jueves, 27 de diciembre de 2012

 INDUSTRIALIZACIÓN Y COMERCIO CAPITALISTA: ARABES Y PALESTINOS EN TEGUCIGALPA(Parte Final)

Dominicales  28 agosto, 2011

Por: Esther Garwer y Rolando Zelaya y Ferrera.

En el caso particular de Tegucigalpa, la mayoría son palestinos originarios de tres pueblos pequeños: Beth Leghem, Bet Sahur y Bet Jala., en su mayoría cristianos u ortodoxos, tolerados por los musulmanes para cuidar los lugares santos evitar las guerras que ponían en peligro la vida de los peregrinos. (Entrevista hecha a Adolfo Facusse, 2008)

Los inmigrantes de Medio Oriente lograron insertarse dentro del desarrollo económico promovido por las empresas bananeras norteamericanas en la costa norte de Honduras. Si bien es cierto que su inserción en la sociedad local fue lenta ellos mismos buscan la manera de acelerarlo, y aunque al principio se crea la tradición de traer esposas del lejano oriente, por la razón antes mencionada se dan casos de palestinos que se casan con hondureñas integrándose de esta forma más rápido al contexto social hondureño. Por ello, es en la Costa Norte donde se empiezan a integrar a la sociedad inmigrantes árabes y palestinos: Constantino Niní  (primer árabe registrado en Honduras), Salomón Handal (primer árabe anunciado como comerciante en San Pedro Sula), Jorge José, los hermanos Sikaffi, los hermanos Moisés, Nicolas Gabrie, Domingo Larach, Elías Yacamán, Miguel Kawas, Salomón Marcos, César Abud, Abraham Musa, Bishara Handal, Sabas Larach, Constantino Larach, Juan Andonie, S. Panayotti, la familia Dip, Francisco Saybe, Miguel Handal y Jacobo Jaar entre otros.
El señor Jacobo Zablah (centro) alcalde de Belén a finales del siglo XIX, su nieto Juan Zablah emigró a Honduras en los años treinta, convirtiéndose en un eminente empresario.
Esta  primera inmigración que ocurre durante los últimos 30 años del siglo XIX, saturo la plaza de trabajo en la costa norte, muchos de los nuevos migrantes árabes estudian entonces la posibilidad de moverse a otras partes de la república donde haya más oportunidades de trabajo. Por otra parte, la malaria y el paludismo en la costa norte era aún el azote de muchos debido a que el tratamiento no era lo suficientemente conocido por todos, lo que permitía que aún fuera mortal para la población. Si bien es cierto las compañías bananeras lograron desarrollar el DDT como un elemento extinguidor de la plaga de zancudos común en la costa atlántica de Honduras, también es cierto que como resultado inmediato aumentó la población de trabajadores e inmigrantes que al final, sobresaturaron la región como plaza de trabajo. Ante los motivos anteriores, el centro del país se volvió un lugar llamativo para los palestinos que fueron capaces de notar no solo el fuerte trasiego humano producto de la necesidad de viajar a California por una ruta más barata (recordemos la fiebre de oro de finales del siglo en dicho lugar) sino también el movimiento ocasionado por el laboreo de las minas de el Rosario y Milla 3 en San Juancito. De hecho, Comayagua y Tegucigalpa, por ser capital del país y por estar cerca de la zona comercial de San Juancito. El movimiento era tal que muchos de los árabes realmente estaban interesados en ubicarse en esta franja del territorio hondureño, pero debido a falta de capital o de oportunidades se vieron obligados a quedarse en la costa norte. El centro de Honduras se volvió el próximo punto a explotar comercialmente con miras a desarrollarse individualmente. Eduardo Curi, originario de Beth Sahur, Palestina, fue el primero en llegar a Tegucigalpa para dedicarse al comercio. Otros decidieron aprovechar las oportunidades de trabajo que se dieron en el momento, como el abuelo de Don Adolfo Facusse, quién trabajó para las mineras en El Mochito como ingeniero de puentes durante varios años, aunque posteriormente se movió hacia la capital con su propio negocio.
Asentados los primeros palestinos, parientes cercanos y lejanos empiezan a emigrar hacia Honduras en un flujo migratorio significante, interactuando con la población local que lo permitía. Debido a ello, entre 1910 y 1930 este proceso migratorio se aceleró y fue frenado por el gobierno local con la nueva Ley de Inmigración de 1929 que obstaculizó la entrada de estos grupos, aunque el proceso de inserción social continuó acelerándose gracias a la inserción de los hijos de los inmigrantes en diversos sectores del dinamismo social hondureño, ejemplo de ello son los casos de la compositora musical Lidia Handal y de la escritora Emilia Yacamán de Bertot; de deportistas como Antonio Yacamán y Alfredo Belot; o en el aparato productivo como el caso de la familia Sikaffy y su incursión en el cultivo del café. Como apuntamos antes y a diferencia de otros grupos, los inmigrantes de Medio Oriente no intentaron transmitir lengua o costumbres más allá de lo necesario a las nuevas generaciones. Una actitud de incorporación a la sociedad hondureña como actitud de grupo es visible no sólo en el hecho de que la mayoría solo hablan español o inglés, sino también en el hecho de compartir la misma escuela, la misma universidad, inclusive la misma religión. El hecho de que los inmigrantes fueran cristianos les facilitó su incorporación en Tegucigalpa ya que compartían las mismas creencias de los locales. Por otra parte, su inserción dentro de la economía local les brindó rápidamente la oportunidad de codearse con las esferas más altas de poder económico y político de la localidad. Contrario a otras ciudades del país, en Tegucigalpa lograron organizarse primero en la Sociedad Unión Juventud Árabe, publicar un semanario y tener un programa de radio llamado “La Hora Árabe”. Aunque tampoco podemos hablar de una aceptación total o si fue mucho más amplia de la que lograron en San Pedro Sula o Ceiba.
Grupo de ciudadanos palestinos en las afueras de la Alcaldía de Beth Lehem (Belén) a fi nales del siglo pasado. La mayoría de los árabes que inmigraron a Honduras Procedían de la ciudad natal de Jesús, la pequeña y grande Belén.
Su primera incursión en la política fue un hecho casual: durante la guerra civil contra Rafael López Gutiérrez se acusó a los árabes y palestinos de militar a favor de Tiburcio Carías Andino, por lo que sufrieron violencia, robo y despojo. Una vez con Carías en el poder, el caudillo en agradecimiento procuró tener las mejores relaciones con ellos, tanto que se llegó al extremo de que el General Carías llegara a ser compadre de Salomón Barjúm. La colonia árabe en cambio, fortaleció la relación a través de concesiones y regalías a los grupos de poder de ese entonces. Para los años 60, es perceptible su inclusión en la política nacional por medio de los partidos políticos, no solamente porque se les da la oportunidad de votar como hondureños (realmente, ya lo eran por nacimiento) sino también de escalar posiciones de dirección al interior de los gobiernos. Con el ascenso a la presidencia del General Tiburcio Carías en 1933, se percibe por primera vez una vinculación entre los grupos de poder político del país y los inmigrantes árabes. Al mismo tiempo, ya no sólo se preocupan por realizar inversiones en el sector comercial, sino también en otros rubros de la economía. De esa forma empiezan a in¬vertir en fábricas textiles, en la industria del tabaco, la industria azucarera, la caficultura, etc. A partir de 1949, con el gobierno de Juan Manuel Gálvez, se impulsa la modernización económica, política y social del país. Con ello, los árabes y palestinos, así como sus descendientes, empiezan su consolidación económica, ya que a la par del desarrollo capitalista que se fomenta en el país, se trans¬forman en fuertes empresarios, invirtiendo sus capitales acumulados varios años atrás en el sector industrial, co¬mercial, financiero y agropecuario del país.
Este último punto es de vital importancia en la histo¬ria contemporánea de Honduras, tomando en cuenta la posición que ostenta actualmente el grupo de ascendencia  palestina en la economía nacional. Hacia finales de la década del 80 los grupos descendientes de los inmigrantes de Medio Oriente, representaban el sector más importante en la ‘ estructura de la oligarquía financiera del país, ya que controlaban el’ 26.47% de la inversión financiera,; sobre¬pasando la inversión total de las compañías transnaciona¬les, quienes controlaban el ,22.51 % del total de la inversión financiera en Honduras. Todo esto ha provocado que, lejos de sentirse árabes o palestinos, las nuevas generaciones se sientan hondureñas, por haber nacido en este país. La mayoría de los inmigrantes de este grupo ya eran tercera generación familiar en Honduras hacia los años 30 y de hecho ya habían nacido en territorio nacional, volviéndose por ello hondureños por nacimiento. Así que, está bien fundamentada la intención de tomar parte en todo lo relacionado a la sociedad hondureña: arte, educación, deporte, religión o política, este último con mayor énfasis ahora en el siglo XXI. De hecho, actualmente, de cada 22 árabes en Tegucigalpa, apenas 2 son residentes, los demás son naturalizados o en el mejor de los casos, son nacidos en Honduras; todos ellos son descendientes llegados al país en las oleadas migratorias de 1915 a 1930, o sea que son cuarta o quinta generación; sus ancestros provienen de Palestina, Bet Yala, Bet Sahur, Bet Lehem, El Cairo, Alejandría, Rabat, Marruecos, Yunitta, Líbano, Libia, Sidón, Gizeh y Zaguata. Interesante es el hecho de que la mayoría vienen auxiliados por familia ya establecida en el país, unos pocos viajan por cuenta propia, pero todos viajan en busca de mejora económica, o huyendo de la guerra, pero en muy pocos casos por razones familiares, es decir, pueden venir ayudados por la familia pero no para estar con ella, la independencia en busca de destinos personales se respeta mucho entre ellos. De todos los inmigrantes de este grupo solo uno trabajo como empleado y por corto tiempo, los demás (la mayoría) trabajaron por cuenta propia, razón que los mantiene viviendo en Tegucigalpa permanentemente, aunque comparado con la costa norte, son solamente una quinta parte del total de inmigrantes de Medio Oriente, los que residen en la capital.


TRANSFORMACIÓN SOCIAL
Por: Esther Alexandra Garwer
SOBRE LOS DESCENDIENTES DE INMIGRANTES DEL MEDIO ORIENTE, JUDÍOS Y CHINOS EN HONDURAS 

 

Para los hondureños, hablar de desarrollo socio-económico y político del país, es hablar frecuentemente de aquellas familias de ciudadanos que se destacan y despuntan por ser los principales líderes y empresarios de los más importantes emporios comerciales locales, mismos que a su vez los hace acreedores, tanto del poder económico como de una gran influencia política dentro del país; entre ellos figuran, de acuerdo a la actividad que realizan: 1).- En lo Político: Mario Canahuati, Adolfo y Mario Facusse, la familia Rosenthal, Starkman, Goldstein, Maduro; William Chong Wong; Rigoberto Chang Castillo; Leticia MaTay, entre otros; 2).- En lo Económico y Comercial: Juan Sikaffi, Seidel, Schacher, Andonie, Bendeck, Kaffaty, Hasbum, Kaffie, Kattán, Asfura, Mena, Mahomar, Barjúm, Salamé, Atuán, Nasralla; los Wolozny, Kestembaum; los Yip, Quinchon León, Quan y Yu-Shan (la comunidad china presionando porque Honduras entre en tratos comerciales con China continental) y 3).- En lo social: Lidia Handal, Juliette Handal, Emilio Larach; Rodrigo Wong Arévalo, Napoleón Ham, Sergio Chiuz.
En el caso de los inmigrantes de medio oriente y oriente, su imbricación en el desarrollo comercial y posteriormente industrial tiene gran trascendencia para entender los esquemas económicos que han sido utilizados como modelos de desarrollo en el país. Esta investigación ha arrojado posibles respuestas a nuestras hipótesis planteadas, como también nos ha mostrado grosso modo el lado obscuro de la inmigración: la corrupción y la necesidad de estar cerca de los círculos de poder.
Nuestra primera hipótesis plantea la posibilidad de que estos primeros inmigrantes se mueven a la capital por ser ésta la que ofrece ciertas particularidades en cuanto a salud y educación que no se ofrecían en otras ciudades del país, tales como la Universidad Nacional, el hospital San Felipe, clínicas y escuelas privadas, mejor clima e inclusive una mayor cercanía a otros puntos del territorio nacional por estar casi en un punto equidistante de ambas cosas, lo que facilitaba el comercio marítimo vía Amapala o Puerto Cortés, aprovechando para ello las políticas migratorias de los gobiernos de turno. La poca competitividad en este ámbito, permitió el desarrollo económico de los grupos en cuestión libres de presiones producto de una sobrepoblación local, sino que por el contrario, con todo un mercado a la orden del día, una demanda constante con una facilidad de oferta abundante. Por otra parte, lo que nos han dejado entrever los documentos en esta investigación preliminar es como la corrupción alimenta la necesidad de estos grupos de permanecer cerca del poder para protegerse. La mayoría de los inmigrantes con excepción de los de oriente medio, fueron personas formadas universitariamente, su nivel de escolaridad y el haber crecido en sociedades maduramente capitalistas les permitió detectar las facilidades de un gobierno pueblerino y de cómo aprovecharlas en beneficio propio. De allí la necesidad de estar cerca del poder.
Nuestra segunda hipótesis plantea que, los inmigrantes a partir de la segunda generación se involucran más con el país por desarrollar un cierto sentido de nacionalidad y pertenencia, pero que dadas ciertas situaciones de marginamiento social por la sociedad hondureña de aquella época, se vieron en la necesidad de ingresar en los últimos años a la política a fin de cuidar sus intereses de grupo. Basados en el descubrimiento anterior, se evidencia que las familias de inmigrantes no se han integrado en realidad a la sociedad hondureña, sino al círculo social que ejerce labor de dominación sobre esta sociedad; por ende, estos “extranjeros nacionales” a su vez, han compartido la falta de acceso al gobierno propuesta por ese círculo local, contribuyendo a alejarla del resto de hondureños que vive sin asociaciones con ninguno de ese círculo. De ahí que, la inserción de estas subculturas en la cultura hondureña no ha provocado una interacción totalmente positiva: si bien es cierto sus costumbres, modo de vida y en algunos casos hasta la dieta alimenticia, han pasado ha formar parte de la hondureñidad actual, también es cierto que la forma en que se adscriben a nuestra sociedad, no sólo han permitido su posicionamiento social como económicamente poderosos sino que también han pasado a formar parte de los grupos políticos de nuestro país; en otras palabras, el poseer el poder económico les ha permitido pactar con los detentores del poder político en detrimento del hondureño nativo, que se vuelve incapaz de ejercer su propio dominio, manejar las situaciones de su propio desarrollo económico e inclusive disfrutar de su propia nacionalidad. No ha habido un salto de lo económico a lo político porque ellos siempre han estado detrás del poder, lo que ha surgido es la participación directa de ellos por cuanto es notorio actualmente que les vean como hondureños. Sin embargo, para los hondureños nativos y herederos de esta tierra y de su conformación inicial como grupo mestizo, es cuando ser hondureño, se vuelve un acto de fe.
Aún falta ahondar en muchas de las situaciones antes descritas, ya que este es solo un preliminar de investigación y sentimos que apenas hemos tocado la punta del iceberg: en este sentido será necesario conocer de los demás gobiernos y establecer alguna conexión entre el despacho 696 en tiempos de Carías y el fraude del Chinazo durante el período de Carlos Roberto Reina. Por otra parte, se hace necesario también investigar las actividades económicas de los inmigrantes con más detenimiento, para muestra un botón: de acuerdo al historiador Jorge Amaya los Rosenthal son dueños del 10% de la riqueza de este país…Ahora nuestro reto es dar respuesta a inquietudes planteadas tales como: ¿Porqué la mayor parte de la riqueza del país no está en manos de hondureños? ¿Incide en esto la herencia colonial de los grupos de poder que jamás se han sentido parte del país por heredar esa ausencia de patria del criollo colonial, misma que han tratado de encontrar primero en Francia y después en Estados Unidos, generando con ello una clase política mentalmente extranjera y que considera que el país es una hacienda de su propiedad y que sólo otros extranjeros como ellos pueden usufructuarlo en beneficio propio? ¿Dónde queda entonces el verdadero hondureño si está regido por “extranjeros nacionales” que aún por medio de sus sistemas educativos (bilingües) propugnan por la conservación de su casta por encima de la nacionalidad y aún del mismo concepto de nación? De hecho… ¿Cuál sería entonces el concepto de nación en Honduras?

BIBLIOGRAFÍA

Garwer, Esther Alexandra y Zelaya y Ferrera, Rolando Francisco, investigación acerca de los inmigrantes de Medio Oriente, Judíos y Chinos en Tegucigalpa, 2008 disponible en su versión electrónica en http://www.historiadehonduras.hn/ Historia/ Independiente/ MovimientosSociales/ inmigrantes.htm



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