistema de ventas al mayoreo y al
detalle, expandiendo sus actividades económicas hacia otros rubros tales
como haciendas, beneficios de café, representaciones, banca, fábricas,
embotelladoras, procesadoras y hasta una línea aérea. Más que un
confiscamiento de bienes, el embargo significó un estancamiento
económico en especial de la zona sur del país, que no dejó de afectar el
resto de Honduras.
Otro problema surge cuando todos los barcos de carga disponibles
fueron requisados para el tráfico de guerra y quedó poco espacio para
atender las necesidades del transporte, al mercado exterior del
principal producto del país: el plátano. Como resultado de esto se
produjo una seria situación de cesantía, y para solucionar en parte el
problema, fue cultivado el abacá en una comarca de la parte baja del
país.
Un segundo proyecto que vino a aliviar, en parte, el problema de la
cesantía fue la construcción de un nuevo empalme de la carretera entre
Tegucigalpa y Potrerillos, donde terminaba el ferrocarril que va a la
costa norte. Otra gran obra, acelerada por la situación económica, fue
el proyecto que llevó a cabo el Gobierno de Honduras en el Valle de
Comayagua, para irrigar y convertir a esa región en pequeñas granjas
agrícolas. Durante este período además de soportar la dictadura y la
represión, hubo que soportar depresión, cesantía, el dólar circulando en
vez del Lempira y el retroceso al desarrollo de la zona sur de
Honduras.
FUENTES:
1.- “Visión de Honduras por Estados Unidos y los Aliados”, según fue
publicada en la revista de propaganda ‘En Guardia’, Vol. 3, Núm. 3,
durante la guerra; en su versión electrónica en
http://www.exordio.com/1939-1945/paises/Latinoamerica/honduras.html. El
material digitalizado de EN GUARDIA, revista publicada mensualmente para
LA OFICINA DEL COORDINADOR DE ASUNTOS INTERAMERICANOS, Commerce
Building, Washington. D. C., por la Business Publishers International
Corp. Redacción, 330 West 42nd St., Nueva York, N. Y., E.U.A. Impresa en
5601 Chestnut St., Filadelfia, Pa. Registrada como artículo de segunda
clase en la Oficina de Correos de Filadelfia, Pa., E.U.A., el 8 de abril
de 1941, conforme a la ley del Congreso de marzo 3 de 1879, Vol. 3,
Núm. 3. Y aparece en Exordio como Colaboración de Martín Ospitaletche.
2.- Hesse Joya, Jurgen; “La FAH en la Segunda Guerra Mundial”, Diario
La Tribuna, Sección Anales Históricos, Edición 719, domingo 15 de abril
2012. Versión electrónica en
http://www.latribuna.hn/2012/04/15/la-fah-en-la-ii-guerra-mundial/
3.- Foto del “Contessa” cortesía de Memoria Gráfica de Honduras, en
su versión electrónica en
http://fotosantiguashonduras.blogspot.com/2009_11_26_archive.html
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