INDUSTRIALIZACIÓN Y COMERCIO CAPITALISTA: ARABES Y PALESTINOS EN TEGUCIGALPA(Parte Final)
Dominicales 28 agosto, 2011
Por: Esther Garwer y Rolando Zelaya y Ferrera.
En
el caso particular de Tegucigalpa, la mayoría son palestinos
originarios de tres pueblos pequeños: Beth Leghem, Bet Sahur y Bet
Jala., en su mayoría cristianos u ortodoxos, tolerados por los
musulmanes para cuidar los lugares santos evitar las guerras que ponían
en peligro la vida de los peregrinos. (Entrevista hecha a Adolfo
Facusse, 2008)
Los inmigrantes de Medio Oriente lograron insertarse dentro del
desarrollo económico promovido por las empresas bananeras
norteamericanas en la costa norte de Honduras. Si bien es cierto que su
inserción en la sociedad local fue lenta ellos mismos buscan la manera
de acelerarlo, y aunque al principio se crea la tradición de traer
esposas del lejano oriente, por la razón antes mencionada se dan casos
de palestinos que se casan con hondureñas integrándose de esta forma más
rápido al contexto social hondureño. Por ello, es en la Costa Norte
donde se empiezan a integrar a la sociedad inmigrantes árabes y
palestinos: Constantino Niní (primer árabe registrado en Honduras),
Salomón Handal (primer árabe anunciado como comerciante en San Pedro
Sula), Jorge José, los hermanos Sikaffi, los hermanos Moisés, Nicolas
Gabrie, Domingo Larach, Elías Yacamán, Miguel Kawas, Salomón Marcos,
César Abud, Abraham Musa, Bishara Handal, Sabas Larach, Constantino
Larach, Juan Andonie, S. Panayotti, la familia Dip, Francisco Saybe,
Miguel Handal y Jacobo Jaar entre otros.
Esta primera inmigración que ocurre durante los últimos 30 años del
siglo XIX, saturo la plaza de trabajo en la costa norte, muchos de los
nuevos migrantes árabes estudian entonces la posibilidad de moverse a
otras partes de la república donde haya más oportunidades de trabajo.
Por otra parte, la malaria y el paludismo en la costa norte era aún el
azote de muchos debido a que el tratamiento no era lo suficientemente
conocido por todos, lo que permitía que aún fuera mortal para la
población. Si bien es cierto las compañías bananeras lograron
desarrollar el DDT como un elemento extinguidor de la plaga de zancudos
común en la costa atlántica de Honduras, también es cierto que como
resultado inmediato aumentó la población de trabajadores e inmigrantes
que al final, sobresaturaron la región como plaza de trabajo. Ante los
motivos anteriores, el centro del país se volvió un lugar llamativo para
los palestinos que fueron capaces de notar no solo el fuerte trasiego
humano producto de la necesidad de viajar a California por una ruta más
barata (recordemos la fiebre de oro de finales del siglo en dicho lugar)
sino también el movimiento ocasionado por el laboreo de las minas de el
Rosario y Milla 3 en San Juancito. De hecho, Comayagua y Tegucigalpa,
por ser capital del país y por estar cerca de la zona comercial de San
Juancito. El movimiento era tal que muchos de los árabes realmente
estaban interesados en ubicarse en esta franja del territorio hondureño,
pero debido a falta de capital o de oportunidades se vieron obligados a
quedarse en la costa norte. El centro de Honduras se volvió el próximo
punto a explotar comercialmente con miras a desarrollarse
individualmente. Eduardo Curi, originario de Beth Sahur, Palestina, fue
el primero en llegar a Tegucigalpa para dedicarse al comercio. Otros
decidieron aprovechar las oportunidades de trabajo que se dieron en el
momento, como el abuelo de Don Adolfo Facusse, quién trabajó para las
mineras en El Mochito como ingeniero de puentes durante varios años,
aunque posteriormente se movió hacia la capital con su propio negocio.
Asentados los primeros palestinos, parientes cercanos y lejanos
empiezan a emigrar hacia Honduras en un flujo migratorio significante,
interactuando con la población local que lo permitía. Debido a ello,
entre 1910 y 1930 este proceso migratorio se aceleró y fue frenado por
el gobierno local con la nueva Ley de Inmigración de 1929 que
obstaculizó la entrada de estos grupos, aunque el proceso de inserción
social continuó acelerándose gracias a la inserción de los hijos de los
inmigrantes en diversos sectores del dinamismo social hondureño, ejemplo
de ello son los casos de la compositora musical Lidia Handal y de la
escritora Emilia Yacamán de Bertot; de deportistas como Antonio Yacamán y
Alfredo Belot; o en el aparato productivo como el caso de la familia
Sikaffy y su incursión en el cultivo del café. Como apuntamos antes y a
diferencia de otros grupos, los inmigrantes de Medio Oriente no
intentaron transmitir lengua o costumbres más allá de lo necesario a las
nuevas generaciones. Una actitud de incorporación a la sociedad
hondureña como actitud de grupo es visible no sólo en el hecho de que la
mayoría solo hablan español o inglés, sino también en el hecho de
compartir la misma escuela, la misma universidad, inclusive la misma
religión. El hecho de que los inmigrantes fueran cristianos les facilitó
su incorporación en Tegucigalpa ya que compartían las mismas creencias
de los locales. Por otra parte, su inserción dentro de la economía local
les brindó rápidamente la oportunidad de codearse con las esferas más
altas de poder económico y político de la localidad. Contrario a otras
ciudades del país, en Tegucigalpa lograron organizarse primero en la
Sociedad Unión Juventud Árabe, publicar un semanario y tener un programa
de radio llamado “La Hora Árabe”. Aunque tampoco podemos hablar de una
aceptación total o si fue mucho más amplia de la que lograron en San
Pedro Sula o Ceiba.
Su primera incursión en la política fue un hecho casual: durante la
guerra civil contra Rafael López Gutiérrez se acusó a los árabes y
palestinos de militar a favor de Tiburcio Carías Andino, por lo que
sufrieron violencia, robo y despojo. Una vez con Carías en el poder, el
caudillo en agradecimiento procuró tener las mejores relaciones con
ellos, tanto que se llegó al extremo de que el General Carías llegara a
ser compadre de Salomón Barjúm. La colonia árabe en cambio, fortaleció
la relación a través de concesiones y regalías a los grupos de poder de
ese entonces. Para los años 60, es perceptible su inclusión en la
política nacional por medio de los partidos políticos, no solamente
porque se les da la oportunidad de votar como hondureños (realmente, ya
lo eran por nacimiento) sino también de escalar posiciones de dirección
al interior de los gobiernos. Con el ascenso a la presidencia del
General Tiburcio Carías en 1933, se percibe por primera vez una
vinculación entre los grupos de poder político del país y los
inmigrantes árabes. Al mismo tiempo, ya no sólo se preocupan por
realizar inversiones en el sector comercial, sino también en otros
rubros de la economía. De esa forma empiezan a in¬vertir en fábricas
textiles, en la industria del tabaco, la industria azucarera, la
caficultura, etc. A partir de 1949, con el gobierno de Juan Manuel
Gálvez, se impulsa la modernización económica, política y social del
país. Con ello, los árabes y palestinos, así como sus descendientes,
empiezan su consolidación económica, ya que a la par del desarrollo
capitalista que se fomenta en el país, se trans¬forman en fuertes
empresarios, invirtiendo sus capitales acumulados varios años atrás en
el sector industrial, co¬mercial, financiero y agropecuario del país.
Este último punto es de vital importancia en la histo¬ria
contemporánea de Honduras, tomando en cuenta la posición que ostenta
actualmente el grupo de ascendencia palestina en la economía nacional.
Hacia finales de la década del 80 los grupos descendientes de los
inmigrantes de Medio Oriente, representaban el sector más importante en
la ‘ estructura de la oligarquía financiera del país, ya que controlaban
el’ 26.47% de la inversión financiera,; sobre¬pasando la inversión
total de las compañías transnaciona¬les, quienes controlaban el ,22.51 %
del total de la inversión financiera en Honduras. Todo esto ha
provocado que, lejos de sentirse árabes o palestinos, las nuevas
generaciones se sientan hondureñas, por haber nacido en este país. La
mayoría de los inmigrantes de este grupo ya eran tercera generación
familiar en Honduras hacia los años 30 y de hecho ya habían nacido en
territorio nacional, volviéndose por ello hondureños por nacimiento. Así
que, está bien fundamentada la intención de tomar parte en todo lo
relacionado a la sociedad hondureña: arte, educación, deporte, religión o
política, este último con mayor énfasis ahora en el siglo XXI. De
hecho, actualmente, de cada 22 árabes en Tegucigalpa, apenas 2 son
residentes, los demás son naturalizados o en el mejor de los casos, son
nacidos en Honduras; todos ellos son descendientes llegados al país en
las oleadas migratorias de 1915 a 1930, o sea que son cuarta o quinta
generación; sus ancestros provienen de Palestina, Bet Yala, Bet Sahur,
Bet Lehem, El Cairo, Alejandría, Rabat, Marruecos, Yunitta, Líbano,
Libia, Sidón, Gizeh y Zaguata. Interesante es el hecho de que la mayoría
vienen auxiliados por familia ya establecida en el país, unos pocos
viajan por cuenta propia, pero todos viajan en busca de mejora
económica, o huyendo de la guerra, pero en muy pocos casos por razones
familiares, es decir, pueden venir ayudados por la familia pero no para
estar con ella, la independencia en busca de destinos personales se
respeta mucho entre ellos. De todos los inmigrantes de este grupo solo
uno trabajo como empleado y por corto tiempo, los demás (la mayoría)
trabajaron por cuenta propia, razón que los mantiene viviendo en
Tegucigalpa permanentemente, aunque comparado con la costa norte, son
solamente una quinta parte del total de inmigrantes de Medio Oriente,
los que residen en la capital.TRANSFORMACIÓN SOCIAL Por: Esther Alexandra Garwer |
SOBRE LOS DESCENDIENTES DE INMIGRANTES DEL MEDIO ORIENTE, JUDÍOS Y CHINOS EN HONDURAS
Para
los hondureños, hablar de desarrollo socio-económico y político del
país, es hablar frecuentemente de aquellas familias de ciudadanos que se
destacan y despuntan por ser los principales líderes y empresarios de
los más importantes emporios comerciales locales, mismos que a su vez
los hace acreedores, tanto del poder económico como de una gran
influencia política dentro del país; entre ellos figuran, de acuerdo a
la actividad que realizan: 1).- En lo Político: Mario Canahuati, Adolfo y
Mario Facusse, la familia Rosenthal, Starkman, Goldstein, Maduro;
William Chong Wong; Rigoberto Chang Castillo; Leticia MaTay, entre
otros; 2).- En lo Económico y Comercial: Juan Sikaffi, Seidel, Schacher,
Andonie, Bendeck, Kaffaty, Hasbum, Kaffie, Kattán, Asfura, Mena,
Mahomar, Barjúm, Salamé, Atuán, Nasralla; los Wolozny, Kestembaum; los
Yip, Quinchon León, Quan y Yu-Shan (la comunidad china presionando
porque Honduras entre en tratos comerciales con China continental) y
3).- En lo social: Lidia Handal, Juliette Handal, Emilio Larach; Rodrigo
Wong Arévalo, Napoleón Ham, Sergio Chiuz.
En el caso de los inmigrantes de medio oriente y oriente, su
imbricación en el desarrollo comercial y posteriormente industrial tiene
gran trascendencia para entender los esquemas económicos que han sido
utilizados como modelos de desarrollo en el país. Esta investigación ha
arrojado posibles respuestas a nuestras hipótesis planteadas, como
también nos ha mostrado grosso modo el lado obscuro de la inmigración:
la corrupción y la necesidad de estar cerca de los círculos de poder.
Nuestra primera hipótesis plantea la posibilidad de que estos
primeros inmigrantes se mueven a la capital por ser ésta la que ofrece
ciertas particularidades en cuanto a salud y educación que no se
ofrecían en otras ciudades del país, tales como la Universidad Nacional,
el hospital San Felipe, clínicas y escuelas privadas, mejor clima e
inclusive una mayor cercanía a otros puntos del territorio nacional por
estar casi en un punto equidistante de ambas cosas, lo que facilitaba el
comercio marítimo vía Amapala o Puerto Cortés, aprovechando para ello
las políticas migratorias de los gobiernos de turno. La poca
competitividad en este ámbito, permitió el desarrollo económico de los
grupos en cuestión libres de presiones producto de una sobrepoblación
local, sino que por el contrario, con todo un mercado a la orden del
día, una demanda constante con una facilidad de oferta abundante. Por
otra parte, lo que nos han dejado entrever los documentos en esta
investigación preliminar es como la corrupción alimenta la necesidad de
estos grupos de permanecer cerca del poder para protegerse. La mayoría
de los inmigrantes con excepción de los de oriente medio, fueron
personas formadas universitariamente, su nivel de escolaridad y el haber
crecido en sociedades maduramente capitalistas les permitió detectar
las facilidades de un gobierno pueblerino y de cómo aprovecharlas en
beneficio propio. De allí la necesidad de estar cerca del poder.
Nuestra segunda hipótesis plantea que, los inmigrantes a partir de la
segunda generación se involucran más con el país por desarrollar un
cierto sentido de nacionalidad y pertenencia, pero que dadas ciertas
situaciones de marginamiento social por la sociedad hondureña de aquella
época, se vieron en la necesidad de ingresar en los últimos años a la
política a fin de cuidar sus intereses de grupo. Basados en el
descubrimiento anterior, se evidencia que las familias de inmigrantes no
se han integrado en realidad a la sociedad hondureña, sino al círculo
social que ejerce labor de dominación sobre esta sociedad; por ende,
estos “extranjeros nacionales” a su vez, han compartido la falta de
acceso al gobierno propuesta por ese círculo local, contribuyendo a
alejarla del resto de hondureños que vive sin asociaciones con ninguno
de ese círculo. De ahí que, la inserción de estas subculturas en la
cultura hondureña no ha provocado una interacción totalmente positiva:
si bien es cierto sus costumbres, modo de vida y en algunos casos hasta
la dieta alimenticia, han pasado ha formar parte de la hondureñidad
actual, también es cierto que la forma en que se adscriben a nuestra
sociedad, no sólo han permitido su posicionamiento social como
económicamente poderosos sino que también han pasado a formar parte de
los grupos políticos de nuestro país; en otras palabras, el poseer el
poder económico les ha permitido pactar con los detentores del poder
político en detrimento del hondureño nativo, que se vuelve incapaz de
ejercer su propio dominio, manejar las situaciones de su propio
desarrollo económico e inclusive disfrutar de su propia nacionalidad. No
ha habido un salto de lo económico a lo político porque ellos siempre
han estado detrás del poder, lo que ha surgido es la participación
directa de ellos por cuanto es notorio actualmente que les vean como
hondureños. Sin embargo, para los hondureños nativos y herederos de esta
tierra y de su conformación inicial como grupo mestizo, es cuando ser
hondureño, se vuelve un acto de fe.
Aún falta ahondar en muchas de las situaciones antes descritas, ya
que este es solo un preliminar de investigación y sentimos que apenas
hemos tocado la punta del iceberg: en este sentido será necesario
conocer de los demás gobiernos y establecer alguna conexión entre el
despacho 696 en tiempos de Carías y el fraude del Chinazo durante el
período de Carlos Roberto Reina. Por otra parte, se hace necesario
también investigar las actividades económicas de los inmigrantes con más
detenimiento, para muestra un botón: de acuerdo al historiador Jorge
Amaya los Rosenthal son dueños del 10% de la riqueza de este país…Ahora
nuestro reto es dar respuesta a inquietudes planteadas tales como:
¿Porqué la mayor parte de la riqueza del país no está en manos de
hondureños? ¿Incide en esto la herencia colonial de los grupos de poder
que jamás se han sentido parte del país por heredar esa ausencia de
patria del criollo colonial, misma que han tratado de encontrar primero
en Francia y después en Estados Unidos, generando con ello una clase
política mentalmente extranjera y que considera que el país es una
hacienda de su propiedad y que sólo otros extranjeros como ellos pueden
usufructuarlo en beneficio propio? ¿Dónde queda entonces el verdadero
hondureño si está regido por “extranjeros nacionales” que aún por medio
de sus sistemas educativos (bilingües) propugnan por la conservación de
su casta por encima de la nacionalidad y aún del mismo concepto de
nación? De hecho… ¿Cuál sería entonces el concepto de nación en
Honduras?
BIBLIOGRAFÍA
Garwer, Esther Alexandra y Zelaya y Ferrera, Rolando Francisco, investigación acerca de los inmigrantes de Medio Oriente, Judíos y Chinos en Tegucigalpa, 2008 disponible en su versión electrónica en http://www.historiadehonduras.hn/ Historia/ Independiente/ MovimientosSociales/ inmigrantes.htm |
FACEBOOK: http://www.facebook.com/pages/Historia-de-Honduras/
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